Desde el primer minuto de metraje, Dunkirk arrastra al espectador a una espiral de agónica acción que no da ni un instante de tregua, una lucha por la supervivencia que los diferentes personajes afrontan con una mezcla de estoicismo, resignación y espíritu de sacrificio –bastante alejado del simplón heroísmo hollywodiense–, que se combina de forma natural y sin moralinas ni intención de juzgar con episodios de derrotismo, miedo y afán de supervivencia individual más allá del grupo.
Con una flagrante ausencia de diálogos –por otra parte innecesarios– y escasas concesiones, Nolan se transmuta en Keegan para jugar con el espectador a su voluntad, haciendo que sienta en sus carnes la vulnerabilidad en las playas ante el aterrador bombardeo en picado de los Stuka, la claustrofobia de la bodega de un barco que se hunde irremediablemente ante el impacto de un torpedo o la precariedad de la cabina de un Spitfire, en medio de un magistral uso de los tiempos en que se desarrolla la acción. He de confesar que, siendo como soy espectador habitual de cine bélico, pocas películas me han hecho sentir tal cúmulo de sensaciones, y tan a flor de piel, como Dunkirk, que me reconcilia con un género que en los últimos tiempos me producía cierto hartazgo.
Y si hablábamos de lo innecesario de los diálogos, también lo es otorgar corporeidad al enemigo, de contundente pero invisible presencia a lo largo de todo el film, cuya no caracterización deja toda tentación/interpretación maniquea fuera de la ecuación. Porque Dunkirk no es una historia de buenos contra malos, ni siquiera de aliados contra alemanes, sino del ser humano frente a la tragedia sin rostro de la guerra.
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Etiquetas: Dunkerque, Dunkirk, Segunda Guerra Mundial
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Comparto tu opinión. Sólo una cosa. En teoría había cuatrocientos mil hombres en la playa, ¿correcto? En la película no da esa sensación en ningún momento.
En nuestro número de Dunkerque, Tom Bembow (King’s College London), autor del artículo «Operación Dynamo, la evacuación de Dunkerque», afirma que aunque la imagen que nos ha quedado grabada es la de las playas, el 70% de los efectivos fueron evacuados desde el puerto, no desde las playas. Dynamo preveía la evacuación de 45 000 efectivos en dos días; la operación terminó durando nueve, en los que se evacuaron un total de 338 000 efectivos, 123 000 de ellos franceses.
Hola Javier, no he visto la película, pero durante toda mi vida, siempre he tenido la sensación, por lo que he leído y por los acontecimientos que vinieron después, que los alemanes «no hicieron sangre» (y lo entre comillo mucho), en la huida porque querían intentar ese trato con Inglaterra tan ansiado para hacer frente común contra Stalin.
Nunca sabremos porque se dieron esas ordenes de alto, que detuvieron los tanques.
Espero ver la película mu pronto.
¿que opinas tu sobre esto?, ¿realmente fue así?
Un saludo
Hola Alberto, las razones que se han dado para explicar la detención de los Panzer son de lo más variopintas, hasta el punto que le dedicamos un artículo a este tema en nuestro número de Dunkerque a cargo de Karl-Heinz Frieser, autor de El mito de la Blitzkrieg. La que comentas es una de las supuestas razones que este autor desmonta en su artículo, alegando en cambio que fue fruto de la lucha interna entre Hitler, que se había visto relegado del mando militar, y su alto mando en cuanto a la dirección de la guerra.
Que buena reseña, gracias. De primera mano quisiera expresar que aún no he tenido la oportunidad de ver este nuevo retoño del señor C. Nolan, pero diría sin temor a equivocarme, que es una obra maestra. El cine británico y sus conceptos siempre me han llamado la atención y por supuesto sus directores también. Nuevamente gracias.
Y qué opinión le merecen las escenas aéreas?
La verdad es que me encantaría que Nolan se atreviese a hacer el remake de La batalla de Inglaterra. Y por poder, yo creo que podría, tanto artística, como comercialmente, porque Dunkerque va a ser éxito en taquilla seguro
Se le ha criticado que aparezcan pocos aviones, pero en mi opinión las escenas aéreas son sublimes, mezcla de elegancia y claustrofobia, y el bombardeo en picado de los Stuka con su característico silbido produce auténtico terror.
Muy de acuerdo con lo que dices del punto de vista de Nolan. Eso hace que la película tenga un ritmo no visto en el cine bélico.
Pero…. el haber titulado la película Dunkerque y decirnos que un gran ejército está allí, hace que esa playa, sea un poco como Marte o un sitio de vacaciones abandonado, cuando sabemos que estaba abarrotado.
De hecho hay una secuencia de otro director que llega a convencerte más de esa idea.
https://www.youtube.com/watch?time_continue=4&v=QijbOCvunfU