En las últimas décadas empiezan a esclarecerse algunas lagunas: el proyecto de restauración del Parque Arqueológico de Pompeya (Grande Progetto Pompei) está poniendo al descubierto una parte de la región V (el llamado Cuneo; “cuña”) para prevenir los riesgos causados por la presencia de estratos de acumulación volcánica –que alcanzan casi tres metros de altura– en las proximidades de las zonas excavadas, mientras que a partir del 2000 se han llevado a cabo una serie de intervenciones estratigráficas realizadas por equipos de investigación procedentes de todo el mundo que han individualizado construcciones que remontan a la etapa arcaica, así como viviendas enteras correspondientes a época samnita (siglos III-II a. C.) sepultadas bajo los edificios hoy en día visitados por miles de turistas. En una síntesis rápida, estas son las principales novedades que han puesto al descubierto los trabajos realizados por el Grande Progetto Pompei.

La ciudad arcaica (siglo VII a. C.-comienzos del V a. C.)

Los descubrimientos más significativos refieren a las principales áreas de infraestructura de la ciudad, las zonas públicas, santuarios y amplios sectores de vivienda. En la zona comprendida entre la puerta de Herculano y la puerta del Vesubio y cerca de la puerta Nocera se han realizado algunos sondeos a lo largo de la muralla, de los que se han reconocido hasta siete fases que van desde el siglo VI hasta el I a. C. En la primera fase, ya conocida a través de las excavaciones realizadas en los años veinte del pasado siglo, la fortificación de Pompeya, que circundaba ya la superficie completa de la ciudad romana, estaba constituida por unas pocas hileras de bloques de tufo local (el llamado “pappamonte”) que debían constituir la base de un aterrazamiento quizá reforzado por una empalizada de madera. Bajo la actual torre de Mercurio se ha identificado una puerta que accedía a la ciudad atravesando una calle recta y amplia (la actual vía de Mercurio), pero el acceso fue clausurado en el momento de la reconstrucción de la muralla, esta vez realizada mediante bloques de caliza y un recubrimiento interno de tierra; una técnica que imitaba las fortificaciones construidas en las vecinas colonias magnogriegas, como Cumas. La cronología de estas dos fases ha sido fijada en el siglo VI a. C. y las primeras décadas del siglo V a. C. respectivamente.

Pompeya

Restos de la muralla arcaica de Pompeya cerca de la puerta Nocera. Excavaciones de la Universidad de Alicante, 2009.

En el sector septentrional de la ciudad, la región VI o Salaria, algunos sondeos realizados en el camino no enlosado en época romana han documentado que las estructuras más antiguas corresponden al siglo VI a. C. y por tanto coetáneas a la primera fase de las murallas.

Pompeya

Pompeya, callejón del Fauno. Estratigrafía de los niveles de la calle. El nivel inferior se fecha en época arcaica. © Fabrizio Pesando

En el decurso de las investigaciones y sondeos realizados con motivo de la restauración de algunos edificios públicos y sacros (la basílica, los edificios municipales del foro o el templo de Apolo) se ha establecido que la plaza foral, que en el pasado ya fue objeto de numerosos tanteos estratigráficos, estaba en origen rodeada de tiendas utilizadas para la producción de exvotos destinados al vecino santuario de Apolo además de para la salazón de pescados y carne, una actividad muy característica de Pompeya (su garum era en efecto famoso) para la cual se explotaban las salinas situadas en la costa (las salinae Herculaneae que citan las fuentes  clásicas).

En la zona extra muros, en el santuario de fondo Iozzino, en el cual para época samnita se documenta un culto dedicado a Ceres, se ha descubierto una amplia zona votiva constituida por armas y vasos de bucchero empleados para las libaciones (véase Arqueología e Historia n.º 21: Los etruscos). Los grafitos hallados en algunas de estas piezas, datables en el siglo VI a. C., registran el nombre de los oferentes, casi siempre de origen etrusco, mientras que en otros casos incluso aparece el nombre de la divinidad tutelar del santuario, definida genéricamente como “padre” (en etrusco, ´Suri).

Pompeya, santuario arcaico de fondo Iozzino. Vaso en bucchero con inscripción etrusca (Pompei e gli Etruschi, exposición en Pompeya, 2018).

En la zona de hábitat en la que se han realizado sondeos estratigráficos han aparecido bastantes restos de zócalos realizados con bloques de pappamonte, generalmente asociados a niveles de circulación que han ofrecido restos de objetos de uso cotidiano correspondientes al período arcaico. No sabemos si estos bloques, siempre orientados en relación a las calles, sirvieron como subestructuras de contención del terreno o como auténticos fundamentos para edificios construidos con tierra y madera. La difusión capilar de esta estructura por toda la explanada de Pompeya protegida tras las murallas demuestra que, en la etapa arcaica, la ciudad estaba extensamente poblada, con casas construidas con intervalos de espacios libres quizá de uso colectivo (huertos, jardines o pequeñas áreas sacras como la identificada cerca de la casa de la columna etrusca). La imagen que de ahí emerge es por tanto la de un asentamiento floreciente ya estructurado en la forma de la ciudad y con una aceptable capacidad económica, gracias a la cual la comunidad pudo construir templos (el de Apolo junto al foro y el de Minerva en la zona del foro triangular), murallas, calles, tiendas y casas, exactamente del mismo modo que ocurría en esa misma época en ciudades vecinas mucho más ricas y poderosas, como la etrusca Capua o la griega Cumas.

El “período oscuro”

También la ausencia de hallazgos puede ofrecer información muy útil. De todos los sondeos realizados se deduce que, tras la expansión de la zona habitada durante la etapa arcaica, Pompeya sufrió una importante recesión. Durante el siglo V y la primera mitad del IV a. C., no se construyó nada; los templos no recibieron más ofrendas y no fueron restaurados, mientras que los habitantes parecen haber reducido su número. Este período de dificultades no solo afectó a Pompeya; el cambio de poblamiento en la Italia antigua comportó de hecho el final de la influencia griega y etrusca en Campania, cuyas principales ciudades fueron conquistadas por tribus procedentes de los Apeninos, seguramente nómadas, que desde entonces se conocerían como campanos y samnitas. Fueron estos últimos, según indican las fuentes literarias antiguas, los que dominaron Pompeya durante algunos siglos.

La ciudad samnita

Entre los siglos V y II a. C. se desarrolla la ciudad que hoy conocemos. El “siglo de oro” de Pompeya coincide con el siglo II a. C., cuando fueron construidos o restaurados los principales edificios religiosos y públicos (reconstrucción del templo de Apolo, edificación del templo de Júpiter, el área sacra del foro triangular, el macellum y la basílica). Pero este súbito desarrollo, ligado a factores externos como la expansión del dominio romano en Oriente, en el que Pompeya participó como aliada, fue precedido por un período de lento crecimiento, testimoniado a partir del hallazgo de algunas casas construidas entre finales del IV y finales del III a. C., que fueron intencionalmente destruidas y sepultadas en el decurso de sucesivas reformas. Algunas de estas casas pertenecían a la aristocracia samnita del siglo III a. C.: construidas al modo de las ricas domus con atrio, estas viviendas se proyectaron según un modelo preexistente y permanecieron casi intactas hasta el momento de la erupción. Las excavaciones realizadas en una de ellas (la casa de la flota, en la región V) han permitido fijar la construcción a finales del siglo VI a. C. y descubrir los restos de una rica ornamentación pintada en el primer estilo, datable a comienzos del siglo II a. C., destruida y fragmentada y arrojada en una fosa en el transcurso de la reforma del sector residencial.

Casa de la flota, friso pintado en el primer estilo. © Fabrizio Pesando

Incluso la clase media vivía en casas de cierto nivel, construidas en piedra o en arcilla prensada. Un ejemplo muy significativo es el de la protocasa del centauro, que presenta una planta muy simple, constituida por tres estancias residenciales colocadas una al lado de la otra y abiertas a un pequeño patio transversal completamente cubierto. En la estancia principal, cubierta en el siglo II a. C. por un gran impluvio fabricado en tufo, se ha descubierto un pavimento de mosaico con téseras de caliza blanca en el centro y una orla de ladrillo cocido. Se trata del mosaico más antiguo hasta ahora descubierto en Pompeya, muy similar a pavimentos del mismo tipo hallados en Magna Grecia, Sicilia y el Lacio. En el decurso del proyecto de investigación “Releer Pompeya” se han excavado íntegramente ocho casas sucesivamente destruidas y cubiertas y realizado decenas de sondeos que han permitido obtener datos de extrema importancia sobre la estructura, la construcción y la ornamentación de las casas pompeyanas del siglo III a. C.

Protocasa del centauro, excavaciones de 2010. Bajo el impluvio en tufo del siglo II a. C. se puede observar el pavimento con un emblema en mosaico que ornamentaba la estancia principal de la casa del siglo III a. C. © Fabrizio Pesando

Excavaciones e investigaciones del Grande Progetto Pompei

Durante las labores de restauración y consolidación del Parque Arqueológico de Pompeya se han venido realizando excavaciones en varios edificios públicos y privados y, en algún caso, los resultados de los sondeos se han hecho visibles. En el jardín de la casa de los cinco pisos (VIII.2.14-16) se han descubierto restos pertenecientes a dos casas situadas en las proximidades del límite de la explanada, reforzada en aquel punto por la muralla. De la más antigua puede verse su elegante impluvio, del siglo II a. C., que fue sustituido por el peristilo de una domus más amplia en época imperial. En el callejón de Tesmo, el sector septentrional de una ínsula (IX.3) ha sido liberado de una acumulación de escombros antiguos, poniendo al descubierto la ocupación de esta por negocios y casas decoradas con pinturas del tercer estilo. Su destrucción fue quizá causada por la necesidad de reconvertir esta zona, cercana a las grandes termas centrales y todavía en construcción en la etapa de la erupción, a otros usos. Por otra parte, fuera de la puerta Estabiana se ha individualizado otro sector de la necrópolis, a la cual pertenece el mausoleo de un personaje de cierto rango, recordado mediante una larga inscripción que sintetizaba sus méritos. No conocemos el nombre de su propietario, pero una serie de indicios han llevado a identificarlo con Cneo Nigidio Mayo, quien ostentó altas magistraturas en Pompeya en distintas ocasiones.

Muchas publicaciones en la prensa han recordado recientemente algunos de los descubrimientos realizados en la zona del “Cuneo”, donde está apareciendo un pequeño sector de la ciudad destruido por la erupción. En la casa con jardín, una domus transformada en almacén, todavía puede leerse una inscripción realizada con un carboncillo en la que se recuerda una operación de cargamento realizada con fecha de 17 de octubre en un almacén de aceite. Esta inscripción, junto con otro grafito de un presupuesto realizado para un trabajo breve a realizar a partir del 1 de noviembre, hallado hace años en una pared una la villa marítima situada cerca de Torre del Greco (villa Sora), constituyen fuertes indicios para repensar la fecha de la erupción del 79 no el 24 de agosto como suele aceptarse, sino el 24 de octubre. Ambas inscripciones son anotaciones destinadas a ser borradas poco tiempo después de su realización, y por tanto redactadas probablemente el mismo año de la erupción.

Excavación del “Cuneo” en la región V. Inscripción que indica una fecha del 17 de octubre (quizá del año 79) en la casa con jardín. © Huffington Post Italia

Por otra parte, la pequeña casa de Júpiter destaca por la conservación de importantes restos de una decoración antigua, del primer estilo, correspondiente al siglo II a. C. Además de la pintura, la casa ha conservado también dos mosaicos figurados de gran interés, aunque no de especial calidad. En ellos se narran los hechos del héroe Orión, de su fama de cazador implacable, capaz de capturar y matar presas excepcionales (cocodrilos o leones), y su transformación en constelación, circundado de otros grupos celestes como la Serpiente, el Escorpión y quizá la Osa. La total ausencia de paralelos en pintura o mosaico nos empuja a pensar que el modelo iconográfico de esta escena quizá se hallaría en los libros ilustrados de astrología, como los escritos en el siglo III a. C. por Arato de Solos (Fenómenos) y Eratóstenes (Catasterismos).

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