Alzamiento de Varsovia

Tadeusz «Bór» Komorowski, uno de los líderes de la resistencia polaca y protagonista del Alzamiento de Varsovia. Fuente: Wikimedia Commons.

La resistencia en los países ocupados durante la Segunda Guerra Mundial, muy mitificada por Hollywood, suele estar asociada a la imagen de jóvenes franceses ataviados de boina, camiseta a rayas y un sempiterno cigarrillo en la comisura de la boca. Nada más lejos de la realidad, y si bien el maquis francés cobró un gran auge, no resultó ser ni el mayor ni mejor movimiento partisano, siendo superado ampliamente por el yugoslavo, soviético o la resistencia polaca. Esta última conseguirá lograr un altísimo grado de organización estructurada en el denominado «estado clandestino«, dando lugar a uno de los mejores sistemas de resistencia armada contra la ocupación nazi.

Armia Krajowa, la creación de un ejército clandestino por la resistencia polaca

Septiembre de 1939, la invasión alemana-soviética propicia la partición de Polonia en dos zonas de ocupación delimitadas por los cauces de los ríos Pisa, Narew, Bug y San. Dividido el país, los alemanes incorporan al Reich parte del territorio mientras que el resto queda englobado en una entidad denominada Gobierno General bajo la autoridad de Hans Frank. En la zona soviética la ocupación no fue menos dura y al exterminio de la oficialidad polaca en Katyn se añadiría la deportación forzada a la URSS de miles de civiles para su uso como mano de obra.

Es en este crisol donde el 27 de septiembre de 1939 un grupo de oficiales de la resistencia polaca forjan el Służba Zwycięstwu Polski o Servicio para la Victoria de Polonia. De este germen surgirá en enero de 1940 el Związek Walki Zbrojnej o Liga de la Lucha Armada (ZWZ). Supeditada al gobierno polaco en el exilio con Władysław Sikorski como primer ministro, el ZWZ bajo el mando de Stefan Rowecki «Grot» será el encargado de dar impulso a la resistencia polaca. En febrero de 1942, esta creciente estructura militar pasará a ser conocida como Armia Krajowa, Ejército del Interior, y a pesar de la detención de Grot en junio de 1943, su sucesor Tadeusz «Bór» Komorowski no cejará en su labor de incrementar sus fuerzas de cara a una futura insurrección armada.

Se estima que, entre 1941 y junio de 1944, el Armia Krajowa participa en el descarrilamiento de 700 trenes, la voladura de 40 puentes, 25 000 acciones de sabotaje, 5700 atentados contra las fuerzas de ocupación y, desde 1943 con la lucha armada, ya se organiza en grupos guerrilleros, en no menos de 170 combates contra la fuerzas de ocupación. Todas estas acciones quedarán, desde el 18 de febrero de 1943 “firmadas” con el símbolo del ancla o Kotwica. Este icónico logo surge en el seno del grupo Wawer quien comenzó a escribir la frase Pomścimy Wawer (Vengar a Wawer) en recuerdo a una masacre de civiles polacos perpetrada en diciembre de 1939. Fusionadas la P y W en un diseño de ancla estiliza, terminará asumiendo diferentes significados como Polska Walcząca (Polonia lucha), Wojsko Polskie (Ejército polaco) o Powstanie Warszawskie (Levantamiento de Varsovia).

Muchas son las acciones de sabotaje o inteligencia que acometieron los combatientes de la Armia Krajowa, pero sin duda la denominada Operación Most, puente, fue una de las más espectaculares. En mayo de 1944, un golpe de suerte hace que una partida de combatientes polacos encuentre una V2 casi intacta en una zona pantanosa del río Bug. Tras su ocultación, se decide con urgencia transportarla a Gran Bretaña mediante el envío de un C47 que partiría desde Brindisi la noche del 25 al 26 de julio. Este aparato, perteneciente al 267º Escuadrón de la RAF, conseguirá contra todo pronóstico tomar tierra en las cercanías de Jadowniki Mokre, para una vez cargado y no antes de superar ciertas dificultades, despegar y retornar a su base de partida. Desde allí, será remitida a Londres para su estudio por parte de unos entusiastas científicos británicos.

Recreación de un soldado del Armia Krajowa, movimiento de la resistencia polaca que se enfrentó a la ocupación nazi en la Segunda Guerra Mundial. Fuente: Pawel Kolecki.

Estado clandestino en la resistencia polaca

Si bien en toda la Europa ocupada se sufrió una presión creciente a medida que la guerra progresaba, en Polonia, esta se desató de manera inmediata y con inusitada crudeza tras la invasión de 1939. Así, al reparto territorial se añadieron medidas destinadas a la eliminación de todo aquello que recordase mínimamente la existencia del Estado polaco. Para ello se procede a la clausura de universidades, se modifican los nombres de calles, se veta el acceso a la población no germana en algunos cines, parques o medios de transporte, se reduce la ración diaria a doscientas calorías y se desata un terrible proceso denominado Intelligenzaktion. Iniciado en otoño de 1939, consistirá en la ejecución sistemática de la élite intelectual del país. En una primera oleada, científicos, profesores, políticos hasta sumar unos 60 000 civiles serán fusilados para, ya en mayo de 1940, desatar la denominada AB-Aktion, Außerordentliche Befriedungsaktion (Operación Extraordinaria de Pacificación). En ella, unas 30 000 personas en las principales ciudades de la resistencia polaca serán encarceladas para, posteriormente, ser trasladadas a campos como los tristemente célebres Auschwitz, Sachsenhausen o Mauthausen. A ellos se unirán otros 3500 miembros de la intelectualidad de la resistencia polaca fusilados en Palmiry, cerca de Varsovia, Firlej, Wincentynów y en un área boscosa próxima a Bliżyn Skarzysko-Kamienna.

Ante estas medidas surge una espectacular reacción propiciada desde el gobierno polaco en su exilio londinense. Se crea un auténtico estado paralelo que sustituya las instituciones eliminadas por las fuerzas de ocupación. Este estado clandestino crecerá en tamaño y complejidad hasta en 1941 contar con cinco ramas:

  • Administrativa, formada por el responsable delegado del gobierno y a su cargo doce departamentos correspondientes a los ministerios representados en el gobierno en el exilio de Londres que se ocupaban de Educación, Hacienda, Interior, etc. Una sección, dirigida por el director del Museo Nacional, se ocupó de salvaguardar el patrimonio artístico del país. Gracias a su abnegada labor recopilando planos arquitectónicos, fueron posibles las espectaculares reconstrucciones de los cascos históricos en la posguerra.
  • Militar, formada entorno al Armia Krajowa. Contaba con secciones de inteligencia, adiestramiento, logística, etc., coordinadas mediante un Estado Mayor al mando de un militar sujeto a las directrices de los políticos en el gobierno. Será capaz de crear una industria de armamento propio que producirá granadas, lanzallamas y varias armas ligeras como la famosa Błyskawica.
  • Política, equivalente a un parlamento clandestino, contaba con representantes de los cuatro partidos mayoritarios en Polonia: Partido Socialista, Partido Nacional, Partido Campesino y Partido Cristiano del Trabajo. Controlaban las finanzas así como el reparto de cargos políticos en cada una de las secciones de la administración y del gobierno en Londres a través de sus representantes. De esta coalición quedaran excluidos el ultraderechista Narodowy Siły Zbrojone, NSZ (Fuerzas Nacionales Armadas) y los comunistas del Polska Partia Robtnicza, PPR (Partido Obrero Polaco).
  • Directorio de Lucha Civil, destinado a formar tribunales de justicia, juzgar y asegurarse del cumplimiento de las condenas. Dirigía sus esfuerzos a combatir el colaboracionismo o el castigo a funcionarios alemanes destacados por su relevancia o crueldad. Sus condenas a muerte serán ejecutadas por secciones especializadas del Armia Krajowa provenientes del Kierownictwo Dywersji o Kedyw (Dirección de Operaciones de Distracción). Entre sus acciones más conocidas destacaría el asesinato de Franz Kutschera, SS-Brigadeführer und Generalmajor der Polizei para el distrito de Varsovia el 1 de febrero de 1944.
  • Por último, la quinta rama comprendería los denominados centros de organización autónomos. Estos tenían la tarea de dar cabina y coordinar los trabajos de grupos políticos, religiosos o educativos que quedasen fuera de las responsabilidades del resto de secciones. Adicionalmente se creó un servicio de correos destinados a la comunicación personal de aquellos mensajes políticos o militares cuyos matices desaconsejasen su transmisión por otros medios. Uno de estos mensajeros alcanzará gran notoriedad al serle confiada la peligrosa tarea de recopilar y dar testimonio de los atrocidades nazis. Jan Karski, nombre real Jan Kozielewski, consesguirá regresar a Gran Bretaña donde se entrevistará con diversas personalidades británicas y, tras cruzar el Atlántico, con el presidente Roosevelt el 28 de julio de 1943. Todo ello permitirá realizar un documento que bajo el título de The Mass Extermination of Jews in German Occupied Poland será remitido por el gobierno polaco a las autoridades aliadas el 10 de diciembre de 1942.

Agosto de 1944, el Alzamiento de Varsovia

Desde 1943, el Estado Mayor polaco se planteaba diferentes escenarios operacionales para las crecientes fuerzas del AK. Así se contemplaba una insurrección nacional en caso de un colapso alemán o la llamada Operación Burza. Esta pretendía desatar acciones armadas locales que irían precediendo el ya previsible avance de las fuerzas soviéticas o incluso una insurrección en Varsovia. Para 1944, las tropas de Stalin ya habían penetrado las fronteras polacas y se dio vía libre a los comandantes locales para cooperar con sus avanzadas. No obstante, una vez finalizados los combates contra las fuerzas alemanas, los soldados del Armia Krajowa serán desarmados e incorporados a las unidades polacas procomunistas del  Ludowe Wojsko Polskie (LWP). Para los oficiales, el destino sería la prisión o su desaparición.

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Recreación de una partisana perteneciente al movimiento de la resistencia polaca Armia Krajowa. Fuente: Anna Wyszkowska.

A finales de julio de 1944, las puntas del avance soviético se aproximan a la capital polaca y esto suscita una reunión del Estado Mayor del AK en Varsovia. En ella, Bór-Komorowski plantea la disyuntiva de alzar o no sus tropas en la capital, y sobre todo, el momento de hacerlo. Durante diez días se sucederán las conferencias, en las cuales parte de la oficialidad se mostrará favorable al levantamiento, mientras otros, más precavidos y conscientes de sus debilidades en armamento, sugerirán esperar hasta la llegada soviética a los arrabales de la ciudad. Bór-Komorowski, muy dubitativo, es presionado por Monter, Antoni Cruciel comandante del AK en Varsovia, y decidirá poner a sus tropas en estado de alerta el día 25. No obstante, en una reunión de urgencia la mañana del 31 de julio, aún se mostrará reticente ante las incertidumbres que le presenta su oficial de inteligencia Iranek-Osmeki. Ese mediodía un Bór abrumado por la presión recibe a un exaltado Monter quien le comunica la presencia de carros rusos en Praga, barrio de Varsovia situado en la orilla oriental del Vístula. Tras esta noticia Bór toma una decisión y comunica a sus ansiosas tropas que la hora W será a las 17 horas del día siguiente, 1 de agosto de 1944. Desgraciadamente, Bór toma esta decisión sin consultar con el resto de su Estado Mayor y en lo que sería uno de sus muchos errores, sin hablar con Iranek, el cual llegará poco después desmintiendo la noticia. No podemos olvidar que no será hasta el 14 de septiembre cuando Praga será ocupado por el Ejército Rojo.

Con la perspectiva que nos proporciona el paso del tiempo, hoy podemos afirmar que las opciones de Bór en Varsovia eran realmente muy pocas. El 27 de agosto, la URSS reconocía como única autoridad legítima al gobierno polaco y procomunista de Lublin. Esto dejaba la liberación por sus propios medios de la capital en una de las pocas bazas políticas que le quedaba al exilio de Londres. No obstante, si políticamente la decisión podía verse como una necesidad, tomarla desde el punto de vista militar no lo era tan claro. Las tropas del AK, aunque numerosas, estaban ligeramente armadas y contaban con recursos para un par de días de combates, por lo que dependían de la llegada soviética para derrotar a los blindados alemanes en el caso que la batalla se prolongase en el tiempo. Esto supeditaba su victoria a la cooperación con el Ejército Rojo o, lo que es lo mismo, a la buena fe de Stalin. Pero para entonces, el dictador ya había dado más de una muestra de no querer actuar precisamente como un aliado de los polacos.

Acertada o no, la decisión estaba tomada y a las 17 horas, hora W (wolność, libertad o walka, lucha), el general Bór lanzaba sus tropas al asalto de las posiciones alemanas que tenían asignadas. A la hora de desplegar los batallones, tamaño nominal no real, se utilizó una estructura geográfica, adscrita a ocho distritos y una fuerza operacional al mando del Estado Mayor. Así, en el distrito II, barrio de Żoliborz, encontraríamos unidades como Zaglowiec, Zmija y Zubr que, con un plan detallado tendrían prestablecidos sus lugares de concentración y ataque. Lógicamente entre los 40 000 efectivos del área de Varsovia no todos eran unidades combatientes. Compañías de comunicaciones, propaganda, suministros y sanidad formaban el entramado de apoyo necesario, sin el cual las unidades de asalto no podrían funcionar. Un ejemplo sería el Wojskowa Sluzba Kobiet (Servicio Auxiliar Femenino), que solo para la capital contaba con 4300 miembros destinados en comunicaciones, sanidad y logística.

El arsenal disponible para tomar Varsovia no era suficiente para armar a todos los combatientes y se estimaba que el 1 de agosto se componía de 2629 rifles, 39 ametralladoras pesadas, 130 ametralladoras ligeras, 650 subfusiles, 3800 pistolas, 21 PIAT, además de gran número de granadas y cócteles molotov de fabricación artesanal e incluso un vehículo blindado bautizado como Kubus. A esta carestía se añadía la problemática de dotar a tan variado surtido de armamento de la munición necesaria, valorándose su capacidad de mantener un combate sostenido en tan solo dos o tres días.

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Comandante junto a oficiales del Ejército de Liberación Nacional Ruso (RONA) observan un mapa y discuten sobre él en el transcurso del Levantamiento de Varsovia. Fuente: Wikimedia Commons.

Durante los dos primeros días de lucha, el AK consigue ocupar amplias zonas de la capital: el casco antiguo, el batallón Kilinski consigue hacerse con el Prudential –con sus 16 plantas la construcción más alta de Varsovia– elementos del Zoska capturan la Umschlagplatz y sus almacenes en la calle Stawki. El distrito centro, Wola, la central eléctrica en Powisle, Praga, Mokotów, Żoliborz y parte de Ochota también permanecen ahora en manos del AK pero errores en la planificación, falta de tropas en puntos vitales, poco tiempo de preaviso o incluso la hora escogida en lugar del amanecer, causan que se fracase en la toma de diversos puntos clave. Así, la ciudadela al norte, la universidad, estaciones de tren, acuartelamientos, centrales telefónicas, los aeródromos de Okecie y Bielany y sobre todo los vitales cuatro puentes sobre el Vístula permanecen en manos alemanas con graves consecuencias en el futuro devenir de la batalla.

En cuanto las primeras noticias de la insurrección llegan a Berlín, un encolerizado Hitler ordena a Himmler la eliminación de toda resistencia polaca, en una acción armada que sirva de advertencia en la Europa aún ocupada. Para ello destina al Obergruppenführer Erich von dem Bach-Zelewski como responsable de sofocar la revuelta. Este oficial, con amplia experiencia en lucha antipartisana y responsable de no pocas matanzas indiscriminadas de civiles, estrecha de manera inmediata el cerco sobre las posiciones de la resistencia polaca en espera de tropas y artillería que le permita iniciar el asalto de las mismas. Entre los refuerzos se recurre a todo tipo de formaciones adscritas a las SS y pronto acuden a su llamada unidades de todo tipo, que se encuadrarán principalmente en dos grupos batalla, Kampfgruppe Reinefarth y Kampfgruppe Rohr. Ambos serán el núcleo del Korpsgruppe Bach, compuesto por hombres de muy diversa procedencia, incluso en periodo de instrucción (Grenadier Kompanie SS Junkerschule Treskau) o provenientes de formaciones no combatientes como la SS Kompanie Röntgen, cuyos miembros eran una mezcolanza de personal perteneciente al hospital SS de Posen. A estos se unirían los tristemente célebres Sonderbataillon Dirlewanger y la Waffen-Sturm-Brigade RONA, además de un conglomerado de regimientos y batallones, azeríes, caucásicos, un regimiento de montaña compuesto por personal georgiano y armenio (II/Gebirgsjäger-Regiment Bergmann) o batallones cosacos y rusos de muy baja calidad combativa.

Faltos de medios pesados, serán reforzados por blindados de destacamentos sacados de la 5.ª Panzerdivision Wiking o de la Wehrmacht, incluyendo zapadores de combate y cañones de asalto. Entre ellos destacarían el Panzerabteilung 302 (Fkl) compuesto por 24 StuG III y Goliaths, el Panzer Sturm Mörser Kompane 100 armado con dos Sturmtigers, el Sturmpanzer-Kompanie z.b.V 2018 compuesto por 10 Sturmpanzer IV además de diversas unidades de ingenieros de asalto como el Pioner-Sturm-Bataillon 500 con Sdkfz-1 y Flammpanzerwagen. A ellos se sumará el fuego de apoyo proporcionado por lanzacohetes Nebelwerfer, piezas de 105 mm, 150 mm y 3 monstruosos morteros superpesados de 600 mm. «Ziu» pertenecientes al Heeres Artillerie Batterie 638 y sus dos hermanos «Rex» y «Thor» en el  Heeres Artillerie Batterie 428. Por si fuese poco, desde los cercanos aeródromos de Okecie y Bielany se estima que tan solo cuatro Stukas del 1/SG 1, al mando del teniente Hans-Jürgen Klussmann realizarán no menos de 700 salidas sobre la capital polaca.

Con la llegada de refuerzos la iniciativa queda en manos germanas mientras las tropas del AK, salvo acciones puntuales como la toma del PAST y los intentos de asaltar la universidad, pasan a la defensiva. Durante los siguientes dos meses, la superior potencia de fuego alemana irá suprimiendo poco a poco las zonas en manos de la resistencia polaca, mientras los civiles padecen penalidades y atrocidades de todo tipo. El 5 de agosto miembros de la temible SS-Sturmbrigade Dirlewanger junto con elementos del RONA serán responsables de la posteriormente conocida como Masacre de Wola (Rzeź Woli), acabando con la vida de más de 15 000 civiles. Con el Alzamiento de Varsovia, el gobierno polaco en el exilio focalizará sus esfuerzos en el envío de material que permitiese a sus hombres resistir y ganar tiempo. Para ello se organizan lanzamientos de suministros utilizando los aviones del 1586º escuadrón de la Polish Air Force estacionado en Bari y Brindisi. A estos se unirán desde Foggia los escuadrones 31º y 34º de la SAAF y los escuadrones de la RAF n.º 148 y 178. Estos peligrosos vuelos supusieron hasta el 21 de septiembre el lanzamiento de unas 104 toneladas de suministros. Un 12 % de los 300 aparatos que participaron en las misiones de suministro fueron derribados en los peligrosos trayectos de ida y vuelta.

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Soldados de la resistencia polaca esperando al enemigo durante el Alzamiento de Varsovia. Fuente: Wikimedia Commons.

Las autoridades de la resistencia polaca también recurrieron a los EEUU pero, aunque dispuestos a colaborar, los bombarderos de la USAAF debían contar con el permiso soviético para aterrizar en su territorio, repostar y poder realizar el viaje de regreso a sus bases británicas. Desgraciadamente, no será hasta el 18 de septiembre cuando se consigue el acuerdo con las autoridades comunistas y 110 B17, operación Frantic, sobrevuelan Varsovia a plena luz del día. Una segunda misión fue aprobada, pero la negativa de Stalin impidió su realización.

Entre combates y penalidades la situación de los civiles se tornaba cada día más difícil. Intentando paliar sus penalidades, las autoridades del AK crean periódicos, panaderías, se realiza el reparto de correo o misas donde se llegan a celebrar bodas y bautizos. En este ámbito no cabe duda que las emisiones de radio Blyskawica (Rayo), en antena desde el 8 de agosto hasta el 4 de octubre, fueron un completo éxito. Sus programas siempre precedidos por los sones de la Warszawianka consistían en la lectura de poemas, noticias, comunicados y música que se trasmitían en polaco, ingles y alemán. A esta guerra de propaganda se sumará el trabajo de periodistas como Antoni Bohdziewicz, quien consigue realizar tres noticiarios emitidos en el cine Palladium, o el de fotógrafos pertenecientes al Biuro Informacji i Propagandy (Oficina de Información y Propaganda). Entre todos sobresale el trabajo de Sylwester Braun «Kris», quien armado de su Leica nos dejará un increíble testimonio gráfico de los combates y la vida durante el alzamiento.

A finales de septiembre de 1944, el AK es consciente de la imposibilidad de continuar los combates. Los soviéticos ya han llegado al Vístula en el barrio de Praga, pero, salvo un débil intento de cruce por tropas del LWP el día 15, sus fuerzas permanecen estáticas. Ante esta perspectiva y sitiados en dos barrios sin contacto con el río, el mando polaco solo persiste en la lucha buscando las mejores condiciones de capitulación. El 30 de septiembre, Bór enviará sus emisarios a Bach-Zelewski con el fin de entablar un alto el fuego que permitiese evacuar a los civiles. Fijado para el 1 y 2 de octubre alrededor de 24 000 personas abandonan la zona bajo control polaco por los corredores marcados en el acuerdo. Paralelamente, el día 2 los delegados polacos firmarán el cese definitivo de los combates, a las 20:00 horas de ese mismo día. En este acuerdo el Armia Krajowa accedía a la entrega de sus armas pero consiguiendo para sus hombres y mujeres la consideración de combatientes y por lo tanto quedar protegidos bajo el paraguas de la convención de Ginebra. Así mismo, se indica que la población civil superviviente sería respetada aunque se vería obligada a abandonar la ciudad. Durante los días 4 y 5 de octubre unos 11 600 miembros del AK abandonarán sus posiciones camino a campos de prisioneros dispersos por todo el Reich. Bór junto a su Estado Mayor serán enviados al Oflag IV-C, el famoso castillo de Colditz. En cuanto a las mujeres, unas 1700 serían remitidas al Stalag VI-C de Oberlangen donde serán liberadas el 12 de abril de 1945 por la 1.ª División Blindada Polaca.

La suerte de los civiles no pudo ser más dispar; unos 500 000 pasaron por el campo de reasentamiento establecido en Pruszków. Una vez allí serán distribuidos en otros campos, enviados a Alemania como mano de obra o dejados a su suerte en busca de abrigo y comida. Durante los dos meses que duró el alzamiento unos 200 000 no combatientes perdieron la vida junto a 15 000 soldados del AK y un número similar de tropas del Eje. El casco urbano, ya dañado por los combates de 1939 y la insurrección del gueto en 1943, sufrió nuevas destrucciones que fueron agravadas por las ordenadas por Hitler tras la batalla. Se estima que en enero de 1945 no menos de un 85% del casco urbano estaba reducido a ruinas y escombros.

Bibliografía

  • Courrier de Varsovie, Jan Nowak, Editorial Gallimard.
  • La Europa Clandestina, José M. Faraldo, Alianza Editorial.
  • No Greater Ally, Kenneth K. Koskodan, Osprey Publishing.
  • The Polish Army 1939-1945, Steven Zaloga, Osprey Publishing.
  • Varsovia 1944, Norman Davies, Editorial Planeta.
  • Varsovia 44, La Insurrección, Jean François Steiner, Plaza y Janes.
  • Warsaw 1944, Poland´s bid for freedom, Robert Forczyk, Osprey Publishing.

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