Antecedentes y consecuencias de la batalla de Guadalajara por Fernando Puell de la Villa (IUGM–UNED)
A finales de 1936, el acuerdo al que habían llegado Franco y Mussolini de emplear tropas italianas para luchar en la Guerra Civil comenzó a exceder lo previsto con el desembarco de 10 000 soldados italianos a la Península. Los éxitos iniciales de esteCorpo Truppe Volontarie durante la toma de Málaga enardecieron al Duce que, convencido de que solo gracias a su apoyo podría Franco salir adelante, presionó al general para que permitiera a sus tropas atacar diversos objetivos clave. A comienzos de 1937, el bando sublevado empleó al CTV en una maniobra envolvente en la zona de Guadalajara, pero en esta ocasión no se enfrentaban a los milicianos malagueños, sino a una fuerza que tenía ya categoría de Ejército.
El ejército popular ante la batalla por Michael Alpert (University of Westminster)
Para marzo de 1937, el ejército del Centro era ya un hecho y pronto tendría que enfrentarse al ataque del enemigo hacia Guadalajara. En este artículo Michael Alpert analiza las particularidades del proceso de militarización del ejército popular en este sector, la formación de divisiones y cuerpos de ejército, los nombramientos en la cúpula militar republicana y el papel de los militantes comunistas y de los asesores soviéticos.
La ruptura del frente y el avance del CTV por Carlos J. Medina Ávila
Guadalajara se presentaba como una oportunidad idónea para tomar la capital de España mediante una maniobra envolvente desde el nordeste. Con elevada moral tras la toma de Málaga, los voluntarios italianos encuadrados en el recién formado Corpo Truppe Volontarie, que había recibido importantes refuerzos de efectivos y materiales, llevarían a cabo el esfuerzo principal de la operación. Las divisiones de camisas negras y regulares italianos apoyadas por una fuerte preparación artillera rompieron la línea del frente republicano y progresaron bajo una prolongada llovizna y un viento gélido en un avance que no tardaría mucho en verse entorpecido por las reorganizadas líneas republicanas.
Apuntes sobre la guerra aérea en Guadalajara por Blas Vicente Marco y Carlos Lázaro Ávila
En la batalla de Guadalajara la aviación tuvo un papel decisivo ya que llevó a cabo acciones de reconocimiento, bombardeos y ametrallamiento de objetivos móviles, protección e incluso ataques nocturnos. Pese al clima adverso, la escasa visibilidad y el mal estado de las pistas y los aeródromos, ambos bandos pusieron en juego lo mejor de sus Fuerzas Aéreas, entre las que destacaban los aparatos, pilotos y asesores extranjeros, ya fueran soviéticos, italianos o alemanes. La batalla de Guadalajara fue un reflejo de la carrera por la innovación que estaba sufriendo la guerra aérea en el conflicto hispano, y en la que tomaron parte paralelamente las potencias que se enfrentarían poco después durante la Segunda Guerra Mundial.
El contraataque republicano por Hernán Rodríguez Velasco
Entre el 8 y el 11 de marzo de 1937, las tropas del Corpo Truppe Volontarie partieron de Sigüenza y Algora y progresaron en dirección nordeste-sudoeste para conquistar un amplio sector de terreno, hasta alcanzar la línea Trijueque-Brihuega. Aunque este avance no pudo lograr su propósito inicial de llegar hasta Alcalá de Henares al menos había superado a las tropas enemigas acantonadas en la zona, y su intención seguía siendo rebasar dicho obstáculo para proseguir hasta Guadalajara. Sin embargo, la situación pronto cambiaría ya que los republicanos habían concentrado un importante contingente en su retaguardia. Tras conseguir contener el progreso enemigo y consolidar sus líneas defensivas, el contraataque republicano iba a poner en graves problemas a los italianos.
La guerra célere y su aplicación en Guadalajara por Artemio Mortera
Con la llegada de Mussolini al poder, un afán por la “modernidad” sacudió toda la vida italiana. El Duce, como dictador sin oposición que era, comenzó a golpe de decreto la renovación de las instituciones, entre las que se incluían con carácter prioritario las Fuerzas Armadas, que se dotaron de nuevas teorías y prácticas de guerra, como herramienta fundamental para la política imperialista que la dictadura soñaba.
Guadalajara: ecos de una batalla en la propaganda por Francisco Sevillano (Universidad de Alicante)
Guadalajara no solo puso fin a los intentos de tomar Madrid de los sublevados, también tuvo una enorme importancia en la puesta en funcionamiento de las maquinarias propagandísticas de ambos bandos como medio para elevar la moral de las tropas y la retaguardia. La prensa, la radio y el cine participaron en esta nueva “guerra psicológica” que profundizó el antagonismo frente al “otro”. La opinión internacional no se quedó al margen del fenómeno de la propaganda, y cuando Italia no pudo seguir ocultando su participación en el conflicto tras la batalla de Guadalajara, numerosos periódicos europeos desataron campañas a favor de presionar a Italia y Alemania para que mantuvieran la neutralidad. Que Ernest Hemingway elevara el resultado del choque a “victoria mundial” en el New York Times, puso de relieve hasta qué punto se había internacionalizado el conflicto.
La derrota italiana por Dimas Vaquero Peláez (Universidad de Zaragoza)
La colaboración con el bando sublevado formaba parte de los proyectos imperialistas de Mussolini, que intentaba hacerse con el dominio del Mediterráneo, un proyecto en el que esperaba que una España franquista pudiera colaborar. El contingente italiano, que estaba ya convirtiéndose en un gran ejército expedicionario, buscaba obtener victorias que aumentaran su prestigio en acciones rápidas y decisivas. Aunque Guadalajara parecía ser la oportunidad perfecta, la incapacidad y escasa preparación de las tropas del CTV y una estimación errónea del terreno y las fuerzas del enemigo complicaron la victoria. A esto habría que sumar la rivalidad hispano-italiana que llevó a cierta falta de cooperación con Franco, al que el general italiano Roatta culpó del fracaso. Guadalajara supuso para los ejércitos del Duce el fin de 15 años de victorias, y demostró que el fascismo podía ser derrotado en el campo de batalla.
Y además, introduciendo el n.º 17: Járkov. Preludio del desastre por David M. Glantz
En el momento álgido de la Operación Barbarroja, mientras el Grupo de Ejércitos Centro alemán avanzaba sobre Moscú, el Ejército Rojo contraatacó de forma inesperada y devastadora. A principios de 1942 el contraataque dio paso a una gran ofensiva que abarcaba desde Leningrado hasta el Mar Negro. Las ofensivas soviéticas de enero y marzo en el sur de la Unión Soviética destacaron por su virulencia, el tamaño de las operaciones y el ingente número de bajas en el bando atacante, algo menor en el caso alemán. El asalto fracasado que tuvo lugar en marzo fue eliminado de los registros soviéticos, un olvido histórico que llama la atención por la cantidad de bajas que sufrió el Ejército Rojo.