Conde de Medinaceli

Castillo del Rey en Villaroya de la Sierra, Zaragoza. Este castillo junto al de la Reina, eran las fortificaciones que defendían la población que atacó el Conde de Medinaceli durante la toma de Villarroya..

Enfrentados entre 1446 y 1450 Juan II de Castilla y el lugarteniente de Aragón Juan II de Navarra, el IV conde de Medinaceli, Gastón de la Cerda y Sarmiento[1], sería nombrado por el rey castellano capitán general de la frontera con Aragón. Acuartelado en la fortaleza de Gómara, su misión sería causar el mayor daño posible en territorio aragonés e intentar tomar la plaza de Peña Alcázar[2], fortaleza situada en tierras de Soria, ocupada por los navarros desde 1447. Ante esta amenaza, Juan II de Navarra sería nombrado general de los aragoneses, aprobándose un gasto de 20.000 florines para costear los 400 caballeros que por tres meses reforzarían la frontera amenazada por el conde.

La batalla entre aragoneses y castellanos sucedería en 1448 cerca de Gómara, resultando la victoria de los primeros y la captura del conde de Medinaceli. Cautivo, el conde sería trasladado hasta Villarroya, en la Comunidad de Calatayud, para después hacerlo a Zaragoza y Bardallur, donde permanecería preso casi dos años.

Las negociaciones del rescate del conde de Medinaceli serían largas y complicadas, acordándose finalmente su liberación por 60.000 florines de Aragón. Treinta mil fueron pagados en efectivo, quedando en poder de Aragón como fianza del resto los castillos fronterizos de Montuenga, Arcos y Cihuela, propiedad del conde.

Liberado el conde[3], parecía preverse una paz general entre castellanos y aragoneses. Sin embargo la guerra se recrudecería solo un año después.

Don Gastón, muy ofendido por las infamantes condiciones del rescate impuestas, no cesaría en planear como venganza la toma de algún castillo y lugar fuerte fronterizo de Aragón. El elegido sería Villarroya[4], primera prisión del conde tras su captura. Para lograrlo sobornaría en 1452 a uno de sus vecinos, Florent Melero[5], a cambio de que aprovechando la escasez de vecinos en un día de mercado en Calatayud, a la señal y hora convenida, abriera las puertas del lugar a sus tropas[6].

Dos días después de tomar Villarroya, ocupaban también la cercana aldea de Villalengua.

Llegadas estas noticias a Zaragoza, las Cortes organizarían y costearían el reclutamiento de ochocientos jinetes y quinientos ballesteros. Su misión era muy concreta: recuperar las plazas perdidas y atacar únicamente los pueblos y señoríos más beligerantes, entre ellos el condado de Medinaceli.

Este ejército, con el apoyo de las milicias de Calatayud, recuperaría rápidamente Villalengua, pero sería incapaz de reconquistar Villarroya, resistiendo las tropas del conde casi un año y medio de asedio. Ante ello, Juan II de Navarra optaría por retirarse para guerrear en el condado de Medinaceli.

Del resultado de las cabalgadas efectuadas como venganza por las tropas aragonesas sobre las aldeas de Medinaceli, tenemos noticia gracias a un documento conservado en su Archivo Ducal[7]. Este manuscrito tiene gran valor histórico ya que detalla todas las aldeas del condado atacadas, con sus habitantes antes y después de la toma de Villarroya y el estado en el que quedaron, constituyendo una especie de censo de población. Para redactarlo se recabó información de al menos 25 testigos de diferentes localidades del Condado, quienes tras juramento contestaron a las preguntas de Pedro de la Concha. Así, el primer testigo, el clérigo Gil Martínez, declaraba:

“…que sabía que en el Condado de Medina y en sus Señoríos, después que el Señor Conde tomó Villarroya, han sido y son y están despoblados los lugares que aquí dirá: Montuenga, lugar en que había hasta 30 vecinos, tiénenlo ocupado los navarros y es despoblado y tornado en número de 6 vecinos, los cuales ocupan los dichos navarros con el castillo; Aguilarejo[8], lugar en que había diez vecinos, tiénenlo ocupado los navarros y es tornado en número de tres; Arcos, lugar en que había hasta ochenta vecinos y está quemado y asolado, que ninguno mora en él; Chaorna, lugar en que había quince vecinos, está despoblado que no mora ninguno en él; Sagides, en que al tiempo moraban en él veinte y dos vecinos, que está toda quemada y despoblada y no mora ninguno en él; Vililla[9], en que moraban veinte vecinos, que está despoblada y yerma del todo, que no mora ninguno en él; Ures[10] y las Cuevas, que moraban doce vecinos, está despoblada y yerma, que no mora ninguno en él; en Layna, en que moraban treinta vecinos, que está toda quemada y yerma; Obétago[11], en que moraban doce vecinos, que está toda quemada y despoblada; Maranchón, en que moraban cincuenta vecinos, que esta despoblada toda y no mora ninguno en él; Codes, en que al tiempo y razón moraban cincuenta vecinos, que está despoblada del todo, que no mora ninguno en él; Valbasil[12], en que moraban cincuenta y cinco vecinos, que está despoblada del todo y no mora ninguno en él; Turmiel, en que moraban treinta vecinos, que está yerma y despoblada, que no mora ninguno en él; Anquela, en que solían morar veinte y cinco vecinos, que está yerma y despoblada del todo; Tobillos, en que moraban veinte vecinos, que está yerma y despoblada del todo; Masrahete[13], lugar de treinta y cinco vecinos, que está yerma y despoblada, que no mora ninguno en él; Lusón[14], en que moraban ochenta vecinos, que está toda quemada y despoblada y no mora ninguno en él; Arbujuelo, en que moraban veinte y cinco vecinos, que esta toda despoblada, que no mora ninguno en él; Villlaseca, en que moraban en él al tiempo que Villarroya fue tomada quince vecinos, que está del todo despoblada. Fascamellas[15], en que moraban al dicho tiempo catorce vecinos, que no mora ninguno en él y esta yerma y despoblada…

Preguntado si sabe dónde y a qué tierras se han ido los vecinos y moradores de dichos lugares, dijo que no sabía, pero que oyera decir que se habían ido de ellos a Cifuentes, y de ellos a Guadalajara, y de ellos a Alcalá y Sigüenza y otras tierras fuera del condado.

Preguntado de la dicha villa, dijo que al tiempo y razón que Villarroya se tomó que vivían en ella cuatrocientos vecinos pocos más o menos, y que después que dicha Villarroya se tomó se han ido de ella a vivir a otras partes fuera del condado ciento cincuenta vecinos pocos más o menos, y que esto es lo que sabía”.

Transcribimos igualmente parte de las respuestas del segundo testigo, el clérigo Pedro Alfon:

“…dijo que sabía que en los lugares del condado de la dicha villa y señoría que vivían y moraban al tiempo y razón que fue tomada Villarroya: en Montuenga treinta vecinos pocos más o menos y que ahora no viven en él sino tres o cuatro vecinos pocos más o menos; y en Aguilar, cerca del dicho lugar, diez vecinos, y que ahora que no sabe cuántos están porque hace días que fue allá ni los ha visto; y en Arcos que había ochenta vecinos pocos más o menos y que está toda quemada y asolada, que no mora en el lugar persona alguna, y que en los otros lugares de la Sierra, Chaforna y Sagides y Judes que sabía que moraban en ellos las personas contenidas en el informe del dicho Gil Martínez, clérigo, y que están quemados y yermos, que no mora en ellos persona alguna; y que en Iruecha y Codes y Balbacil y Clares y Turmiel y Ancuela y Masarete y Tobillos y Maranchón, que así mismo sabía que moraban al tiempo que la dicha villa fue tomada los vecinos y moradores declarados por el dicho Gil Martínez, clérigo, y que ahora están yermos y despoblados y que no mora persona alguna, y que en Obétago, y Layna y Luzón y Anguita y Aguilar y Barbajosa[16], que sabía que moraban en ellos el dicho tiempo los vecinos contenidos en el memorial por donde fue preguntado, y que no moran en ellos sino en el dicho lugar de Anguita hasta veinte vecinos que están en unas cuevas y torre, y que están quemados y destruidos salvo en Anguita ciertas casas; y que sabía que Esteras y Venamira[17] y los otros lugares de la Sierra, Pililla y Ures[18] y Valdeserranos y Fascamellas[19] y Villaseca, que moraban los vecinos contenidos en el otro (informe) de dicho Gil Martínez, clérigo; y Fuencecaliente[20], que está despoblado y que sabía que los aragoneses y navarros que salieron la vigilia del Corpus Cristi, que pegaron fuego en una cueva en Rubiales donde estaban diez hombres, y que murieron seis de ellos del dicho fuego. Y que todos los otros lugares y señoríos de tierra de la dicha villa, que no podía decir ni declarar qué vecinos ni cuántos moraban en ellos cuando la dicha Villarroya se tomó, porque no había andado por ellos…”

Todas las aldeas del condado más próximas a Aragón fueron atacadas, saqueadas y quemadas.[21]. Quienes no pudieron huir a otras zonas del condado o fuera del él, perecieron a manos de las tropas navarro-aragonesas. Parece ser que Juan II de Navarra, viendo que Medinaceli solamente se abastecía de agua desde una fuente, planeó sitiarla para forzar su rendición o provocar el abandono de Villarroya de las tropas del conde. Sin embargo, los nobles aragoneses no accedieron, limitándose a saquear el condado.

A pesar de la destrucción y despoblación sufrida, el esfuerzo realizado en las décadas posteriores haría que rápidamente casi todas las aldeas castellanas recobrasen la normalidad. Así lo atestigua el censo[22] de 1488 mandado realizar por Luis de la Cerda[23], hijo y heredero de Gastón.

Los aragoneses, ante la imposibilidad de recuperar Villarroya y financiar más tiempo el ejército, buscarían un acuerdo para intercambiar las plazas ocupadas. Finalmente, la “Concordia de Valladolid” firmada el 7 de diciembre de 1453, pondría fin a la guerra. Apenas 6 meses después, fallecería el conde de Medinaceli, Gastón de la Cerda y Sarmiento.

Bibliografía

  • Legajo 50-4. Archivo ducal de Medinaceli. Sevilla.
  • Anales de Aragón. Libro electrónico en formato pdf de Acrobat. Edición de Ángel Canellas López. Edición electrónica de José Javier Iso (coord.), María Isabel Yagüe y Pilar Rivero. Año 2003.
  • Historia de Guadalajara y sus Mendozas en los siglos XV y XVI. Francisco Layna Serrano. Aache ediciones. Guadalajara, 2013.
  • Acta Curiarum Regni Aragonum. Tomo XI. Volumen 1º. Actas del proceso de Cortes de Zaragoza (1451-1454). Edición a cargo de Guillermo Tomás Faci – Zaragoza, 2013.
  • Copia Manuscrita del s. XVI, sobre la sentencia del Rey Juan II y Cortes de Aragón a Florent Melero. Colección Salazar y Castro. ES/RAH – 09-00888 (M-82), fs. 267-268 – Real Academia de la Historia.

Notas

[1] IV conde de Medinaceli, hijo de Luis de la Cerda y Mendoza y de Juana Sarmiento, señora de Enciso. Casó en Yunquera de Henares con Leonor de la Vega y Mendoza, señora de Cogolludo. De este matrimonio nacerían dos hijos y una hija.

[2] Fortaleza situada entre las sierras de Deza y el Costanazo, provincia de Soria. Hoy solo se conservan sus ruinas.

[3] Según Jerónimo Zurita el 11 de julio de 1449.

[4] Hoy Villarroya de la Sierra. Población aragonesa perteneciente a la Comunidad de Calatayud de unos 500 habitantes. Fue reconquistada a los musulmanes hacia 1120 con la toma de Calatayud por Alfonso I el Batallador. La aldea, configurada en torno a dos castillos, estaba delimitada en esa época por una alta muralla que se ha conservado hasta bien entrado el siglo XX; aún se pueden contemplar dos de sus puertas, llamadas “Baja” y “Sumo Aldea”.

[5] Juan II y las cortes aragonesas lo declararían traidor del reino, condenándolo si se lograba su captura, a la confiscación de sus bienes y a la pena de muerte. Una vez muerto debería ser descuartizado y colocados sus restos colgados por el pie en una horca en la pared de la Diputación del Reino y en Calatayud, durante un año como memoria de su crimen. Para su captura se ofreció una fuerte recompensa: 3000 florines si era cogido vivo, 1000 muerto y presentaba el sicario su cadáver, o quinientos si quien lo hubiera matado pudiera demostrar su muerte, aunque no presentara el cadáver. El brazo eclesiástico votó en contra de esta sentencia. Desconocemos si finalmente fue capturado o no.

[6] Así relata Zurita la toma de Villarroya en 1452 por el Conde en sus “Anales de la Corona de Aragón”:

“Tenía aquel lugar dos castillos en mediana defensa para cualquier rebato y acometimiento de los enemigos de la frontera, y puso Melero en ellos algunos hombres del Conde que tenía en su casa escondidos, y sacando su pendón y apellidando el nombre de Castilla entró luego el Conde en el lugar con su gente de caballo y de pie que estaba emboscada, y eran hasta en número de seiscientos hombres; a los cuales dio entrada Melero por puerta que había entre los castillos. Esto fue a 21 del mes de marzo de este año; y como el lugar estaba fortalecido de buen muro y tenía aquellos dos castillos que estaban proveídos de armas y vituallas y de mucha munición, echó toda la gente que estaba en el lugar; y detuvo algunas mujeres y puso a saco el lugar; y el despojo fue tal que se tuvo por cierto que valió más de cien mil florines, del cual quedó en poder del que cometió la traición valor de más de veinte mil”.

[7] “Información que hizo Pedro de la Concha, Portero de Cámara de S.M. y por su mandato, de los lugares que en el Condado de Medinaceli estaban despoblados del todo y más destruidos por causa de la Guerra con Aragoneses y Navarros y toma de Villarroya”. Legajo 50-4. Archivo Ducal de Medinaceli. Sevilla.

[8] Aguilar de Montuenga, provincia de Zaragoza.

[9] Velilla de Medinaceli, provincia de Soria.

[10] Urex de Medinaceli, provincia de Soria.

[11] Despoblado de la provincia de Soria próximo a Layna.

[12] Balbacil, provincia de Guadalajara.

[13] Mazarete, provincia de Guadalajara.

[14] Luzón, provincia de Guadalajara.

[15] Azcamellas, provincia de Soria.

[16] Garbajosa, provincia de Guadalajara.

[17] Benamira, provincia de Soria.

[18] Urex de Medinaceli, provincia de Soria.

[19] Azcamellas, provincia de Soria.

[20] Fuencaliente, provincia de Soria.

[21] Ver mapa anexo.

[22] Pérez Arribas, J.L.; “Población de la Tierra de Medinaceli, según el Censo de 1488, ordenado por el I Duque de Medinaceli D. Luis de la Cerda”.

[23] Primogénito de Gastón de la Cerda, ostentaría los títulos de V Conde de Medinaceli, I Conde de El Puerto de Santa María y, desde 1479, I Duque de Medinaceli por concesión de Isabel la Católica.

Este artículo forma parte del I Concurso de Microensayo Histórico Desperta Ferro. La documentación, veracidad y originalidad del artículo son responsabilidad única de su autor.

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