Un carro de combate Churchill y un vehículo blindado Humber de la 34.ª Brigada Acorazada independiente fotografiados en Rijckevorsel, cerca del canal Amberes-Turnhout. Esta unidad apoyó a la 52.ª División de Infantería en la batalla del estuario del Escalda durante la tercera semana de octubre. Fuente: Imperial War Museums.

“No les esperaba aquí tan pronto”, afirmó el Generalmajor Christoph zu Stolberg-Stolberg, comandante en jefe de la plaza, tras rendirse a los británicos. La batalla había comenzado esa misma mañana cuando la 29.ª Brigada Acorazada y la 159.ª Brigada de Infantería (de la 11.ª División Acorazada británica) iniciaron las operaciones para acometer su objetivo desde el sur y, con la ayuda de un antiguo oficial del Ejército belga llamado Vekemans, los Sherman del 3.er Batallón del Royal Tank Regiment se infiltraron por la retaguardia de las posiciones alemanas, que se derrumbaron, y llegaron al casco urbano donde, tras unos breves combates en el centro, la resistencia cesó.

La conquista del puerto de Amberes

Los alemanes conocían la importancia del puerto de Amberes desde su conquista y, por ello, sus accesos habían recibido un trato de favor con ocasión de la construcción del Muro del Atlántico, sobre todo en la isla de Walcheren. A partir del Día D y de la ruptura del frente normando en Avranches, el alto mando alemán empezó a pensar en cómo negárselo al enemigo, destruyéndolo si era necesario. Para defenderlo, se establecieron dos perímetros: el exterior tenía como defensa fundamental la zanja contracarro natural que formaban los ríos Escalda –al oeste– y Nèthe y Rupel –al sur–, continuada hacia el este y el norte por diversas excavaciones; y el interior tenía como punto central la antigua fortaleza y se habían minado todos los puentes que daban acceso a la ciudad. Pero a la hora de pensar en arrasarlo todo, el puerto era, por supuesto, lo más importante. Nada más conocer el desembarco de Normandía, los alemanes habían preparado un barco cargado con 300 t de explosivos, situado cargas en los muelles, las grúas, las esclusas, el material flotante y otros equipos portuarios y tendido una barrera de minas navales entre los viejos fuertes de Liefkenshoek y Lillo para bloquear el acceso estuario arriba. Más adelante cargaron cinco naves con unas 1000 t de lastre, para hundirlas Escalda abajo y bloquear el río, y excavaron pozos de 7 m de profundidad en los alrededores de los muelles, que rellenaron con más explosivos. Cuando los aliados se acercaron a la ciudad, todo estaba listo.

Mapa la batalla olvidada desembocadura del Escalda liberación de Holanda

El frente antes de la batalla por el estuario del Escalda. Pincha en la imagen para ampliar. © Desperta Ferro Ediciones

“Los junquillos amarillos están en flor”, emitió la BBC el 1 de septiembre de 1944, justo el mismo día en que las tropas británicas entraban en Bélgica. Para la Unión Sagrada, formada por diversas organizaciones de la resistencia agrupadas en el Comité de Liberación de Amberes liderado por el teniente de ingenieros Urbain Reniers, nombre en clave Réaumur, era la señal de que había llegado el momento de salvar el puerto. Mientras empezaban a multiplicarse los sabotajes, seiscientos resistentes armados dirigidos por un capitán de la marina mercante se internaron en los muelles para evitar que los alemanes los destruyeran. Como en el resto de la ciudad, los combates fueron breves y los belgas no tardaron en contactar con las tropas aliadas. A las 13.10 horas estaban asegurados el cuartel general de los prácticos y la esclusa Bonaparte, a las 14.00 la esclusa Kattendyk, a las 17.00 la esclusa Royers, aunque en este caso con algunos daños y al caer la noche todo el puerto de Amberes estaba en manos británicas.

La cuestión de los accesos a Amberes

Aun habiendo derrotado contundentemente a los alemanes y recorrido cientos de kilómetros, los aliados se hallaban en un aprieto. A pesar de la riqueza de medios de que disponían, sus líneas logísticas eran insuficientes y los grandes ejércitos habían agotado su capacidad de avance, pues todos sus suministros tenían que pasar por dos cuellos de botella: el puerto de aguas profundas de Cherburgo y el Mulberry de Arromanches.

Para entender claramente la situación, es preciso hacer un breve repaso por los fondeaderos más importantes de Francia y Bélgica entre finales de agosto y primeros de septiembre. En el Mediterráneo, Tolón y Marsella, conquistados tras duros combates, estaban muy dañados y demasiado alejados del frente, aunque las redes ferroviarias que enlazaban el este de Francia con la Provenza estuvieran en mucho mejor estado que las que llevaban a Normandía, intensamente bombardeadas antes del Día D. En la fachada atlántica francesa, los aliados habían conquistado Nantes y Burdeos el 12 y el 28 de agosto, respectivamente, pero no podían utilizar sus muelles porque los alemanes mantenían importantes guarniciones en las desembocaduras de los ríos Loira y Gironda, cerrando el acceso a los mismos; y tampoco podían emplear Lorient, Quiberon, Saint-Nazaire, La Pallice y La Rochelle debido a que seguían en poder del enemigo, que iba a defenderlos hasta el final de la guerra. En la costa norte francesa la situación era similar. Caen había sido completamente destruido durante los combates, igual que Ruan, que además se halla bajo la sombra de los cañones de El Havre, que no sería liberado hasta el 12 de septiembre y también completamente en ruinas. Más cerca del frente, los alemanes aún defendían Boulogne y Calais, que serían liberados el 22 de septiembre y el 1 de octubre, pero con sus instalaciones inutilizadas, y tampoco iba a bastar con los muelles de Nieuport, tomado el día 8 de septiembre en buen estado, pero sin apenas capacidad de carga y descarga, al igual que Ostende, liberado el 9, mientras que Zeebrugge, en la línea del frente, era inutilizable.

V2 Amberes 1944 Holanda Segunda Guerra Mundial

Una V2 ha caído en el centro de Amberes. Esta ciudad y su puerto fueron un nudo logístico vital para el esfuerzo de guerra aliado, por lo que poco después de su pérdida los alemanes empezaron una intensa campaña de bombardeo con armas V, convirtiéndola en el segundo blanco más atacado por ellas después de Londres. Fuente: National Archives and Records Administration.

La solución al problema logístico al que se enfrentaban los aliados era sin duda activar el puerto de Amberes, para lo cual había que despejar el estuario del Escalda, pero lo cierto es que en ese momento, con las fuerzas alemanas en completa retirada y aparente disolución, los jefes aliados se enfrentaban a dos alternativas opuestas: atacar hacia el este, invadir Alemania y tratar de ganar la guerra antes de Navidad; o ejecutar complejas operaciones en los flancos para asegurarse el suministro –en el caso de Amberes, atacando hacia el noroeste– mientras el enemigo se recuperaba, aunque solo fuera un poco, sobre la línea Sigfrido.

El mariscal de campo Bernard L. Montgomery, comandante en jefe del Vigésimo Primer Grupo de Ejércitos, fue uno de los grandes defensores de la primera opción, a la vez que proponía concentrar todos los recursos en un frente estrecho, el suyo, para poder cruzar el Rin, tomar la región industrial del Ruhr y conquistar Berlín en una gran ofensiva; y el general Dwight D. Eisenhower, comandante en jefe de la Fuerza Expedicionaria Aliada, más partidario de avanzar en un frente amplio, decidió apoyarlo, pero sin olvidar la necesidad de despejar el puerto recién conquistado:

«Nadie está más decidido que yo a lanzarse hacia el Ruhr –le escribió– e insisto en que, para esta campaña, todas las tropas estén en situación de apoyar el esfuerzo principal, que lógicamente debe de pasar por el norte. Y precisamente porque quiero organizar rápidamente el avance final, capturando el Ruhr, insisto en la importancia de Amberes. Como ya le he dicho, estoy dispuesto a darle todo lo que quiera para capturar los accesos de Amberes, incluyendo toda la aviación o cualquier otra cosa».

Eisenhower no era el único que abogaba por despejar el acceso al puerto.

«Tanto Amberes como Rotterdam son por demás vulnerables a minados y bloqueos –avisó el almirante sir Bertram Ramsay (comandante en jefe de las fuerzas navales de la fuerza expedicionaria aliada) al Vigésimo Primer Grupo de Ejércitos un día antes de su conquista–. Si el enemigo consigue efectuar con éxito alguna de estas operaciones, resultará imposible calcular el tiempo que llevará abrir los puertos al tráfico marítimo […]. Será necesario que capturemos las baterías costeras antes de acercarnos a los canales si queremos establecer una ruta fluvial».

De modo más pintoresco, sir Andrew Cunningham, primer lord del Mar, había afirmado que “[Amberes] tendría la misma utilidad que Tombuctú, a no ser que los fuertes alemanes sean silenciados y las orillas del Escalda ocupadas”. También el general Harry Crerar, al mando del Primer Ejército canadiense, trató de convencer a su jefe de la necesidad de actuar contra las orillas del Escalda, pero este se limitó a reprenderle por haber preferido acudir a una misa en honor de los muertos de Dieppe en vez de personarse en una reunión de planificación celebrada el 3 de septiembre. Incluso los jefes de la resistencia belga, sin poder alguno en el escalafón de mando de los ejércitos aliados, insistieron en la necesidad de asegurar el tráfico marítimo hasta el puerto.

Ningún argumento sirvió para que Montgomery desistiera del avance hacia Alemania y de la Operación Market Garden, en pos de un puente demasiado lejano que debía llevarlo más allá del Rin. No despejar el puerto fue sin duda una de las grandes equivocaciones de su carrera. “Un error garrafal, subestimé las dificultades que entrañaba dejar libres los accesos a Amberes […] supuse que el Ejército canadiense podría hacerlo mientras nosotros atacábamos el Ruhr y me equivoqué”, afirmaría posteriormente en sus memorias, aunque sin abstenerse de hacer una velada crítica a los canadienses. También el general Freddie de Guingand, su jefe de Estado Mayor, se culparía más adelante por haber subestimado la dificultad de la tarea de despejar el estuario del Escalda. Sin embargo, los altos mandos no fueron los únicos responsables del problema. Aquel 4 de septiembre de 1944, aunque envueltos en triunfo y eufóricos por los éxitos obtenidos, los soldados en general y los de la 11.ª División Acorazada en particular, estaban agotados, se dormían, literalmente, a bordo de sus vehículos, y ninguno de sus oficiales fue capaz de exigirles un último esfuerzo. Entre el cansancio, los combates en el noroeste de Holanda del Segundo Ejército británico y las operaciones del Primer Ejército canadiense para despejar los puertos del canal de la Mancha, los aliados iban a regalar casi diez días a los alemanes.

soldados del Royal Regiment of Canada, 4.ª Brigada de la 2.ª División canadienses

Dos soldados del Royal Regiment of Canada, 4.ª Brigada de la 2.ª División canadiense, fotografiados en Blankenberge, cerca de Zeebrugge, mientras se toman lo que parece una cerveza belga. Esta fotografía está fechada el 11 de septiembre de 1944, antes del inicio de los combates que se narran en el presente artículo. Fuente: Library and Archives Canada.

Precisamente, en cuanto el Generalmajor Gustav Adolf von Zangen, comandante en jefe del Décimoquinto Ejército, conoció la ocupación de Amberes el 4 de septiembre, supo que sus 100 000 hombres se hallaban en un aprieto pues, extendidos por el norte de Bélgica y la costa del canal, acababan de perder la conexión geográfica por tierra con Alemania, con el frente en reconstrucción sobre la línea Sigfrido y con sus líneas de abastecimiento. Sin embargo, y en oposición al agotamiento que sufrían sus enemigos, reaccionó con rapidez y tardó muy poco en organizar un ferry entre las localidades de Breskens y Terneuzen, al sur del Escalda, y la isla de Walcheren y el istmo que la unía a tierra en la orilla norte. Según un informe del Heeresgruppe B datado el 23 de septiembre, entre el 5 y el 22 de ese mes cruzaron el río 82 000 hombres, 530 cañones, 4600 vehículos de todo tipo y 4000 caballos, así como gran cantidad de material diverso. Todo un éxito, que choca frontalmente con los informes del 2.º Grupo de Bombardeo (equipado con B-25 Mitchell y De Havilland Mosquito) y el 84.º de caza (con Supermarine Spitfire y Hawker Typhoon en su escudería) de la Segunda Fuerza Aérea Táctica británica, que se habían encargado de entorpecer la maniobra de cruce y que el día 11 de septiembre afirmaban que el tráfico había descendido en un 40 %, deteniéndose casi por completo a partir del 16. Lo cierto es que, aunque las fuerzas aéreas aliadas habían sido una molestia constante y hundido varios pontones y algunas naves, incluida una de gran tamaño, obligando a los alemanes a operar sobre todo de noche, no habían conseguido detenerlos. A cambio, habían perdido cuarenta aparatos a causa del fuego antiaéreo.

Objetivo secundario

Tras la toma de Amberes, Montgomery se concentró en la preparación de Market Garden, olvidándose de su retaguardia hasta el 13 de septiembre. Aquel día, escribió una carta al general Crerar en la que trazaba las líneas maestras de su plan de operaciones para el Primer Ejército canadiense. Sus objetivos serían tomar Boulogne, Calais y Dunkerque y poner en marcha operaciones encaminadas a habilitar el uso del puerto de Amberes, siendo este último el más importante: “Hemos capturado un puerto que tiene un tamaño similar al de Liverpool –escribió–, pero no podemos utilizarlo. Si lo consiguiéramos, todos nuestros problemas de sostenimiento desaparecerían”. A continuación, Montgomery descendía a un nivel más concreto, preguntando a Crerar si podría encargarse de ambos grupos de objetivos a la vez y sugiriéndole que dedicara uno de sus cuerpos de ejército (el II canadiense) a tomar los puertos, y el otro (el I británico) a despejar Amberes. La misiva terminaba con las inevitables ofertas de medios: aviación para destruir los fuertes en la isla de Walcheren y tropas aerotransportadas para conquistarla. Sin embargo, el británico no tenía intención alguna de suspender o retrasar su ataque principal, que había quedado a cargo del Segundo Ejército británico.

Estas mismas instrucciones se repitieron en la directiva –esta vez se trataba de órdenes concretas– del 14 de septiembre, con un ligero cambio que tal vez fue fruto de las conversaciones sostenidas entre Montgomery y Crerar el día anterior: “completar la captura, ante todo, de Boulogne y luego de Calais, dejando una pantalla protectora ante Dunkerque para encargarse de este lugar después [de despejar los accesos de Amberes]”. Aquí, por orden de importancia, los objetivos eran Boulogne, Calais, Amberes y Dunkerque. Desgraciadamente, para cumplir todas estas misiones sobre un frente de casi 300 km, los canadienses solo disponían de dos divisiones acorazadas y cuatro de infantería, de las que la 49.ª y la 51.ª británicas estaban recuperándose tras haber completado la conquista de El Havre.

La conquista de Terneuzen y la creación de la bolsa de Breskens

La región fronteriza belga-holandesa en la que iban a tener que operar las tropas de Crerar, donde se habían concentrado los hombres de Von Zangen, era una zona por debajo del nivel del mar y en consecuencia fácilmente inundable, cuyas carreteras, elevadas sobre taludes, convertían a todo aquel que circulara por ellas en un blanco ideal, y que se hallaba surcada por una serie de canales importantes. El primero al que habían tenido que enfrentarse los aliados era el de Gante, que iba hasta el mar pasando por Brujas. Más hacia el nordeste estaban el canal de Derivación del Lys y el canal Leopoldo, paralelos en la mitad de su recorrido, y, finalmente, extendiéndose de sur a norte desde Gante estaba el canal de Terneuzen, que desembocaba en dicha localidad. Se trataba pues de un terreno francamente poco recomendable para las fuerzas móviles, pero mientras la 2.ª y la 3.ª divisiones de infantería canadienses seguían frente a Boulogne y Calais, el teniente general Guy Simonds, al mando del II Cuerpo canadiense, tuvo que conformarse con la 4.ª División Acorazada canadiense y la 1.ª División Acorazada polaca. A los primeros les tocó el sector al oeste del canal de Terneuzen mientras los segundos operaban al este del mismo.

Mapa conquista de Terneuzen bolsa de Breskens Holanda Escalda

La conquista de Terneuzen y la creación de la bolsa de Breskens, 13 de septiembre-2 de octubre de 1944. Pincha en la imagen para ampliar. © Desperta Ferro Ediciones

A las 23.30 horas del 13 de septiembre, el Algonquin Regiment (10.ª Brigada de Infantería de la 4.ª División Acorazada canadiense, es importante notar que pese al nombre de regimiento estas unidades eran en realidad batallones) cruzó el canal de Derivación del Lys y el canal Leopoldo y se desplegó cerca del caserío de Molentje con ayuda del Lincoln & Welland Regiment, cuyos hombres sirvieron como barqueros, y de toda la artillería, los morteros e incluso las ametralladoras de la brigada. Aunque hubo cierta oposición de las tropas de la 245.ª División de Infantería alemana del Generalleutnant Erwin Sander que guarnecían el lugar, el paso de los obstáculos fue un éxito y pronto las compañías se desplegaron formando un perímetro defensivo que, primer problema, era mucho más pequeño de lo previsto. El segundo problema fue que el General der Infanterie Werner Freiherr von und zu Gilsa, al mando del LXXXIX Cuerpo de Ejército, reaccionó de inmediato, ordenando a Sander que contraatacara con todas sus fuerzas e incluso con apoyo de tropas de la 64.ª División de Infantería (Generalmajor Knut Eberding), que se encontraba a su derecha.

Al alba del día 14, los soldados alemanes habían empezado a infiltrarse en las líneas del Algonquin mientras la artillería y los morteros no solo machacaban sus posiciones, sino que también bloqueaban el envío de refuerzos y munición y la construcción de un puente de comunicación. Al amanecer, una de las compañías defensoras había perdido ya el 75 % de sus efectivos y los ingenieros habían comunicado que no podían seguir trabajando. La presión alemana se intensificó de tal modo que a las 11.00 horas se dio la orden de retirada, y a las 14.00 la cabeza de puente había sido abandonada. El total de bajas canadienses ascendió a 148 sobre un total de 360 hombres, una cifra aterradora. Vista la situación, aquel mismo día 14 por la mañana el comandante en jefe del II Cuerpo canadiense ordenó a sus tropas que “mantuvieran el contacto y ejercieran cierta presión sin sacrificar sus fuerzas”. Es decir, que esperaran a que el enemigo se retirara para seguirlo. Así sucedió el día 15, cuando la 4.ª División Acorazada canadiense pudo cruzar el canal de Derivacion del Lys a la altura de Eeklo, tras lo cual siguieron progresando. El 19 tomaron Sas van Ghent –junto con un centenar de prisioneros– y Philippine; y el 20 quedó despejada toda la región al sur del canal Leopoldo y al oeste del de Terneuzen, salvo una pequeña fuerza alemana que consiguió sostenerse en el extremo meridional de la ensenada de Braakman.

Stanisław Maczek 1.ª División Acorazada polaca 1944

El general de brigada Stanisław Maczek, comandante en jefe de la 1.ª División Acorazada polaca, pasando revista a una de sus unidades acorazadas equipadas con carros de combate Cromwell. Es interesante observar el emblema divisionario –el casco y las alas de los húsares polacos– en el hombre de Maczek. Fuente: Wikimedia Commons.

Mientras los canadienses luchaban por su cabeza de puente, la 1.ª División Acorazada polaca dedicó el 12, 13 y 14 de septiembre a despejar Gante, tras lo cual avanzó en dirección este contra la resistencia, cada vez más encarnizada, de la 712.ª División de Infantería alemana (Generalleutnant Friedrich-Wilhelm Neumann). Al igual que habían hecho los canadienses dos días antes, el día 15, el 10.º de Dragones (10.ª Brigada de Caballería Acorazada) asaltó las posiciones alemanas al otro lado de un canal, en este caso el de Hulst, entre dicha localidad y Axel; y como había pasado con sus compañeros, un violento contraataque, con apoyo de blindados, los expulsó de vuelta el día 17 causándoles graves bajas. Sin embargo, los polacos se negaron a dejarse apabullar y al día siguiente atacaron de nuevo. La 3.ª Brigada de Infantería al completo se lanzó al otro lado del canal cerca de Kijkuit y aguantó hasta que al amanecer del 19 los ingenieros terminaron la construcción de un puente gracias al cual pudieron extender su perímetro hasta Axel, a tan solo 8 km de Terneuzen, su objetivo final, que cayó el 2 de octubre, junto con un importante sector de costa en el que los polacos destruyeron numerosas embarcaciones que habían sido utilizadas hasta entonces por los alemanes para cruzar el Escalda. Cuando dos días más tarde terminaron las operaciones de limpieza, los polacos habían sufrido 329 bajas (75 muertos, 191 heridos y 63 desaparecidos) y a cambio habían capturado 1173 alemanes.

Combates en torno a Amberes

El 16 de septiembre, mientras las tropas acorazadas combatían al sur del Escalda, la 2.ª División de Infantería canadiense del general Charles Foulkes cedió sus posiciones ante Dunkerque a la 4.ª Brigada de Servicios Especiales y partió hacia Amberes, donde llegó el día 18 para relevar a las tropas del Segundo Ejército británico que pronto iban a implicarse en la Operación Market-Garden, iniciada el día antes. Su primera misión fue alejar a los alemanes del puerto ya que estos, situados al otro lado del canal Alberto, todavía tenían a tiro las instalaciones y algunas de las esclusas más importantes. La unidad designada para ejecutar esta tarea fue la 4.ª Brigada canadiense, que durante las jornadas siguientes luchó con dureza al norte de la ciudad y el 20 de septiembre se enfrentó a un violento contraataque alemán al oeste de Merxen. Sin embargo, a partir de entonces el ritmo de los combates se redujo y su labor se limitó a efectuar patrullas agresivas con ayuda de los resistentes belgas de la Brigada Witte.

Mapa Amberes batalla desembocadura Escalda liberación de Holanda

Combates en torno a Amberes, 18-26 de septiembre de 1944. Pincha en la imagen para ampliar. © Desperta Ferro Ediciones

Segunda en llegar, el 18 de septiembre la 5.ª Brigada canadiense se posicionó sobre la orilla del canal Alberto al este de Amberes. Enfrente se hallaba la 719.ª División alemana, que contuvo dos intentos de establecer cabezas de puente más allá del cauce. El primero, protagonizado por The Black Watch (Royal Highland Regiment) of Canada en la noche del 20 al 21, fracasó, pero durante la noche siguiente el batallón The Calgary Highlanders si consiguió mantenerse a pesar del furioso contraataque desencadenado por el 743.er Regimiento de Granaderos, cuyos soldados llegaron incluso a cargar con la bayoneta calada. La llegada del Régiment de Maisonneuve en refuerzo obligó a los alemanes a desistir y, finalmente, a retirarse al canal Amberes-Turnhout.

Fue la 6.ª Brigada la que se encargó de atacar esta nueva línea defensiva, el 24 de septiembre, desde la localidad de Lochtenberg. Para ello, los canadienses desplegaron a los Fusiliers de Mont Royal a la derecha y el South Saskatchewan Regiment a la izquierda, con seis lanchas de asalto cada uno, mientras que el tercer batallón, el Queen’s Own Cameron Higlanders of Canada, permanecía en reserva hasta que se estableciera una cabeza de puente viable, momento en el cual cruzarían a su vez y, junto con un escuadrón del 8.º Regimiento de Reconocimiento, se lanzaría hacia el noroeste. Apoyados por morteros y un regimiento de artillería cada uno, los dos batallones de asalto cruzaron el canal a las 7.00 horas, con suertes diversas pues mientras que los Fusiliers consiguieron establecerse en el otro lado, aunque contenidos por fuego de ametralladora, los del South Saskatchewan fueron repelidos y tuvieron que atacar una segunda vez, en esta ocasión más cerca de sus compañeros y cubiertos por proyectiles fumígenos.

Los combates rugieron a lo largo de toda la jornada, los defensores, pertenecientes a la 346.ª División, que en aquel momento no era más que un conglomerado de diversas unidades bajo el mando del Generalleutnant Erich Diestel, resistieron y contraatacaron hasta que, a las 19.00, los Fusiliers perdieron pie y se retiraron, seguidos por los del Saskatchewan. Un nuevo asalto en el mismo punto el día 28 también fracasó a pesar de un apoyo artillero todavía más poderoso.

Mientras se desarrollaban estos combates llegó la 49.ª División de Infantería británica. Esta unidad, que junto con la 51.ª formaba el I Cuerpo de Ejército del teniente general Eedson Burns, se había quedado descansando tras conquistar El Havre hasta que, en torno al 13 de septiembre, Montgomery ordenó que fuera llevada al extremo este del dispositivo canadiense y, para ello, sugirió al general Crerar que hiciera descargar todos los camiones de la 51.ª y se los asignara para duplicar su capacidad de transporte. Este, sin embargo, no lo tenía claro y esperó hasta el día 19 para dar la orden, por lo que la unidad no partió hasta el 21.

Sin embargo, esta vez las cosas salieron bien. Al atardecer del día 22 los soldados de la 49.ª llegaron a la altura de Herenthals, donde apenas había defensores, y pudieron cruzar el canal del Escalda a toda prisa para entrar en Turnhout el 24. Al día siguiente, tras amagar frente a la ciudad para engañar a los defensores, pertenecientes a la 719.ª División del Generalleutnant Karl Sievers, asaltaron el canal Turnhout-Amberes 10 km más al oeste y, en veinticuatro horas, habían construido un puente y concentrado seis batallones en la orilla norte. Durante los tres días siguientes la 49.ª consiguió ensanchar sus posiciones, caserío a caserío, hasta que llegó la 5.ª Brigada canadiense, cuyo Black Watch Regiment entró en la cabeza de puente y atacó en dirección a Sint Lenaarts con apoyo de un batallón (el Queen’s Own Cameron Highlanders of Canada) de la 6.ª Brigada, mientras los otros dos amagaban desde la orilla sur. El avance fue lento y no llegaron a Brecht hasta el día 1 de octubre. Para entonces la batalla estaba a punto de entrar en una nueva fase.

El dilema de Monty: el Ruhr contra el Escalda

Antes de continuar narrando los combates, resulta interesante detenerse un momento en las diferencias entre Montgomery e Eisenhower por la anchura del frente de ataque, el flujo de suministros y la misión de despejar el estuario del Escalda. El británico, empeñado en su estrategia de frente estrecho, quería que su grupo de ejércitos obtuviera preferencia logística para penetrar en Alemania hasta Berlín, mientras que el estadounidense, que le había apoyado en un principio, volvía a su planteamiento inicial de frente amplio de cara al asalto a la línea Sigfrido y la invasión del Reich, para lo cual era imprescindible que el puerto de Amberes fuera operativo.

Ya hemos indicado las reticencias de Montgomery a suspender su ataque hacia Alemania, o al menos a dar importancia suficiente a despejar los accesos al puerto de Amberes, misión a la que ni tan siquiera había destinado un cuerpo de ejército completo pues, aunque “prioritaria”, tan solo era una de las que había asignado a los canadienses, que también tenían que tomar Boulogne y Calais y cercar Dunkerque, como ya se ha indicado. “Durante la segunda semana de septiembre –reza la historia oficial británica– el Vigésimo Primer Grupo de Ejércitos había hecho progresos, aunque no tan rápidos como se esperaba”. Teniendo en cuenta el barrido de Francia durante el mes de agosto y la descomposición de las fuerzas alemanas, se trata casi de un eufemismo y la situación aún iba a empeorar, Market Garden fracasó en el puente de Arnhem el 25 de septiembre, Boulogne fue ocupado el 22 pero Calais no caería hasta el 1 de octubre y ambos puertos quedaron inutilizables, y para entonces tampoco se habían despejado los accesos al gran puerto de Amberes.

Operación Market Garden Holanda 1944

17 de septiembre de 1944, los paracaidistas aliados saltan sobre Holanda en el marco de la Operación Market Garden. Esta ofensiva, cuyo objetivo era cruzar de una sola vez todos los cauces fluviales que protegían Alemania por el norte de la línea Sigfrido, fue la más arriesgadas de todas las que planificó Montgomery. Fuente: National Archives.

Por otro lado, es justo decir que a mediados de septiembre incluso Eisenhower parecía haber sucumbido a la euforia reinante: “Pronto, espero, estaremos […] en posesión del Ruhr, el Sarre y Frankfurt –escribió a sus jefes de grupo de ejército el día 15–. He estado considerando cuál será nuestro próximo movimiento […]. Claramente, Berlín es el premio gordo”. Más adelante, y tras considerar posibles ejes de avance por Alemania en virtud de lo que pudieran hacer los soviéticos, formulaba su estrategia de frente ancho:

«Dicho con simpleza, deseo que avancemos hasta Berlín por la ruta más directa y expeditiva con fuerzas combinadas estadounidenses y británicas apoyadas por otras unidades disponibles [se refiere a otros contingentes nacionales, fundamentalmente el Primer Ejército francés], tomando puntos clave y ocupando zonas estratégicas en los flancos, todo ello en una única operación, coordinada y concertada».

En su respuesta, fechada el 18 de septiembre, Montgomery no solo insistió en que para él la mejor opción era la ofensiva por el eje norte “el mejor objetivo es el Ruhr, y desde ahí a Berlín”, sino también en que eran sus tropas las que debían llevarla a cabo “considero que el Vigésimo Primer Grupo de Ejércitos, más el Primer Ejército [estadounidense] con sus nueve divisiones, serán adecuados” y que para ello debían tener “todo lo que necesiten en lo que a mantenimiento se refiere” en detrimento de los demás ejércitos, que “tendrían que hacer lo mejor con lo que sobrara”. Finalmente, añadía que, si Eisenhower consideraba “que el eje de ataque correcto era por Frankfurt y Alemania central, entonces sugiero que se emplee el Décimo Segundo Grupo de Ejércitos [estadounidense, bajo el mando del general de cuerpo de ejército Omar Bradley], con sus tres ejércitos, y que tenga todo el suministro”. En este último párrafo Montgomery aceptaba un rol secundario para sus tropas, pero apenas argumentaba a su favor, como si predijera un fracaso y, por supuesto, en ningún momento se prestaba a ofrecer más que una colaboración parcial.

No solo se trataba de decidir entre una estrategia de frente estrecho y una de frente ancho, sino que también era una cuestión de tiempos. En los textos que hemos citado antes Eisenhower supeditaba la decisión final a la toma del Ruhr, el Sarre y Frankfurt, tres objetivos que para entonces seguían estando lejos, mientras que Montgomery quería que la decisión se tomara ya, sin duda influido por el prometedor inicio de la Operación Market Garden.

Sin embargo, en apenas unos días, las tornas habían cambiado. El 21 de septiembre la batalla se había complicado mucho, el resultado parecía cada vez más incierto y, citado a una conferencia en el cuartel general de las fuerzas expedicionarias para el día siguiente, el comandante en jefe británico se excusó y envió al general Francis de Guingand, su jefe de Estado Mayor. Quería permanecer en su puesto de mando para controlar la batalla, pues estaba en juego su apuesta de ofensiva única por el norte, que dependía de la captura del puente de Arnhem. En aquella reunión se declaró, por un lado, que la ofensiva por el norte hacia el Ruhr del Vigésimo Primer Grupo de Ejércitos era “el esfuerzo principal en la presente fase de operaciones”, pero por otro resurgió la vieja exigencia de Eisenhower: “la posesión de otro puerto de aguas profundas en nuestro flanco norte es un requisito previo indispensable para el avance final hacia el interior de Alemania”. Otra vez Amberes. Mientras, las demás fuerzas seguirían progresando en la medida en que se lo permitieran sus recursos logísticos.

Oosterbeck Arnhem Market Garden

Paracaidistas británicos combatiendo en las calles de Oosterbeck, cerca de Arnhem. Salvo una avanzadilla, que consiguió llegar al extremo norte del puente, la mayor parte de la 1.ª División Aerotransportada quedó atrapada en esta zona, donde combatirían con ahínco durante días hasta que los últimos supervivientes se retiraron a través del río. Fuente: Imperial War Museums.

Iba a ser necesario el fracaso de Market Garden el día 25 de septiembre para que Montgomery revisara sus planes, pero solo en parte. El 27 ordenó al Segundo Ejército británico que se desplegara entre Gennep y Nimega para seguir atacando hacia el Ruhr –un objetivo al que todavía no estaba dispuesto a renunciar– en colaboración con los estadounidenses, y para ello era necesario que la 49.ª División de Infantería atacara siguiendo el eje Tilburg-St. Hertogenbosch a fin de cubrir su flanco izquierdo. Mientras, el II Cuerpo de Ejército canadiense se encargaría de liberar los puertos lo antes posible, operando simultáneamente contra Calais y los accesos a Amberes –Boulogne ya había caído–.

Para entonces hacía ya tiempo que el general Crerar había empezado a planificar las operaciones para despejar el estuario del Escalda, pero a finales de mes fue llamado de vuelta a Inglaterra para tratarse de una enfermedad y fue Simonds quien, en su calidad comandante en jefe en funciones, se encargó de concretar la tarea. La 3.ª División de Infantería canadiense recibió la misión de liquidar la bolsa de Breskens, mientras la 2.ª División de Infantería canadiense y la 1.ª Acorazada polaca (esta última, pronto sería destinada a otras operaciones) tomaban Zelanda meridional y la 4.ª Brigada de Servicios Especiales, con el apoyo de la Royal Navy, se preparaba para ocupar la isla de Walcheren.

Por aquel entonces “desde el punto de vista del Primer Ejército canadiense –reza la crónica oficial– la conclusión básica que emanaba de la directiva [del día 27, de Montgomery] era que las operaciones para abrir el puerto de Amberes seguían siendo relativamente poco prioritarias”, afirmación que se corrobora en la directiva que el general Simonds envió a sus jefes de cuerpo el 2 de octubre, en la que tras hacerse eco de las operaciones del Segundo Ejército británico hacia el este afirmó que estas “tenían preferencia en lo que a recursos se refiere”.

Switchback: la reducción de la bolsa de Breskens

Llegado el momento de describir las operaciones que llevaron a la liberación de los accesos al puerto de Amberes, empezaremos por la reducción de la bolsa de Breskens –Operación Switchback– seguiremos con la batalla de Zelanda oriental y el avance por el istmo de Zelanda meridional –Operación Vitality a partir del 24 de octubre– y terminaremos con el asalto anfibio a Walcheren –Operación Infatuate–, aunque sin olvidar que todas ellas se solaparon en el tiempo.

Mapa Switchback bolsa de Breskens Batalla estuario Escalda

Switchback: la reducción de la bolsa de Breskens, 5 de octubre-3 de noviembre de 1944. Pincha en la imagen para ampliar. © Desperta Ferro Ediciones

En este sector, los combates comenzaron el día 5 de octubre con el asalto del Algonquin Regiment al pólder Isabella, una mera finta para distraer a los defensores del auténtico sector de ataque, que era el triángulo formado por el canal Leopoldo y el de Derivación del Lys. Eran las 5.30 horas del 6 de octubre cuando 27 vehículos de combate Wasp –una variante del transporte sobre orugas Bren Universal Carrier equipado con un lanzallamas– empezaron a rociar las posiciones alemanas al otro lado del canal, obligando al enemigo a ponerse a cubierto para facilitar el asalto de la 7.ª Brigada (3.ª División de Infantería canadiense). En el sector derecho, cerca de Oosthoek, dos compañías del 1.er Batallón The Canadian Scottish Regiment cruzaron sin demasiados problemas, pero más al oeste, en el de Moerhuizen, una de las compañías del Regina Rifle Regiment, la de la derecha, “vaciló” (según la historia oficial), y los alemanes consiguieron recuperarse y reconquistar sus posiciones, desde donde sus ametralladoras se hicieron con el dominio del canal.

La lucha por las dos pequeñas cabezas de puente fue furiosa, pero, gracias a la construcción de pasos flotantes para la infantería, los canadienses aguantaron, aunque mucho mejor en el sector del Canadian Scottish, que esa misma noche fue reforzado por los Royal Winnipeg Rifles. A pesar de todo, la batalla se estancó. Mal atrincherados en un terreno inundado y contraatacados furiosamente por tropas de la 64.ª División de Infantería alemana (Generalmajor Knut Eberding), los canadienses bregaron durante dos días solo para conectar ambas cabezas de puente, tras lo cual se decidió desplazar el peso del ataque hacia la carretera de Aardenburg. El 12 de octubre, una compañía del Canadian Scottish consiguió atravesar las líneas del Regina Rifles para posicionarse sobre la calzada y, al día siguiente, pusieron pie en la linde sur de Eede. Todo mejoraría a partir del 14, en parte debido a que un puente de ingenieros permitió la llegada de carros de combate hasta el frente, pero sobre todo gracias a lo que estaba sucediendo más al este.

Demostración del uso de un lanzallamas desde una orilla a otra de un canal. Los canadienses utilizaron esta táctica el 6 de octubre de 1944 para asaltar el canal Leopoldo al sur de la bolsa de Breskens. Fuente: The Liberation of Belgium and the Battle of the Scheldt. 

El plan de la Operación Switchback consistía en un ataque principal desde el sur, que como se acaba de indicar apenas progresó, coordinado con un desembarco anfibio en la retaguardia, que se convirtió en el eje principal. Poco después de la medianoche del 9 de octubre, una flotilla de blindados anfibios Terrapin –la variante británica del DUKW, con ocho ruedas y una capacidad de carga de 4 t– y LVT 4 Water Buffalo –de origen norteamericano, que se desplazaba sobre cadenas– pilotados por los ingenieros del 5.º Batallón de Asalto (de la ubicua 79.ª División Acorazada británica) zarpó de Terneuzen en dos columnas de 48 vehículos. A bordo viajaban dos batallones de la 9.ª Brigada: los North Nova Scotia Higlanders camino de la playa verde, al este de Hoofdplaat, y el Highland Light Infantry of Canada, cuyo destino era la playa ámbar, junto a la ensenada de Braakman. Las tropas, que llegaron a tierra a las 2.05 horas, cinco minutos tarde, sorprendieron completamente al enemigo, que solo pudo reaccionar abriendo fuego con las baterías situadas en Flesinga, en la orilla norte del Escalda, y no tardaron en establecer una cabeza de playa viable, a la que siete horas después se sumaron los hombres del Stormond, Dundas and Glengarry Highlanders.

Poco después, iniciaron el avance hacia el sur contra una resistencia alemana cada vez más dura. El 10 de octubre tomaron Hoofdplaat y el 11, con ayuda del 7.º Regimiento de Reconocimiento, recién desembarcado como refuerzo, se ocupó Biervliet. Para entonces el avance también se había estancado en este sector y ambos extremos de la cabeza de playa estaban muy separados, pero entonces intervino la 8.ª Brigada de Infantería. Esta unidad, que según el plan previsto tenía que apoyar a la 7.ª Brigada sobre el canal Leopoldo, desembarcó en la cabeza de playa entre el 11 y el 12 de octubre para sumarse a la presión que ya estaban sufriendo los alemanes, que pronto iban a empezar a ceder. Tras su asalto del día 5, el Algonquin Regiment esperó hasta el 10 para volver a entrar en acción mientras el Argyll and Sutherland Higlanders of Canada atacaba cerca de Watervliet, más al oeste. Acababa de entrar en liza la 10.ª Brigada (perteneciente a la 4.ª División Acorazada canadiense) al completo. El 14, estas tropas se pusieron en marcha desde sus posiciones en pólder Isabella para conectar con el Queen’s Own Rifles of Canada (8.ª Brigada) proveniente del norte.

Oostburg bolsa de Breskens.

Un carro de combate canadiense cruza la localidad de Oostburg durante la última fase de operaciones para reducir la bolsa de Breskens. Fuente: Nationaal Archief

La apertura de una ruta de suministro terrestre hasta las tropas desembarcadas en la orilla del Escalda y, sobre todo, la llegada al frente de la 52.ª División de Infantería británica, cuya 157.ª Brigada sustituyó a la 7.ª canadiense el 18 de octubre, fueron los acontecimientos que promovieron un cambio en la batalla, que pasó de la fase estática a la de maniobra. El día 19, después de que los británicos tomaran Aardenburg y Middelburg sin encontrar oposición, los alemanes se retiraron a una segunda línea defensiva que se extendía entre Breskens y Sluis. Los combates más intensos de esta última fase se dieron en torno al fuerte Frederik Hendrik, una vieja posición napoleónica que databa de 1809 y que se hallaba casi en ruinas, pero cuyos fosos inundados habían sido complementados con búnkeres de hormigón, y que no se rindió hasta el 25, cuando apenas quedaban ya veintitrés defensores. El día anterior había vuelto al combate, tras un breve descanso, la 7.ª Brigada canadiense, que tras cruzar las líneas de la 9.ª rebasó Groede, que estaba llena de civiles y heridos y había sido declarada ciudad abierta, por ambos lados para llegar a Cadzand el 29, el mismo día en que los alemanes se retiraban para concentrarse sobre el canal Uitwaterings, que sería su última línea de resistencia.

Al atardecer del 30 de octubre, mientras los defensores trasladaban por mar a cuantos heridos podían hasta la isla de Walcheren, la 8.ª Brigada canadiense cruzó el canal al norte de Sluis, entrando en la última posición defensiva del general Eberding, que fue capturado en Het Zoute el 1 de noviembre, misma jornada en la que los hombres del Highland Light Infantry of Canada (9.ª Brigada) asaltaban el Pequeño Tobruk, una formidable posición defensiva cerca de Knocke-sur-Mer. En la jornada siguiente la 9.ª Brigada canadiense despejó los sectores de Knocke y Heyst, mientras la 7.ª reducía las posiciones costeras al norte de Cadzand y la 8.ª se encargaba de las tropas alemanas que aún resistían tierra adentro. Las operaciones terminaron con la entrada del 7.º Regimiento de Reconocimiento en Zeebrugge el 2 de noviembre.

La ofensiva al norte de Amberes

La fase de operaciones al norte y nordeste de Amberes comenzó a finales de septiembre, cuando la 49.ª División de Infantería –apoyada posteriormente por la 1.ª División Acorazada polaca y un batallón de la 2.ª Brigada Acorazada canadiense (de la 4.ª División Acorazada de dicho país)– consiguió establecer una cabeza de puente sobre el canal Amberes-Turnhout a 10 km al oeste de esta última localidad. Posteriormente, y en virtud de la orden de Montgomery al I Cuerpo de Ejército británico (del Primer Ejército canadiense) de que cubriera el flanco izquierdo del Segundo Ejército británico, la división acorazada polaca empezó a progresar hacia el norte siguiendo el eje del ferrocarril Turnhout-Tilburg, con elementos de la 49.ª División protegiendo sus flancos. El 4 de octubre, la infantería capturó Poppel y el 5 los blindados llegaron a Althen.

Una vez más, los alemanes reaccionaron enseguida. A partir de este último día llegó a la zona de combate el Kampfgruppe del Generalleutnant Curt Chill, formado con los restos de la 84.ª, 85.ª y 89.ª divisiones de infantería, elementos del Regimiento de Reemplazo y Entrenamiento Hermann Göring y el 6.º Regimiento de Fallschirmjäger, con el fin de apoyar a la 719.ª División alemana en el contrataque que se llevó a cabo al día siguiente, que si bien no logró recuperar terreno al menos vapuleó severamente a los polacos y, sobre todo, bloqueó el avance aliado hacia Tilburg.

ofensiva norte Amberes liberación de Holanda 1944

La ofensiva al norte de Amberes, 4-17 de octubre de 1944. Pincha en la imagen para ampliar. © Desperta Ferro Ediciones.

Algo parecido iba a suceder más al oeste, donde la 2.ª División canadiense se enfrentaba a la misión de despejar el norte de Amberes y cerrar el acceso terrestre a Walcheren. Ya hemos indicado que el 1 de octubre, la 5.ª Brigada canadiense, que había atacado desde la cabeza de puente al oeste de Turnhout, había conseguido llegar a Brecht, apoyada por la 6.ª Brigada canadiense, mientras la 4.ª defendía Amberes. El día 2, la 6.ª Brigada, que ahora también estaba al norte del canal, inició una ofensiva hacia el sudoeste para llegar a Lochtenberg, ocupado por el South Saskatchewan Regiment durante la jornada, y a Capellen, conquistada el día 4. Entretanto, la 4.ª Brigada inició la ofensiva desde Amberes, tomando Merxem el día 2 y Eeckeren el 4, la ofensiva ganaba impulso.

El 5 de octubre, el Essex Scottish Regiment (4.ª Brigada) llegó hasta Putte y cruzó la frontera holandesa y, al día siguiente, tomó Ossendrecht y Santvliet. Ya solo estaba a 5 km de Woensdrecht y del istmo de acceso a Walcheren cuando, una vez más, el ataque se estancó. El plan canadiense para el 7 de octubre consistía en que la 5.ª Brigada cruzara las líneas de la 4.ª para avanzar hacia el norte con los Calgary Higlanders por la izquierda y el Régiment de Maisonneuve por la derecha, mientras una agrupación de la 6.ª Brigada, la Agrupación Saint, protegía el flanco este de estos últimos. Sin embargo, no iba a poder ser.

El Kampfgruppe de la 346.ª División de Infantería del Generalleutnant Erich Diestel, que contaba con elementos de la 344.ª División y tenía el apoyo de tropas de la 70.ª División de Infantería, la 280.ª Brigada de Cañones de Asalto y el 559.º Batallón Contracarro Pesado, consiguió contener el asalto. Los Calgary Highlanders solo consiguieron llegar a Hoogerheide, a 1,6 km de su objetivo, mientras que el Régiment de Mainsonneuve era detenido al sudoeste de Huijbergen y la Fuerza Saint apenas consiguió ganar terreno y llegar un poco más al norte de Calmpthout al día siguiente. Un nuevo ataque el día 8, protagonizado por el Black Watch Regiment, se topó con un enemigo aún más formidable. Tras haber detenido a los polacos, había llegado el Kampfgruppe Chill, que envió de vuelta a los canadienses hasta sus posiciones de partida de aquel día. La detección de una fuerza importante, con carros de combate y artillería, al norte de Korteven y en dirección a Bergen op Zoom, obligó al mando de la 5.ª Brigada a poner todos sus batallones en posición defensiva.

Calgary Highlanders Amberes batalla estuario del Escalda

El sargento H.A. Marshall y el cabo S. Kormendy, del Calgary Highlanders (5.ª Brigada de la 2.ª División) ejecutando una misión de descubierta al norte de Kapellen, al norte de Amberes, durante los combates de primeros de octubre de 1944. Ambos soldados van equipados con fusiles de francotirador. Fuente: The Liberation of Belgium and the Battle of the Scheldt. 

Justo a tiempo. El 9 de octubre, los alemanes desencadenaron un furioso contrataque en el sector de Hoogerheide que puso en serios aprietos a los defensores y, aunque el frente aguantó, el mando de la 2.ª División de Infantería canadiense se vio obligado a replantearse toda la batalla. En aquel momento, el primer problema a resolver era asegurar el ala derecha de la división, que se hallaba al descubierto pues su 6.ª Brigada tenía que defender un frente de 32 km con uno de sus batallones en Calmpthout (los Fusiliers de Mont Royal, integrados en la Agrupación Saint), otro en Brasschaat (los Cameron Highlanders of Canada) y el tercero en Brecht (el South Saskatchewan Regiment); y más allá solo disponía de las unidades de reconocimiento y de artillería antiaérea ligera divisionarias para patrullar el frente. La llegada de elementos de la 4.ª División Acorazada para encargarse del sector de Brecht el 9 de octubre supuso un alivio que permitió que la 6.ª Brigada se concentrara sobre su izquierda y que, con su retaguardia asegurada, el jefe de la división pudiera concentrarse en la tarea de cerrar el acceso a Walcheren.

Para ello elaboró un nuevo plan en el que la 5.ª Brigada se retiraría del frente en Hoogerheide, cediendo su lugar al Royal Hamilton Light Infantry (de la 4.ª Brigada), para poder organizar una ofensiva concentrada. Sin embargo, un evento inesperado replanteó toda la situación. El 10 octubre, en un golpe de suerte, el Royal Regiment of Canada (4.ª Brigada) se abrió camino a través del pólder para llegar a la vía de ferrocarril a 5 km al oeste de Woensdrecht. ¿Se había cerrado el acceso a Walcheren? Según los alemanes sí, pero un contraataque de la 346.ª División alemana durante la tarde (o tal vez al día siguiente, las fuentes no son claras) restableció la comunicación. Según los canadienses no, y por eso se llevó a cabo un nuevo ataque el 11 por la tarde, que se saldó con un costoso fracaso.

Las operaciones quedaron entonces en manos de la 4.ª Brigada, reforzada por el Régiment de Maisonneuve (de la 5.ª) y el de South Saskatchewan (de la 6.ª), hasta el día 13, jornadas durante las cuales ambos bandos lanzaron golpes y contragolpes furiosos sin conseguir nada positivo. El istmo no se cerraba, pero tampoco estaba abierto del todo. Entonces la 5.ª Brigada entró de nuevo en acción. La Operación Angus, que consistía en que su Black Watch Regiment cruzara el sector defendido por el Royal Regiment of Canada (4.ª Brigada) y atacara hacia el este siguiendo el terraplén de ferrocarril hasta la estación de Woensdrecht, fracasó por completo. En una repetición de la Gran Guerra, los alemanes, perfectamente atrincherados, recibieron el ataque de la mañana con fuego de morteros pesados y obligaron a retroceder a los hombres de las dos compañías atacantes tras haber sido heridos ambos comandantes. El ataque de la tarde, ejecutado por las otras dos compañías, también fracasó a pesar del apoyo de la aviación y la presencia de carros de combate y lanzallamas. Los alemanes lucharon salvajemente y también fueron baja los comandantes de las otras dos compañías. A la 1.00 del día 14, el comandante de la brigada ordenó al batallón que se retirara, con unas bajas de 56 muertos, 62 heridos y 27 prisioneros.

Pasaron dos días, durante los que los alemanes no permanecieron inactivos, antes de que se intentara de nuevo. A las 3.30 horas del 16 de octubre el Royal Hamilton Light Infantry (4.ª Brigada) atacó hacia Woensdrecht con el apoyo de los carros de combate del 10.º Regimiento Acorazado, así como toda la artillería divisionaria más el 7.º Regimiento de Artillería Media de la Artillería Real canadiense, el 84.º y el 121.er Regimientos Antiaéreos Medios de la Artillería Real y el 115.º Regimiento Antiaéreo Pesado del mismo cuerpo. Esta vez sí tuvieron éxito. Abriéndose paso a través del pueblo casa por casa, los canadienses consiguieron llegar al otro extremo y a una elevación que había hacia el nordeste, donde se plantaron para oponerse a los contraataques alemanes, que comenzaron antes de que terminara la mañana. “Fue un combate a muy corta distancia, cuerpo a cuerpo, el enemigo no cedió como lo había hecho en el pasado” indicó el parte del batallón, cuyo comandante en jefe definió el apoyo de la artillería como la clave de la victoria. “El fuego pilló a las tropas enemigas en terreno despejado, mientras que nuestros hombres, que habían sido preavisados, se habían enterrado en sus trincheras. Nuestras tropas gritaron vivas, la matanza fue terrorífica”.

Un Hawker Typhoon del 440.º Escuadrón de la Real Fuerza Aérea canadiense en proceso de ser rearmado por el personal de tierra. Esta unidad, con base en Eindhoven, colaboró con el Segundo Ejército británico. Fuente: Imperial War Museums.

También gracias a la intervención de la aviación, el Royal Hamilton Light Infantry consiguió contener a los alemanes y mantener sellado el aislamiento de Walcheren por tierra. A cambio, entre el 16 y el 17 de octubre habían sufrido 161 bajas, 21 de ellas muertos. Los alemanes, por su parte, no tardaron en reconocer la situación: “En el sector del estuario del Escalda –apuntó en su diario de guerra el Generalfeldmarschall Gerd von Rundstedt– ya no se puede esperar reconquistar la conexión terrestre con Walcheren. En consecuencia, el Oberbefehlshaber West consiente en que la zona sea inundada”. Mientras se apagaban las brasas fue ascendiendo, poco a poco, el nivel del agua.

Crisis de mando. Montgomery contra Eisenhower

Llegados a este punto, merece la pena volver a fijarse en las decisiones de Montgomery, que seguía estando a favor, y así lo habían entendido los jefes del Primer Ejército canadiense, de que la prioridad tuviera que ser Amberes. Es más, él solo estaba a punto de meterse en una polémica que iba a sacudir los fundamentos mismos de la cadena de mando aliada.

El 4 de octubre, Montgomery emitió una nueva directiva referente a la redistribución de sus fuerzas para cumplir el objetivo principal indicado el 27 de septiembre, es decir, iniciar una ofensiva hacia el Ruhr con el Segundo Ejército británico; y para ello convocó una reunión con los generales Omar Bradley [Vigésimo Primer Grupo de Ejércitos] y Courtney Hodges [Primer Ejército estadounidense] para el siguiente día 8 a fin de coordinarse con ellos. Sin embargo, el día anterior había cambiado de idea y telegrafió a Eisenhower para informarle de que no podía atacar hacia el Ruhr con su Segundo Ejército sin expulsar a los alemanes de la orilla oeste del Mosa y reforzar con infantería la cabeza de puente de Nimega. En el mismo, afirmó ante su superior que “las operaciones del Segundo Ejército [británico] y del Primer Ejército estadounidense están íntimamente relacionadas y opino que la presente organización del mando es muy insatisfactoria». Se trataba de una crítica directa a la gestión de Eisenhower, y tal vez de un intento de ampliar las fuerzas bajo su mando o bien tomando el control del ejército norteamericano que citaba o bien tomando el control de todas las operaciones terrestres, como luego se verá.

Al día siguiente, Bradley y Hodges se personaron en la reunión acordada con un invitado sorpresa, el general Marshall, jefe de Estado Mayor del Ejército estadounidense y superior de Eisenhower. Aquello no achantó en absoluto las críticas de Montgomery, es más, le animó a meterse por un camino sumamente delicado, según narra en sus memorias:

«tuve una larga charla con él, a solas, en la caravana que me servía de oficina. Le dije que como Eisenhower había tomado personalmente el mando de las operaciones terrestres a la vez que ostentaba el puesto de comandante supremo de todas las fuerzas (de tierra, mar y aire), los ejércitos se habían dividido por nacionalidades, y no geográficamente. Faltaba comprensión de la situación y se carecía de dirección y control operacional. De hecho, nuestras operaciones se habían vuelto irregulares e inconexas, y nos habíamos metido en un verdadero caos».

Él mismo reconoce que, por la cara de Marshall, comprendió que estaba en total desacuerdo con él. Por otro lado, la reunión de coordinación tuvo como resultado una nueva directiva de Montgomery, fechada el 9 de octubre, en la que reconocía definitivamente la imposibilidad de atacar hacia el Ruhr sin antes haber despejado la orilla oeste del Mosa, reforzado la región de Nimega y tomado los accesos a Amberes. “Las operaciones para abrir el puerto deben tener prioridad en lo que a tropas, municiones y todo lo demás se refiere”. Así, convertía en órdenes lo que había dicho a su jefe dos días antes, mientras este, en un telegrama de la misma fecha, insistía en la importancia del factor logístico:

«Debo repetirle que nos encontramos exactamente ante la situación que anticipamos hace meses; el flujo que entra en el continente será incapaz de soportar el ritmo de la batalla, si Amberes no está produciendo para mediados de noviembre, todas nuestras operaciones se detendrán. Debo enfatizar que considero que Amberes es de primera importancia para todos nuestros esfuerzos en todo el frente desde suiza hasta el canal. Creo que es necesario que atienda personalmente a las operaciones planeadas para despejar el acceso».

El norteamericano no podía ser más claro, Amberes; pero Montgomery no tardó en reafirmarse en que no estaba dispuesto a dedicarse exclusivamente a liberar las orillas del Escalda. El 14 de octubre contestó al telegrama de Eisenhower del 9, parte del cual acabamos de citar, para decirle que cuando hubiera expulsado al enemigo de la orilla occidental del Mosa, entonces se encargaría de atacar en el oeste con todas sus fuerzas, permitiendo que los canadienses se concentraran en su tarea.

Montgomery Jorge V 1944

13 de octubre de 1944, el mariscal de campo Montgomery se halla en su caravan de mando con el rey Jorge VI. En ese momento, la crisis de mando que sostiene con Eisenhower se halla en su momento más grave. Fuente: Imperial War Museums.

Sin embargo, para entonces el conflicto entre ambos había alcanzado cotas mucho más importantes. El 10 de octubre, Montgomery había escrito al general Walter Bedell Smith, jefe del Estado Mayor de Eisenhower, quejándose duramente de la situación. La idea era la misma que había expuesto ante Marshall: Eisenhower, como comandante supremo de tierra, mar y aire, era incapaz de atender debidamente a las operaciones terrestres, para las que hacía falta un mando sobre el terreno, cerca de primera línea y con conocimiento personal directo de todo lo que sucedía en el frente. También insistía en que las tropas, agrupadas por naciones y no por objetivos, eran menos efectivas al ser necesaria la coordinación entre diversos mandos, y ponía como ejemplo las operaciones hacia el Ruhr donde él, como jefe del Vigésimo Primer Grupo de Ejércitos, tenía que coordinarse con el Primer Ejército estadounidense, pero pasando por Bradley como jefe del Décimo Segundo Grupo de Ejércitos.

Consideraba mucho más sencillo que todas las fuerzas obedecieran a un solo jefe superior y para ello proponía tres opciones: que el propio comandante supremo desplazara su cuartel general al sector norte del frente y tomara el control de las operaciones, que el jefe del Vigésimo Primer Grupo de Ejércitos –es decir, él mismo– tomara el mando supremo de las operaciones terrestres y el jefe del grupo estadounidense –Bradley– se le subordinara, o que se hiciera al revés. La lista no era neutral, pues en ella se encargaba de indicar que la segunda opción, la que le encumbraba y le permitiría salirse con la suya, ya había funcionado satisfactoriamente en Normandía. Las conclusiones del documento eran duras:

«No creo posible poder operar con éxito en el campo de batalla si el mando y el control no tienen una organización eficaz y sensata. No creo que tengamos una organización de mando y control buena y sensata. Puede que por consideraciones políticas y nacionales no podamos tener una organización sensata. Si ese es el caso, sugiero que lo digamos [es decir, informar a sus superiores]. No pretendamos que todo va bien cuando en realidad, ahora mismo estamos muy lejos de ello en este asunto».

La respuesta de Eisenhower, redactada el día 13 de octubre, pero recibida por Montgomery el 15, al día siguiente del mensaje en el que reafirmaba su intención de atacar primero hacia el Mosa, ha sido calificada como “una de las cartas más explícitas de Eisenhower en toda la guerra”. La misiva se dividía en dos partes bien diferenciadas. En la primera, el comandante en jefe aliado insistía una vez más, en la importancia de Amberes.

«Desconozco la situación exacta de sus suministros [los del Vigésimo Primer Grupo de Ejércitos], pero sí sé el lamentable estado en que están las fuerzas estadounidenses y francesas que se extienden desde su frontera sur hasta Suiza. ¡En comparación, es usted rico! Si supiera con claridad cómo está la situación, comprendería por qué insisto una y otra vez en la importancia de poner Amberes en funcionamiento».

Había un tono de reproche en los comentarios sobre la abundancia de que disponía Montgomery y su falta de entendimiento de lo que pasaba más allá de su zona de operaciones, y también en el recordatorio, contenido al final del mismo párrafo: “Durante varias semanas he estado listo para proporcionarle tropas adicionales de origen estadounidense para la tarea [el puerto], siempre y cuando las quiera […]”. A donde quería llegar Eisenhower era que, por mucho que Montgomery se quejara de la división de las fuerzas por nacionalidades y la adjudicación de un mismo objetivo, por ejemplo, el Ruhr, a varios mandos, en realidad Amberes era un objetivo únicamente para él, se le habían ofrecido tropas de nacionalidad estadounidense y no había querido aceptarlas. “La operación de Amberes no tiene absolutamente nada que ver con la cuestión del mando. Todo lo que pueda ser de ayuda, independientemente de la nacionalidad a la que pertenezca, es suyo”.

Bradley Tedder Eisenhower Montgomery Simpson

En esta fotografía podemos ver al general Eisenhower (centro) junto con el mariscal de campo Montgomery (a su derecha), el general del aire sir Arthur Tedder (a su izquierda), el general Omar Bradley (abajo a la izquierda) y el general William Hood Simpson (abajo a la derecha). Tomada el 7 de diciembre, la crisis de mando ya ha pasado y el puerto de Amberes ya funciona a pleno rendimiento, pero en dos semanas los alemanes desencadenarán la ofensiva de las Ardenas, y Montgomery volverá a provocar un conflicto al atribuirse la derrota de la misma. Fuente: Europeana.

En la segunda, Eisenhower pasó a referirse a las críticas de Montgomery, primero con una advertencia:

«Con el fin de que podamos continuar operando del mismo modo cercano y amistoso que, al menos para mí, ha definido nuestro trabajo en el pasado, voy a definir de nuevo, tan claramente como me sea posible, mi concepto de organización lógica del mando. Si tras haber leído esto sigue pensando que es ‘insatisfactoria’, entonces, realmente, tenemos un problema que debe ser resuelto en interés de la eficiencia futura».

Y si tenía un problema, uno de los dos debía de ser cesado, es lo que Eisenhower no dice, pero insinúa, en las últimas líneas del párrafo:

«Estoy totalmente al tanto de las capacidades y los límites de un mando interaliado y si usted, como comandante de más alto rango de una de las naciones aliadas en este teatro de operaciones piensa que mis ideas y mis directivas ponen en peligro el éxito de las operaciones, es nuestro deber comunicar esta cuestión a las autoridades superiores para que actúen como consideren necesario, aunque sean drásticas».

Tras estas advertencias, la carta de Eisenhower pasaba a explicar su punto de vista y rebatir algunas de las afirmaciones de Montgomery, pero era totalmente innecesario. Puesto en su lugar, el 16 de octubre el británico contestó:

«No volverá a escuchar nada más de mí sobre la cuestión del mando. Le ha dado mi opinión y me ha contestado. Esto zanja el asunto […]. He dado prioridad absoluta a Amberes en todas las operaciones del Vigésimo Primer Grupo de Ejércitos y a partir de ahora todos los esfuerzos y energías se dedicarán a despejar dicho lugar».

Firmaba: “Su muy devoto y leal subordinado, Monty”. Ni avanzar hacia el Ruhr, ni despejar la orilla oeste del Mosa ni reforzar la región de Nimega. Despejar el puerto se había convertido por fin en el objetivo principal de las fuerzas británicas, tal y como el británico estableció en una nueva directiva emitida ese mismo día.

Walcheren. Objetivo final

En el frente, esta supuso una reordenación total de los objetivos del Segundo Ejército británico. Para empezar, se abandonó por completo la idea de avanzar hacia el Ruhr y, si hasta entonces las tropas del Primer Ejército canadiense habían apoyado a la fuerza británica con su ala derecha (véase el avance de la 49.ª División de Infantería y la 1.ª Acorazada polaca), a partir de ahora iban a ser esta la que apoyaría a los canadienses. Para ello, el Segundo Ejército británico recibió la misión de pasar a la defensiva en el sector de Nimega y avanzar hacia el oeste por el eje St. Hertogenbosch-Breda, siguiendo el cauce del Mosa hasta su desembocadura; mientras que el ejército canadiense iba a emplear su I Cuerpo de Ejército británico en la Operación Suitcase y su II Cuerpo de Ejército canadiense en las operaciones Vitality e Infatuate.

Suitcase, que no detallaremos pues excede el marco del presente artículo, tuvo como objetivo proteger el flanco norte de la 2.ª División de Infantería canadiense, situada en Woensdrecht y lista para avanzar por el istmo. Para ello, el 20 de octubre la 49.ª División de Infantería británica atacó desde Brecht hacia Wuestwezel, llegando a Roosendaal el día 23, mientras por su izquierda la 4.ª División Acorazada canadiense avanzaba hacia Essechen y Bergen op Zoom, que ocupó ese mismo día. Más a la derecha operó la 104.ª División de Infantería estadounidense, que alcanzó Zundert, y en el extremo oriental del frente lo hizo la 1.ª División Acorazada polaca, que tomó Breda el 29 de octubre. Entretanto, las tropas del Segundo Ejército británico progresaron por la orilla sur del Mosa hasta llegar a su desembocadura a finales de mes.

mapa operación suitcase Holanda 1944

Operación Suitcase, 20 de octubre-1 de noviembre de 1944. Pincha en la imagen para ampliar. © Desperta Ferro Ediciones

Una vez asegurado su flanco derecho, el II Cuerpo de Ejército canadiense inició las operaciones para conquistar Walcheren, último reducto alemán en el estuario del Escalda. Situada en el extremo oeste de Zelanda meridional y con una forma más o menos redondeada, casi toda la isla se hallaba por debajo del nivel del mar excepto dos zonas: el extremo este, por el que se comunicaba con el continente a través de un dique; y el propio perímetro de la isla, formado por dunas y por los diques que contenían el acceso del mar hacia el interior.

Debido a su posición geográfica en los accesos a Amberes, los alemanes habían dedicado numerosos recursos a defender Walcheren. Según los cálculos aliados, en la isla había unos 4000 alemanes, aunque al final se capturaron 8000 prisioneros. El grueso de estos combatientes pertenecía a la 70.ª División de Infantería del Generalleutnant Wilhelm Daser, conocida como División del Pan Blanco porque estaba formada por pacientes afectados por enfermedades estomacales, lo que les incapacitaba para comer el pan de ración habitual en el Ejército alemán. Esta gran unidad había desplegado dos regimientos en la región, el 1019.º en Flesinga y al suroeste, y el 1020.º en Westkapelle y al norte y noroeste, situándolos en complejos puntos defensivos fortificados con búnkeres y trincheras y armados con piezas antiaéreas, lanzallamas, lanzacohetes y focos luminosos.

Además del litoral de su sector, la misión del 1020.º era proteger las cinco baterías fortificadas de la costa oeste –denominados, de sur a norte, W11, W13, W15, W17 y W19–, cuyas piezas iban de los 220 mm del W17 junto a Domburg, a los 75 mm de las dos que estaban posicionadas en el W13 al sur de Westkapelle, todas ellas servidas por cinco compañías del 202.º Batallón de Artillería de Marina. Una última compañía de esta unidad, la 9.ª estaba desplegada en la posición W6, en el extremo sur de Flesinga. Dicha localidad portuaria también había sido muy fortificada. Sus calles habían sido bloqueadas y se habían situado numerosos depósitos de armas y municiones en las casas para que los defensores, pertenecientes al 1019.º Regimiento, pudieran reaprovisionarse durante los combates; y a su alrededor se habían construido cuatro posiciones defensivas –W1, W2, W3 y W4– cuyos ocupantes pertenecían al 810.º Batallón Antiaéreo de la Marina. Además de las fuerzas y puntos de apoyo indicados, la isla contaba con tres unidades orgánicas de la 70.ª División: el 170.º Regimiento de Artillería; el 170.º Batallón de Ingenieros y el 170.º Batallón de Fusileros, los dos últimos desplegados en el extremo oeste del dique que la comunicaba con tierra firme. Finalmente, cabe mencionar el 99.º Regimiento de Guarnición de Fortaleza, cuyos efectivos se habían reducido a los de un batallón.

Walcheren batalla estuario escalda holanda 1944

Una de las baterías fortificadas alemanas de la isla de Walcheren. Por el tamaño de la pieza, probablemente sea uno de los cañones de 220 mm de W17. Fuente: Nationaal Archief.

Para conquistar Walcheren, el mando aliado planificó un triple asalto. Mientras un contingente canadiense y a la postre británico remontaba el istmo que llevaba hasta la isla y tomaba pie en ella por el paso elevado (Operación Vitality), otras dos fuerzas ejecutarían desembarcos anfibios en Flesinga (Operación Infatuate I) y Walcheren (Operación Infatuate II).

Operación Vitality

Una vez despejado su flanco derecho gracias a la ya mencionada Operación Suitcase, y tras haber ocupado Korteven con su 6.ª Brigada, la 2.ª División de Infantería canadiense inició la ejecución de la Operación Vitality, el avance por el istmo de Walcheren.

La unidad designada para encabezar la progresión fue la 4.ª Brigada de Infantería canadiense, junto con elementos de la 4.ª División Acorazada del mismo país, y su primer objetivo fue el canal de Zelanda, que cruzaba el istmo de norte a sur entre las localidades de Wemeldinge y Hansweert. Para alcanzarlo, se acordó que, una vez roto el frente alemán, el Essex Scottish Regiment embarcaría en vehículos acorazados y atacaría por la carretera sur acompañado por fuerzas del 10.º Regimiento Acorazado y del 8.º de Reconocimiento. Para facilitar la ruptura, se ordenó un bombardeo previo de 90 minutos a cargo de siete regimientos de artillería media y pesada, seguido por un ataque de infantería. Este, ejecutado por el Royal Regiment of Canada, comenzó a las 4.30 del 24 de octubre y consiguió romper el frente alemán en el sector más estrecho del istmo sin demasiadas dificultades. Sin embargo, cuando los Essex Scottish se lanzaron por el camino previsto se encontraron con que este era intransitable a causa del barro y las minas, por lo que tuvieron que desviarse hacia el norte, por el talud del ferrocarril, donde se encontraron con que una pieza contracarro alemana dominaba completamente el sector.

mapa operación vitality Walcheren holanda 1944

Operación Vitality sobre la isla de Walcheren, 24 de octubre-3 de noviembre de 1944, fase final de la batalla por el estuario del Escalda. Pincha en la imagen para ampliar. © Desperta Ferro Ediciones

Una vez detenida la carga acorazada, el progreso recayó sobre la reina de las batallas, la sufrida infantería, y fue lento. El día 25 de octubre el Royal Hamilton Light Infantry alcanzó Rilland, y poco después las vanguardias de la 4.ª Brigada llegaron a Krabbendijke, donde se detuvo completamente agotada. El 26, la 6.ª Brigada canadiense cruzó las líneas de la 4.ª y esa tarde retomó el ataque con sus tres batallones en línea: el Queen’s Own Cameron Highlanders of Canada por el norte, el South Saskatchewan Regiment por el centro en dirección al puente de carretera y ferrocarril más importante sobre el canal y los Fusiliers de Mont Royal por el sur. Los primeros en llegar al canal fueron los Camerons, durante la noche del 26 al 27, mientras sus compañeros se enfrentaban a un denso fuego de armas ligeras y morteros, así como a minas y bloqueos en las carreteras; los segundos fueron los de Saskatchewan, que llegaron a primera hora de la mañana del 27. Ahora había que cruzar el cauce.

Para ello, fue determinante lo que estaba sucediendo más hacia el sudoeste, en torno a Hoedenskerke, al otro lado del canal de Zelanda, donde a las 4.50 horas del día 26 de octubre había desembarcado la 156.ª Brigada de la 52.ª División de Infantería británica, que poco a poco ensanchó su cabeza de playa hasta alcanzar Oudelande. Atacada a la vez por el frente y por la retaguardia, la defensa alemana no tardó en desorganizarse. A media noche del día 27 los del South Saskatchewan habían conseguido cruzar el canal con botes de asalto y al amanecer del 28 también lo consiguieron los Fusiliers. La defensa fue mucho más efectiva en el lado norte del istmo, donde los alemanes no se veían amenazados por retaguardia, y los Camerons no consiguieron cruzar. No importaba. Al final de la jornada los ingenieros habían terminado un puente y la 4.ª Brigada tomó el relevo para seguir avanzando hacia el oeste hasta contactar con las tropas desembarcada de la 156.ª el día 29 cerca de Gravenpolder. A partir de ese momento los alemanes decidieron ceder terreno y el avance se aceleró. Ese mismo día, las unidades atacantes –156.ª Brigada por el sur, 4.ª canadiense por el centro y la 5.ª canadiense que se incorporó por el norte– llegaron hasta la altura de Goes, capital de Zelanda meridional, que fue ocupada por el Black Watch Regiment, perteneciente a esta última brigada.

El siguiente objetivo, que prometía ser todavía más formidable que el canal de Zelanda, era el dique que cruzaba a la isla de Walcheren, una franja de tierra completamente recta de 1100 m de largo y 36 de ancho con una carretera, un carril bici y una línea de ferrocarril; guardada en ambos extremos por búnkeres y otras posiciones fortificadas. Para llegar hasta ella lo antes posible el mando canadiense recurrió a un truco sucio, hacer competir a la 4.ª y 5.ª brigadas indicando que la primera de ellas que llegara hasta el extremo oriental y despejara la zona de alemanas se quedaría en dicho puesto, mientras que la segunda atravesaría sus líneas y ejecutaría la misión, mucho más peligrosa, de cruzar y establecer una cabeza de puente en el extremo occidental. Ganó la 4.ª Brigada, cuyo Royal Regiment of Canada despejó las defensas alemanas el 31 de octubre por la mañana, tomando 153 prisioneros.

La 5.ª Brigada tuvo pues que enfrentarse a una de las operaciones más potencialmente costosas y difíciles de la campaña. El dique estaba totalmente despejado y el único refugio que iban a encontrar los atacantes eran algunos cráteres en los que cubrirse tras cada tramo y una gran zanja contracarro, de metro y medio de profundidad, excavada por los alemanes más o menos en el centro. Además, durante el trayecto tendrían que soportar fuegos de artillería precalculados y enfrentarse a los disparos de un carro de combate o un cañón autopropulsado, enterrado más allá de su objetivo, y a los proyectiles de una pieza antitanque capaz de batir todo el trayecto. Finalmente, cuando llegaran a su destino todavía iban a tener que atravesar trincheras y reducir búnkeres defendidos por una numerosa infantería.

Walcheren batalla estuario escalda holanda 1944

Dos LVT-4 Water Buffalo circulando por la isla de Walcheren, con marea baja, después de la conquista. Esta escena permite hacerse una idea del terreno en el interior de la isla después de que esta fuera inundada, y de lo expuestos que estuvieron los soldados aliados a la observación enemiga desde posiciones como el campanario que se puede ver al fondo. Fuente: Provincial Archives of Alberta.

Para superar el obstáculo el mando de la 5.ª Brigada se decantó por un ataque directo, descartando la idea de cruzar por el norte o por el sur, ya que el cauce del canal de Slooe era muy estrecho y estaba rodeado por amplias extensiones de barro por el que era imposible que cruzaran los vehículos, tanto de ruedas como sobre cadenas. El primer intento lo llevó a cabo el Black Watch Regiment a primera hora de la tarde del 31 de octubre: “El enemigo disparaba al menos una pieza de artillería pesada, cuyos proyectiles levantaban columnas de agua de unos 60 m cuando caían cortos. También disparaba proyectiles perforantes a ras de suelo, lo que era muy pernicioso para la moral de la tropa”. Los atacantes consiguieron llegar a menos de 25 m del objetivo, pero no pudieron seguir y se retiraron al final de la tarde. Entonces atacaron los Calgary Highlanders con órdenes de llegar hasta el final y girar a la derecha mientras los Fusiliers de Maisonneuve se mantenían listos para seguirlos a toda prisa y desplegarse hacia la izquierda. El avance comenzó a las 23.00 y fracasó poco después. El tercer intento, que tuvo lugar a las 6.05 horas del 1 de noviembre, tuvo éxito por fin y, en torno a medio día, todas las secciones de la compañía de vanguardia habían conseguido cruzar las defensas y poner pie sobre Walcheren, seguidas por el resto del batallón. Sin embargo, a las 17.30 los alemanes contraatacaron y media hora después los Calgary se habían retirado por el paso elevado, hasta la zanja contracarro, donde establecieron una posición defensiva.

Se hacía necesario intentarlo de nuevo, y el general de brigada Megill decidió enviar su último batallón, el Régiment de Maisonneuve, que lanzaría un nuevo asalto a las 4.00 horas del 2 de noviembre y sería relevado una hora después, antes de que amaneciera, por el 1.er Batallón del Glasgow Highlanders (perteneciente a la 156.ª Brigada de la 52.ª División de Infantería británica). Una vez más, el avance comenzó bien. A las 4.15, la Compañía D de los Fusiliers había llegado a 180 m del final del paso elevado, y a las 6.30 estaba a unos 200 m sobre la isla de Walcheren, pero ninguna compañía más había conseguido llegar. Eran las 6.00 cuando una sección del Glasgow Highlanders se puso en marcha para relevar a los Fusiliers que habían conseguido entrar en la isla, que tuvieron que aguantar varias horas más hasta que, a pesar de la llegada de algunos refuerzos, tuvieron que retirarse también. Con 135 bajas en tres días de combate, la 5.ª Brigada canadiense estaba agotada y ninguna de las otras dos estaba en mejor estado, por lo que toda la división fue retirada del frente y enviada a descansar en Malinas. Desde el inicio de las operaciones habían perdido 207 oficiales y 3443 suboficiales y clases de tropa, unas cifras que el ejército canadiense, simplemente, no se podía permitir.

Tras los cuatro fracasos de la 2.ª División de Infantería canadiense, la 52.ª División de Infantería británica creó una agrupación específica llamada Burnfor (acrónimo de Burns Force, por el general de brigada L. B. D. Burns, al mando de la misma) para englobar las dos brigadas presentes –156.ª y 157.ª– y seguir adelante con las operaciones. Para ello se volvió a plantear la posibilidad de atacar por el canal de Slooe, al sur del paso elevado, utilizando botes de asalto para cruzar el brazo de agua y enviando a la infantería a través del barro para cubrir los 1400 m restantes. La unidad designada para intentarlo fue el 6.º Batallón (Lanarkshire) del Cameronians, que partió de un pequeño puerto cerca de Nieuwdorp a las 3.30 horas del 3 de noviembre y consiguió llegar al extremo sudoeste de Walcheren sin encontrar apenas oposición. A medio día informaron de que habían establecido una cabeza de puente viable y esta vez el contraataque alemán fracasó. Aunque los defensores resistieron con uñas y dientes, al día siguiente los Cameronians habían enlazado con el extremo oeste del paso elevado y los alemanes se estaban derrumbando.

Bombardeo aéreo sobre Walcheren

Aunque habían derrochado bravura y determinación, la derrota alemana en la orilla del canal de Slooe no había sido mérito exclusivo de la 5.ª Brigada canadiense o la 52.ª División de Infantería británica, también tenían mucho que ver los desembarcos que se habían producido en otros puntos de Walcheren. Sin embargo, antes de narrar este asalto a la isla fortificada es necesario volver atrás en el tiempo.

Para facilitar la conquista y mientras se preparaban y entrenaban las fuerzas terrestres y navales que participarían en la Operación Infatuate, se decidió aprovechar a la fuerza aérea para romper los diques que protegían la isla del mar e inundarla. Las consecuencias de esta acción iban a ser graves, ya que los cultivos iban a quedar arrasados y el terreno salado durante años, arruinando la economía local, pero por otro lado se consideró que con esta acción se iban a anular las defensas situadas en las zonas inundadas y, al obligar a los alemanes a concentrarse en la tierra alta, estos iban a ser más fáciles de batir por la artillería terrestre y naval y por la fuerza aérea táctica. En cambio, durante el proceso de preparación se desechó la posibilidad de utilizar tropas aerotransportadas –ofrecidas por Montgomery el 13 de septiembre– pues, si bien finalizada la Operación Market Garden ya volvía a haber transporte aéreo disponible y había unidades paracaidistas que no habían participado en la batalla hacia el puente lejano, se consideró que el terreno carecía de la firmeza suficiente para el aterrizaje de estas fuerzas.

El 2 de octubre, emisiones de radio y octavillas lanzadas desde el aire avisaron a la población holandesa de las intenciones de los aliados, que con su dominio absoluto del aire no tenían nada que temer de la Luftwaffe, y el día 3, 259 bombarderos pesados Avro Lancaster atacaron el dique de Westkapelle en varias oleadas en las que arrojaron un total de 1270 t de explosivos. La caza alemana brilló por su ausencia y, al final del día, había una brecha de 90 m en el objetivo por el que, según las fotos del reconocimiento aéreo, el agua entraba a raudales hacia el interior. El 7 de octubre la isla estaba inundada hasta Middelburg, en el centro. Tras esta demostración de precisión, el Bomber Command decidió ejecutar más ataques, el siguiente ese mismo 7 de octubre, en esta ocasión en la región de Flesinga, cuyos diques fueron golpeados, a ambos lados del puerto y en dirección al este hasta el Slooe, por 120 bombarderos pesados, que esta vez abrieron dos brechas. Finalmente, el 11 de octubre, un nuevo bombardeo con algo más de 120 aviones pesados destruyó el dique entre Veere y Vrouwenpolder. Estas tres misiones, más otras de menor importancia que siguieron hasta el día 17, sumaron un total de 2679 toneladas de bombas arrojadas por 481 bombarderos sin sufrir una sola baja. A cambio, exceptuando las dunas costeras, toda la mitad oeste de la isla había quedado inundada y las defensas interiores anuladas.

Ruptura del dique de Westkapelle, el 3 de octubre de 1944, por los bombarderos de la RAF. Además de la brecha por la que debían entrar los vehículos anfibios el día del desembarco, se puede ver la localidad (a la derecha) y el propio dique (a la izquierda) en dirección a W13. Fuente: Imperial War Museums.

Durante el mes de octubre la fuerza aérea táctica también ejecutó misiones sobre Walcheren en las que sus cazabombarderos atacaron objetivos especiales como estaciones de radar, depósitos de municiones y las baterías en torno a Flesinga (estas últimas en colaboración con el Bomber Command), que en ese momento estaban entorpeciendo las operaciones de la 3.ª División de Infantería canadiense contra la bolsa de Breskens. En total, entre el 1 y el 23 de octubre se arrojaron 1600 toneladas más de bombas sobre los defensores de la isla.

Con estos resultados, se decidió que ambas ramas de la Operación Infatuate comenzarían el 1 de noviembre y se ordenó que la aviación iniciara la preparación definitiva el 28 de octubre. Entre esta fecha y el 30, el Bomber Command atacó las baterías alemanas entre Zoutelande y Dornburg (en la costa oeste), mientras la Second Tactical Air Force se centraba en las que se hallaban alrededor de Flesinga. Ambas fuerzas ejecutaron repetidos ataques diurnos hasta que el tiempo empeoró el día 31. Mientras se ejecutaban estas misiones se desató una polémica en torno a la ciudad de Flesinga, que según indicaba el servicio de información estaba siendo masivamente reforzada por los alemanes. El 29 de octubre, en la reunión matutina del Estado Mayor del Aire del SHAEF, se planteó una solicitud de las fuerzas terrestres para que la ciudad fuera masivamente bombardeada, a lo que tanto el teniente general sir Arthur Tedder, jefe de dicho organismo, como el general del aire sir Arthur (Bombardero) Harris, comandante supremo del Bomber Command, se negaron argumentando que se perderían numerosas vidas de civiles holandeses. También el Gobierno británico, sometido a las presiones del Gobierno holandés en el exilio, mostró su desacuerdo con la misión, pero dejando la decisión en manos de Eisenhower: “La posición del Gobierno de Su Majestad es que, si bien deben hacerse todos los esfuerzos por evitar daños a los no combatientes holandeses de la ciudad, debe prevalecer el punto de vista del comandante supremo aliado”. Finalmente, este decidió que si se mantenía la solicitud habría que atenderla al menos con los cazabombarderos y, al anochecer del día 31 de octubre, 35 de Havilland Mosquito del 2.º Grupo de la Segunda Fuerza Aérea Táctica atacaron las defensas del frente de mar de Flesinga. La moderación del comandante supremo aliado había sido un auténtico acierto pues, como se supo después, había habido un fallo de transmisión y lo que había solicitado el Primer Ejército canadiense era un ataque selectivo contra cuatro posiciones alemanas muy concretas, y no la destrucción de la ciudad.

Operación Infatuate

Mientras se ejecutaban los ataques aéreos, las fuerzas anfibias empezaron a reunirse en los puertos de partida. Llegados a este punto, es importante mencionar una diferencia fundamental entre el desembarco en Flesinga (Operación Infatuate I) y Westkapelle (Operación Infatuate II), y es que la primera fue una operación de cruce de un río –por muy ancho que fuera el escalda en este sector– que ejecutaron las fuerzas terrestres, mientras que la segunda fue un desembarco naval en el que intervino la Marina, más concretamente la Fuerza T, con una flotilla de bombardeo en la que se integraron el acorzado Warspite y los monitores Erebus y Roberts y una flotilla de apoyo formada por veintisiete Landing Craft Tank (Gun) –armadas con cañones–, Landing Craft Tank (Flak) –con piezas antiaéreas– y Landing Craft Tank (Rocket) –con las cubiertas llenas de lanzacohetes–.

Walcheren Holanda batalla estuario del escalda 1944

Uno de los Sherman que desembarcaron en la playa de Westkapelle el 1 de noviembre de 1944. A la izquierda se pueden ver los restos de un carro de combate Churchill AVRE de los ingenieros, tal vez el que portaba el puente cuyos restos se pueden ver debajo. Fuente: Nationaal Archief.

El ataque a Flesinga comenzó entre las 4.30 y las 4.45 horas del 1 de noviembre, cuando las tropas del 4.º Comando del Ejército (de la 4.ª Brigada de Servicios Especiales), en el que se habían integrado para la ocasión treinta soldados holandeses del 10.º Comando Inter Aliado, iniciaron el cruce del Escalda apoyados por 284 piezas de artillería, dos tercios de ellas obuses de 25 libras (87,6 mm). Eran las 5.45 cuando el bombardeo se desplazó a derecha e izquierda y el grupo de reconocimiento, la vanguardia de los comandos, desembarcó en la playa Uncle, sorprendiendo a la dotación alemana de un búnker de observación, tras lo cual atravesaron el alambre de espino para capturar la posición en la que se ocultaba una pieza contracarro de 75 mm. Unos minutos después, llegó el resto de la vanguardia.

Hasta entonces, gracias a que la acción se había ejecutado de noche, los asaltantes habían conseguido establecer una cabeza de playa viable sin sufrir bajas de consideración, sin embargo, en torno a las 6.30 horas, las lanchas de asalto que traían al resto del comando se enfrentaron a un denso fuego de cañones ligeros y ametralladoras proveniente de ambos flancos. Aun así, los hombres no tardaron en llegar a la playa e internarse en Flesinga, dejando los nidos de resistencia más importantes para el 4.º Batallón de los King’s Own Scottish Borderers, de la 155.ª Brigada (52.ª División de Infantería), cuya primera oleada –de un total de cinco– desembarcó en torno a las 7.25 horas. Seguirían el 5.º Batallón de los King’s Own Scottish Borderers, elementos de las compañías A y C del 7.º Batallón del Manchester Regiment, una unidad de ametralladores y morteros, la 241.ª compañía del 52.º Batallón de Ingenieros y la 452.ª batería del 1.er Regimiento de Artillería de Montaña.

Con la ayuda de estas tropas y la guía de un oficial holandés que había ejercido como policía y conocía perfectamente las calles, los británicos consiguieron ocupar los astilleros, el puerto y las diversas fortificaciones que protegían Flesinga, no sin combatir intensamente en algunos sectores, pero siempre con la ayuda de los cazabombarderos del 84.º Grupo.

Flesinga Walcheren 1944 Holanda

Un grupo de soldados británicos avanza por las calles de Flesinga, entre el 1 y el 4 de noviembre de 1944. Por la posición del fotógrafo en medio de la calle, parece tratarse de una fotografía posada más que de una acción real. Fuente: Imperial War Museums.

El ataque a Westkapelle fue más complejo, principalmente porque el desplazamiento marítimo de las tropas fue ser más largo, intervino la flota para ejecutar un bombardeo de la zona atacada, el enemigo tenía cinco baterías desplegadas para repeler y asalto y la ruptura del dique y posterior inundación de la zona obligaba a los asaltantes a dividir sus esfuerzos entre el lado izquierdo (norte de la brecha, donde se hallaba la localidad de Westkapelle) y el derecho (al sur de la misma). La idea básica era que los primeros pelotones llegarían a la costa, a ambos lados de la ruptura del dique a bordo de lanchas de asalto, para ascender las dunas y hacerse con las posiciones alemanas al borde de la misma a fin de permitir que las oleadas siguientes, que llegarían en vehículos anfibios –en su mayoría LVT Water Buffalo– desembarcados a cierta distancia de la orilla desde Landing Ship Tanks, pudieran atravesar el dique destruido para penetrar tierra adentro en la zona inundada y atacar a los alemanes por retaguardia.

Tras haber partido del puerto de Ostende durante la madrugada, la flota de asalto llego ante Walcheren para encontrarse con que el cielo estaba cubierto, lo que sin duda iba a imposibilitar, al menos transitoriamente, el apoyo de la aviación, tanto en los ataques a tierra como para observar y rectificar el bombardeo naval. En previsión de esta posibilidad, el capitán A. F. Pugsley, al mando de la fuerza naval, y el general de brigada Leicester, al mando de la fuerza de asalto, ambos a bordo de la fragata HMS Kingsmill, habían recibido la potestad de suspender el desembarco, sin embargo, viendo que el mar estaba en calma y con la esperanza de que el cielo acabaría abriéndose, emitieron la palabra “Nelson”, que indicaba que la operación seguía adelante. Entonces, las 27 lanchas de la flotilla de apoyo se colocaron en vanguardia y avanzaron hacia la costa. Su misión era doble, bombardear los puntos de asalto y atraer el fuego enemigo, sacrificándose si era necesario para que las tropas pudieran llegar a tierra sanas y salvas.

A las 8.09 horas, un fogonazo alumbró la posición W15, en Westkapelle, instantes después una columna de agua se levantó junto a la lancha que indicaba el punto en que debía de echar el ancla la fragata HMS Kingsmill y a continuación toda la costa se iluminó con nuevos flashes de luz. La artillería alemana acababa de abrir fuego. Muy poco después, entre las 8.15 y las 8.20 horas, dispararon sus estruendosos cañones de 380 mm el Waspite y el Roberts, el primero contra W17 y el segundo contra las posiciones alemanas al sur de la brecha, entre ellas W13 y, un poco más adelante, también contra W15, al norte, ya que la torre artillera del Erebus había sufrido una avería y no estaría operativa hasta más adelante. Finalmente, a las 8.35 horas se unieron a la fiesta las piezas pesadas y súper pesadas situadas en el sector de Breskens. Hay que decir que, en buena parte debido a la carencia de aviones de observación, los resultados fueron pobres, aunque al menos fueron destruidas dos de las piezas de W15.

Una de las piezas de artillería de W15, más concretamente de 76,2 mm. Se trataba de piezas antiaéreas de origen británico llevadas a Francia por la British Expeditionary Force en 1939-1940, abandonadas con ocasión de la retirada por Dunkerque. Al fondo se puede ver el búnker de dirección de tiro. Fuente: Imperial War Museums.

Así, el bombardeo principal recayó sobre la flotilla de apoyo, que navegaba a todo motor hacia el enemigo. Cuando llegaron a 8 km de la costa, las lanchas se dividieron en dos columnas, una para cada sector de ataque, y siguieron avanzando mientras los proyectiles alemanes caían cada vez más cerca. Eran cerca de las 9.00 cuando se produjeron las primeras bajas. La lancha de cabeza de la columna sur resultó alcanzada por uno de los cañones de Westkapelle, pero taponaron el agujero con los coyes y siguieron adelante hasta que tras tres impactos más, provenientes de W13, la santabárbara estalló y la lancha se fue a pique. A continuación, tres Landing Craft Tank Gun del mismo grupo se lanzaron hacia la orilla, pero todas resultaron alcanzadas, ardieron en llamas y, al final, estallaron. Lo mismo estaba sucediendo en la columna norte, donde el castigo también resultaba sumamente intenso y se habían perdido varias lanchas, hundidas o gravemente dañadas. Un poco antes de la hora prevista para el desembarco, las cinco Landing Craft Tank (Rocket) de la flotilla de apoyo empezaron a disparar sus salvas de cohetes pero, una vez más, la artillería alemana desbarató el ataque haciendo blanco en varias de ellas, que tuvieron que alterar su rumbo, una tuvo incluso que virar mientras disparaba, con lo que sus cohetes fueron a caer en medio de los barcos propios, obligando a las lanchas que llevaban a la primera oleada de comandos a virar bruscamente lo que provocaría un retraso importante en su llegada a tierra.

Sería un tiempo crucial porque dos de las Landing Craft Tank (Gun), que debían varar en la arena cerca de los bordes de la brecha (norte y sur) para apoyar el desembarco de las tropas con sus cañones, llegaron antes que los comandos y tuvieron que recibir en solitario el castigo alemán. Al final, una ardió en llamas sobre la playa y la otra, que no había conseguido varar, se hundió ante la isla. En aquel momento la flotilla de apoyo había perdido ya buena parte de sus naves, pero entonces hicieron acto de presencia doce Typhoon del 183.er Escuadrón para enderezar la situación y un instante después tocó tierra la vanguardia del asalto. Dos factores permitieron que las tropas llegaran a Walcheren prácticamente sanas y salvas: el sacrificio de las lanchas artilladas y el agotamiento de la munición, en algún momento de la mañana, de los cañones de 150 mm de W13.

A las 10.10 horas llegaron a tierra los hombres del 41.er Comando, Royal Marines, en el lado norte de la brecha, con 25 minutos de retraso, e iniciaron el asalto hacia Westkapelle, que tomaron casi de inmediato y, poco después de mediodía, se hicieron con la posición W15. En el centro de la brecha, más o menos a la misma hora, tenían que llegar cuatro Landing Craft Tank cargadas con veinticuatro vehículos de ingenieros, sin embargo dos de ellas habían sido alcanzadas repetidas veces por la artillería alemana y se habían visto obligadas a dar media vuelta y regresar a Ostende y de los vehículos de las otras dos, que si consiguieron alcanzar tierra, la mayoría quedaron atascados nada más desembarcar y solo pudieron entrar en acción dos carros de combate de mando, tres Sherman flail barreminas, dos Churchill AVRE y un buldócer.

Varios transportes anfibios DUKW cruzan el mar en dirección a la costa desde una LCT. Esta imagen fue tomada en el sector de Westkapelle, Walcheren, poco después del desembarco. Todavía se aprecian los restos de la cortina de humo tendida por la artillería para camuflar la llegada a tierra de los comandos. Fuente: Imperial War Museums.

Finalmente, a las 10.12 horas llegaron a tierra, en el lado sur de la brecha, los primeros combatientes del 48.º Comando, Royal Marines, que se abalanzaron sobre la estación de radar y despejaron una serie de puntos defensivos en su camino a W13. La toma de esta posición no iba a ser tan sencilla como la de W15, en el norte. El primer asalto fue repelido por fuego de ametralladora y los comandos tuvieron que esperar la intervención de los cazabombarderos y la artillería situada en Breskens para que, con ayuda de la oportuna llegada del minador Roberts, acabaran con la voluntad de combate del centenar de alemanes que defendía la posición, que se rindieron en cuanto se inició un nuevo asalto.

Mientras tanto, con la zona de desembarco asegurada, llegó el resto de la fuerza: el 10.º Comando Inter Aliado, a las 10.30, el 47.º Comando, Royal Marines, completo al final de la mañana, así como el cuartel general, mas unidades de ingenieros y el apoyo sanitario. Fue entonces cuando se decidió retirar la flotilla de apoyo, a la que solo le quedaban siete lanchas de las veintisiete iniciales, que volvió a Ostende a pesar de que en tierra la situación aún era complicada, ya que la batería de Domburg (W17) seguía disparando sus grandes cañones sobre el interior del perímetro, lo que unido a las minas que todavía flotaban frente a la costa estaba causando bajas elevadas entre las lanchas de asalto –una de las cuales se hundió perdiéndose veintiocho hombres– y los vehículos anfibios.

A las 15.00 horas, el 41.er Comando inició la marcha hacia la posición W17, avanzando por las dunas con el apoyo de medio centenar de Spitfires, dando vueltas en el aire listos para bombardear y ametrallar a los alemanes en cuanto se les señalara un blanco. La táctica funcionó y pronto el único impedimento eran los alemanes que se rendían. La batería se entregó a su vez poco después del anochecer y algunos grupos de comandos llegaron hasta Domburg, aunque dejando algunas posiciones por despejar en su retaguardia.

Walcheren prisionero alemán Holanda estuario del escalda 1944 batalla

Un soldado alemán acaba de rendirse a las fuerzas aliadas que han desembarcado en Walcheren. La 70.ª División de Infantería estaba formada por soldados con problemas estomacales, lo que explica que, en fecha tan tardía, el soldado al que vemos en la foto tenga una edad casi normal y no sea un muchacho muy joven o un hombre muy mayor. Detrás, podemos distinguir a un comando británico gracias a la boina que lleva puesta. Fuente: Imperial War Museums.

Mientras, en el extremo sur del frente el progreso había sido escaso ya que tras la toma de W13 los comandos del 48.º se limitaron a enviar patrullas por la zona. Al final del día los asaltantes deploraban la pérdida de 800 bajas y muchas lanchas de asalto, y de los 40 vehículos anfibios enviados a la zona sur, solo quedaban 14 en servicio. Pero a cambio tanto el desembarco en Westkapelle como el de Flesinga habían sido un éxito, y se habían tomado 350 prisioneros. Solo en el extremo este de la isla no se habían cumplido los objetivos, tras el fracaso de los tres intentos de la 2.ª División de Infantería canadiense. En todo caso, el alto mando alemán lo tenía claro. Aquel día, Von Rundstedt escribió en el diario del Oberbefelshaber West: “Dado que Walcheren ya no puede ser alcanzado ni por mar ni por tierra, la duración de los combates en la zona dependerá de la resolución de la guarnición, que ya no puede ser apoyada desde el exterior”.

Durante los tres días siguientes, mientras las tropas provenientes del este rompían las defensas alemanas en el Slooe, los comandos siguieron atacando una a una las posiciones alemanas, demasiado alejadas para apoyarse entre sí. El 2 de noviembre, el 47.º Comando avanzó hasta Zoutelande y la posición W11, conquistando ambos objetivos. El 4 quedó despejado Flesinga, no sin que los hombres del 4.º Comando y de la 155.ª Brigada tuvieran que asaltar varios edificios de almacenes convertidos en fortines, cuidarse de los francotiradores encaramados en lo alto de las grúas y, el mismo día 4, tomar un gran búnker de hormigón. Middelburg cayó el 6 de noviembre, cuando los hombres de la 155.ª Brigada llegaron desde Flesinga a bordo de los vehículos anfibios que todavía funcionaban para aceptar la rendición del Generalleutnant Daser y los dos mil hombres que tenía con él. Cuando poco después alcanzó la localidad la 157.ª Brigada, proveniente del Slooe, se encontró en plena celebración de la victoria. Ese mismo día, la 156.ª Brigada tomó Veere. Ya solo quedaba una posición defensiva alemana en Walcheren, un conjunto fortificado que albergaba una batería situada entre Veere y Domburg con una guarnición de un millar de alemanes. Dependía de la resolución de la guarnición, había escrito Rundstedt, y estos aguantaron hasta el día 8. Hicieron falta varios ataques de cazabombarderos y la intervención de los tres carros de combate supervivientes del desembarco para que los comandos pudieran conquistar la posición y capturar a sus defensores.

El primer carguero aliado que entró en el puerto de Amberes, el 26 de noviembre de 1944, una vez despejadas las minas del estuario del Escalda tras la batalla, navegando por un canal con rumbo al muelle de descarga. Fuente: Imperial War Museums.

Con la caída de Walcheren, solo quedaba un problema que solucionar para poder poner en funcionamiento el puerto de Amberes: despejar las minas. El primer intento, efectuado el 2 de noviembre, había sido neutralizado por los cañones alemanes situados en Zeebrugge, capturado poco después por los canadienses, de modo que el día 3 una flotilla de minadores zarpó desde Ostende y llegó a Breskens sin problemas. El 4 de noviembre, estos barcos neutralizaron cincuenta minas solo entre dicho puerto y Terneuzen, y seis de ellos llegaron hasta Amberes tras haber hecho estallar otras cinco durante la singladura. Para despejar toda la zona iban a hacer falta diez escuadrones de dragaminas, que, para el 7 de noviembre, día en que no actuaron por mal tiempo, ya habían despejado otro centenar de minas. La operación se completaría, finalmente, el 26 de noviembre –una semana antes de lo previsto– con la pérdida de una sola nave y la eliminación de un total de 267 minas. Ese mismo día llegaron a Amberes tres barcos costeros y dos días después lo hizo el primer convoy, formado por diecinueve Liberty Ships de más de 7000 t. El primero de ellos que amarró fue el Fort Catarqui, canadiense, poniendo el punto final efectivo a la carestía de suministros de los ejércitos aliados.

El 16 de diciembre, casi tres semanas más tarde, Hitler desencadenó su ofensiva en las Ardenas, cuyo objetivo era Amberes, pero esa historia ya la hemos contado.

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