batalla de Trafalgar

La batalla de Trafalgar (1832), óleo sobre lienzo por Clarkson Frederick Stanfield (1793-1867). Trafalgar fue una de las muchas batallas en las que participó Pablo Morillo antes de forjar su fama como gran caudillo español en las guerras de Emancipación.

Nacido en 1775 en Fuentesecas, Zamora, Pablo Morillo no tardó en adoptar la vida militar y se alistó en 1791 en el Cuerpo de Infantería de Marina, dentro del cual participó en las Guerras de Coalición (1792-1797) contra los revolucionarios franceses. Por los servicios prestados a la Marina Real durante estos conflictos fue ascendido al rango de sargento segundo en 1797, y serviría de nuevo en las Guerras Anglo-Españolas (1796-1802 y 1804-1808), donde participó en las dos batallas navales más importantes: la del cabo San Vicente (1797) y la de Trafalgar (1805), en la cual fue hecho prisionero a bordo del navío San Ildefonso.

La Guerra de Independencia española (1808-1814) fue su principal escuela militar, como la de muchos jóvenes oficiales como él, y en ella desempeñó sus primeras acciones importantes al mando. Comenzó alistándose en junio de 1808 en el Regimiento de Infantería de Voluntarios de Llerena, en el cual se lo ubicó con el grado de subteniente. Apenas un mes más tarde participó en la batalla de Bailén, en la cual llamó la atención del general Castaños, y tras la cual se colocó al frente de una de las muchas guerrillas que poblaban Extremadura. Concretamente, mandó un grupo de doscientos hombres con los que recorrió a lo largo del otoño el campo extremeño para abatir a los grupos aislados del ejército francés. De esta época destacan sus acciones durante el asedio de Yelbes, en el cual se le encomendaron misiones de exploración y espionaje del enemigo, entre quienes se infiltró disfrazado hasta en tres ocasiones; así como la acción realizada contra ciento cincuenta jinetes franceses en Almaraz, que fueron puestos en fuga por Morillo y los suyos tras matar a tres de ellos y herir a nueve. Su actividad en Extremadura le valió el ascenso al grado de teniente en diciembre de 1808.

Tras sofocar pacíficamente el motín del Ejército de Extremadura, en el transcurso del cual murió el general San Juan, Morillo fue ascendido al grado de capitán en el Regimiento de Infantería de Voluntarios de España en enero de 1809 para apoyar el levantamiento en Galicia que lideraba el marqués de La Romana. Durante su viaje al norte, Morillo y los suyos fueron apresados dos veces por los portugueses, que los tomaron por espías franceses, aunque consiguieron llegar el 21 de marzo a reforzar el asedio que sobre Vigo mantenía el marqués de La Romana. Ante la división del mando del ejército sitiador, cuatro mil paisanos que militaban en el sitio aclamaron a Morillo como coronel y le mandaron acordar la rendición de la ciudad lo antes posible, lo cual logró el 28 de marzo.

marqués de la Romana

Juramento de las tropas del marqués de la Romana (c. 1870), óleo sobre lienzo por Manuel Castellano (1826-1880), Museo del Prado, Madrid. Este lienzo representa el momento en que las tropas de La Romana, estacionadas en Dinamarca, ante la noticia de la invasión francesa de España en 1808, prestan juramento a la patria y niegan su ayuda a Napoleón. Parte de las tropas de La Romana conseguirían ser evacuadas por la Royal Navy para regresar a España y participar en la Guerra de la Independencia.

Tras la toma de Vigo, Morillo se dedicó a acosar la retirada del general Mancune hacia Santiago y Pontevedra, pero fue derrotado en el camino de Redondela y tuvo que retroceder también. No obstante, más tarde participo en la toma de Santiago, tras lo cual hubo de hacer frente al avance del mariscal Ney, a quién derrotó en la batalla de Puente Sampayo. La victoria del Ejército del Miño en Sampayo permitió al general MacKinley avanzar contra Santiago, donde Morillo entró con una división volante para perseguir a los franceses tras derrotarles en el campo de La Estrella. Durante esta campaña Morillo formó el Regimiento de Infantería de La Unión con aquellos hombres que habían estado bajo su mando en Sampayo, el cual le seguiría incluso en las campañas al otro lado del Atlántico.

Tras finalizar la campaña de Galicia en 1810, Morillo regresó a Extremadura, donde se dedicó a acosar a las fuerzas francesas más aisladas, así como a volver a alistar a aquellos soldados que andaban dispersos por los pueblos en aras de evitar los destrozos que solían cometer los guerrilleros en los pueblos e imponerles disciplina. Participó en varios combates importantes, entre los que destaca sobre todo el intento de toma de Badajoz. Por los servicios prestados, la Regencia decidió ascenderle al grado de brigadier.

batalla de Vitoria 1813

Batalla de Vitoria 1813 (2012), óleo sobre lienzo de Augusto Ferrer-Dalmau. El general Álava al frente del 15.º de Húsares británico (antes 15.º de Dragones Ligeros), junto al puente de Trespuentes. © Augusto Ferrer-Dalmau.

En abril de 1813 se ordenó la formación de cinco divisiones para el IV Ejército y se colocó a Morillo como comandante general al frente de la primera de ellas. Entonces recibió la orden del duque de Wellington de dirigirse a Coria para ponerse a sus órdenes y retomar la ofensiva hacia Castilla. De marcha en marcha, las tropas españolas, portuguesas e inglesas pasaron de Castilla al País Vasco en persecución del rey José I, que se trasladó de Madrid a Valladolid, de Valladolid a Burgos, de Burgos a Miranda y de Miranda a Vitoria. En la batalla que siguió al encuentro de ambas fuerzas en las cercanías de Vitoria, fue a Morillo a quién correspondió iniciar el ataque y fue su división, junto a otras dos del general Hill, la primera en desalojar a los franceses de sus posiciones, a pesar de que él resultó herido durante el combate. Por tales acciones le fue concedida la cruz de Fernando VII y fue ascendido, por recomendación de Wellington, al grado de mariscal de campo en julio de 1813.

Tras la batalla, Morillo se dirigió hacia la frontera con Francia para ocupar Roncesvalles y Valcarlos, después de lo cual despachó algunos regimientos de cazadores al otro lado de la frontera y consiguió poco a poco adentrarse en territorio francés. Con motivo de una ofensiva general contra territorio francés fue de nuevo ascendido al grado de teniente general y participó en la batalla de Orthez en febrero de 1814 contra el mariscal Soult, desalojando de sus posiciones a parte del ejército francés y siendo el primero en formar el bloqueo de la ciudad de Navarrens.

Pablo Morillo en América

La paz con Francia llegó poco después de la ofensiva en Orthez, pero no para nuestro protagonista. Al poco de llegar a Madrid fue nombrado capitán general de Venezuela y general en jefe de la fuerza expedicionaria que debía combatir a los rebeldes americanos.

Pablo Morillo

Pablo Morillo, comandante de la expedición pacificadora (c. 1815), óleo sobre lienzpo por Pedro José Figueroa (Bogotá, 1770-1838), Museo Nacional de Colombia, Bogotá.

La expedición partió en febrero de 1815 con el objetivo de pacificar la capitanía general de Caracas, reconquistar Cartagena de Indias y apoyar al ejército realista en Nueva Granada, mandado por el virrey Francisco de Montalvo. Más tarde se debía enviar a Perú, y si fuera posible también a México, el excedente de tropas para ayudar en su pacificación. Aunque Morillo consiguió cumplir los primeros objetivos y reinstaurar a Francisco de Montalvo en la capital virreinal de Santafé de Bogotá, la suya fue una victoria poco estable, pues Bolívar amenazaba con adueñarse de nuevo con el centro del virreinato. Con un ejército diezmado por tres años de combates, el Pacificador, como se conocía entonces a Morillo, se enfrentó al Libertador en la Tercera Batalla de La Puerta. A pesar de que los republicanos contaban con más del doble de fuerzas que Morillo, era imprescindible detener el avance de Bolívar hacia Caracas, por lo que este ordenó un primer ataque de la caballería realista para conseguirlo. Aunque el primer asalto fracasó, dio el tiempo suficiente para que los infantes realistas pudieran sumarse al combate al mando del propio Morillo para romper las líneas de los republicanos, aunque esto le costó una grave herida.

Esta fue, de nuevo, una victoria poco estable y temporal, pues tiempo después Bolívar conseguiría imponerse a los realistas en la batalla de Carabobo mientras Morillo conseguía su ansiado retiro en la Península, donde pasaría a ser uno de los más fieles seguidores de Fernando VII e Isabel II, a quienes defendió durante toda su vida.

Bibliografía

Cuño Benito, J. (2018) “La expedición de Morillo a Nueva Granada” en Desperta Ferro Historia Moderna n.º 33.

Rodriguez Villa, A. (1920) El teniente general don Pablo Morillo I. Madrid: Editorial América.

Sevilla, R. (1920) Memorias de un oficial del ejército español: campañas contra Bolívar y los separatistas de América. Madrid: Editorial

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