La Armada española (VIII). En combate 1700-1805

Desperta Ferro Especiales

n.º 42
Marzo 2025
Especial Historia Armada española en combate naval siglo XVIII
8,50€IVA incluido

Bombardeos a plazas costeras, desembarcos, ataques a convoyes, incursiones y, por supuesto, grandes batallas navales; a lo largo del siglo XVIII, la Armada española se enzarzó en innumerables combates desde el mar Mediterráneo hasta el mar de la China. Los distintos tipos de buques de guerra, desde los poderosos navíos de línea hasta las pequeñas lanchas cañoneras y bombarderas, cumplían cada uno una función determinada en la estrategia naval española enfocada a la lucha contra armadas enemigas –desde los omnipresentes británicos hasta los corsarios de Argel–. En este número de la serie que dedicamos a la Armada española, ampliamos el fenómeno del combate naval en el contexto dieciochesco en sus múltiples dimensiones: la evolución de las tácticas del combate en líneas de batalla, el desarrollo de la artillería, la logística subyacente –la fabricación y el transporte hasta los puertos y arsenales de armas y municiones–, el devenir del combate y la gestión de la victoria o la derrota desde la perspectiva de un buque individual, y la medicina y la cirugía militares, entre otros aspectos clave. Una exposición que acompañamos con el relato analítico de varios combates de distinto tipo en los que intervino la Marina en escenarios de lo más variopintos, entre los que destaca la captura del gran convoy británico destinado a las colonias americanas por la escuadra de Luis de Córdova en 1780.

El pensamiento naval español en el largo siglo XVIII por Iván Valdez-Bubnov – Universidad Nacional Autónoma de México

El pensamiento naval español en el largo siglo XVIII por Iván Valdez-Bubnov – Universidad Nacional Autónoma de México

Desde el punto de vista de la historia del pensamiento naval español, el periodo comprendido entre el siglo XVII tardío y el siglo XIX temprano estuvo definido por un notable formalismo táctico, derivado de la rigidez de la línea de batalla o, en otras palabras, de la formación en línea de fila, con la proa de cada navío siguiendo la popa del precedente, separados por un cable de distancia, con la artillería de andana sirviendo como instrumento ofensivo principal de un dispositivo altamente disciplinado y, a un mismo tiempo, escasamente flexible.

Los bombardeos de Argel por Antonio Barceló por Àlex Claramunt Soto

Los bombardeos de Argel por Antonio Barceló por Àlex Claramunt Soto

En agosto de 1783 y julio de 1784, una poderosa escuadra española, reforzada en la segunda ocasión con buques napolitanos, malteses y portugueses, bombardeó la ciudad de Argel, principal base del corso berberisco, en aras de poner fin a una práctica que asolaba las costas españolas e italianas desde principios del siglo XVI y que había restringido el desarrollo del comercio y la pesca en el litoral del Mediterráneo cristiano –con la notable excepción de Francia–. Como resultado de estas acciones, dirigidas por el teniente general de la Real Armada Antonio Barceló y Pont de la Terra, España logró la paz con las regencias otomanas de Berbería después de tres siglos de enfrentamientos.

La logística del combate. Fabricación y distribución de armamento, pólvora y municiones por Agustín González Enciso – Universidad de Navarra

La logística del combate. Fabricación y distribución de armamento, pólvora y municiones por Agustín González Enciso – Universidad de Navarra

Para combatir, el barco debe haberse pertrechado antes en puerto, punto de concentración de los suministros necesarios. Por lo tanto, los condicionantes básicos de la logística son ese destino y el origen de los suministros: se trata de buscar el mejor camino y el mejor método que los unan, de coordinar una realidad geográfica con una solución empresarial y técnica relativa al transporte. Si consideramos, primero, el destino, pertrechar los barcos suponía llevar armas, municiones y pólvora hacía donde se estacionaban los buques. La unificación del siglo XVIII introdujo racionalidad, claridad y sentido estratégico; eso hizo que en el siglo XVIII se crearan algunas pautas logísticas nuevas.

Las innovaciones técnicas de la artillería en el siglo XVIII por Enrique García-Torralba Pérez

Las innovaciones técnicas de la artillería en el siglo XVIII por Enrique García-Torralba Pérez

La artillería naval española del siglo XVIII presenta en su evolución varias características propias: la casi total sustitución del bronce por el hierro como material de las piezas; la alternancia continua durante todo el siglo entre las contrapuestas teorías de las piezas largas y cortas; la superioridad tecnológica de las piezas españolas sobre las producidas en los países competidores; la inferioridad en los calibres frente a las rivales hasta fines del XVIII, y la aparición, en el último cuarto del siglo, de una serie de innovaciones que, a pesar de fracasar momentáneamente, van a imponer el camino, en el siglo siguiente, a las piezas de todas las naciones.

Guerra de convoyes. La ofensiva naval de la Armada en 1780 por Rafael Torres Sánchez – Universidad de Navarra

Guerra de convoyes. La ofensiva naval de la Armada en 1780 por Rafael Torres Sánchez – Universidad de Navarra

La guerra de convoyes en la Edad Moderna sigue siendo un tema poco estudiado a pesar de su impacto decisivo en el desarrollo de los conflictos. A medida que las potencias europeas extendieron sus rivalidades a escenarios cada vez más lejanos, el transporte de tropas y pertrechos en grandes cantidades se volvió imprescindible. Cualquier retraso o pérdida de un convoy podía afectar directamente la capacidad operativa y alterar el curso de la guerra. Durante el conflicto entre España y Gran Bretaña en la Guerra de Independencia de los Estados Unidos (1779-1783), se libró una auténtica guerra de convoyes.

La Real Armada frente a Gran Bretaña. El desempeño táctico de las escuadras por Agustín Guimerá Ravina

La Real Armada frente a Gran Bretaña. El desempeño táctico de las escuadras por Agustín Guimerá Ravina

En los combates navales del largo siglo XVIII europeo la línea de batalla fue la clave de bóveda, pero constituye un tema muy complejo. La aplastante victoria de Nelson sobre la escuadra franco-británica en Trafalgar ha influido siempre en nuestra visión de los hechos. Sin embargo, la realidad histórica no fue tan sencilla: los marinos españoles y franceses conocían las tácticas británicas y, cuando se presentaba la ocasión, luchaban eficazmente contra el enemigo haciendo buen uso de la línea de batalla.

Ordenar el caos. El “plan de combate” de un navío de 74 cañones por Agustín Pacheco Fernández

Ordenar el caos. El “plan de combate” de un navío de 74 cañones por Agustín Pacheco Fernández

Es bien sabido que el conocido aserto del general prusiano von Moltke se cumplía, inexorablemente, también en la mar: “ninguna operación se desarrolla con certeza alguna más allá del primer contacto con el núcleo principal de las fuerzas enemigas”. Es decir, ningún plan de batalla sobrevive al primer disparo. Pero también es cierto que, para evitar precisamente la anarquía y el azar que caracterizan el llamado “caos de la batalla”, ningún militar profesional lanzaría sus fuerzas a la lucha sin haberlas organizado previamente. La intensa concentración de marineros, artilleros y soldados en el reducido espacio de un buque de guerra, junto con la multitud de tareas e imprevistos que podían surgir durante la navegación, hacían que el “Plan de combate” fuera aún más indispensable a bordo de aquel.

Medicina y cirugía de guerra en la Armada del siglo XVIII por Carlos Márquez Espinós – Real Academia de Medicina y Cirugía de Cádiz

Medicina y cirugía de guerra en la Armada del siglo XVIII por Carlos Márquez Espinós – Real Academia de Medicina y Cirugía de Cádiz

En el siglo XVIII la medicina y la cirugía naval se convirtieron en disciplinas esenciales para la supervivencia de los marineros y la eficacia militar. Las limitaciones tecnológicas, las condiciones extremas de la vida a bordo y las graves heridas infligidas en combate hicieron necesario el desarrollo de soluciones adaptadas a las necesidades de la guerra en el mar. José Patiño y Rosales, al crear en el seno de la Armada nuevas instituciones y establecerlas en Cádiz, agilizó y mejoró su funcionamiento; además, incorporó cirujanos extranjeros, sobre todo franceses, porque al crearse la Armada española no existía un cuerpo sanitario.

Armada española combate: Desembarcos y operaciones anfibias de la Real Armada por María Baudot Monroy – Universidad Nacional de Educación a Distancia

Desembarcos y operaciones anfibias de la Real Armada por María Baudot Monroy – Universidad Nacional de Educación a Distancia

Los desembarcos para atacar territorios enemigos, saquear puertos y ciudades costeras, interrumpir aprovisionamientos o el flujo comercial, son tan antiguos como la misma guerra naval y han sido desempeñados por las naciones y estados talasocráticos desde la remota Antigüedad. Durante el siglo XVIII, la Armada española protagonizó bastantes operaciones anfibias. Recién firmado el Tratado de Utrecht que puso fin a la Guerra de Sucesión española en 1713, y tras finalizar el consiguiente bloqueo de Barcelona en septiembre del año siguiente, la recién creada Real Armada llevó a cabo una primera expedición anfibia para recuperar Mallorca e Ibiza y poder completar el final real de la guerra. Siguieron empresas en Cerdeña, Sicilia, Orán, Nápoles y América.

Armada española combate contra berberiscos. Las tres capitanas de Argel por Agustín Ramón Rodríguez González – Real Academia de la Historia

Combates contra berberiscos. Las tres capitanas de Argel por Agustín Ramón Rodríguez González – Real Academia de la Historia

A menudo se olvida que el más tenaz enemigo marítimo de España lo fueron los corsarios norteafricanos desde el fin de la Reconquista hasta las postrimerías del siglo XVIII. Más que de escuadras, su acción era corsaria, pero tan porfiada e insistente que durante todos esos siglos hicieron muy dura la navegación en las aguas del sur de España y el Levante, no desdeñando como presa ni la más pequeña embarcación pesquera. Los berberiscos utilizaron sobre todo embarcaciones de remo y vela como galeras, galeotas y jabeques, de aparición imprevisible por no depender del viento y sumamente adecuadas para poner rápidamente en tierra una fuerza de asalto, pero también, aunque en mucho menor medida y posiblemente por razones de prestigio, un pequeño número de navíos y fragatas armados a la europea. La Real Armada supo hacer frente a estos enemigos y acabó con la amenaza que representaban.

Armada española combate: El naufragio del galeón San José. ¿Explotó realmente? por Carlos del Cairo Hurtado, Antonio Jaramillo Arango, Juliana Quintero Hernández y Jesús Alberto Aldana Mendoza – Proyecto “Hacia el Corazón del Galeón San José”

El naufragio del galeón San José. ¿Explotó realmente? por Carlos del Cairo Hurtado, Antonio Jaramillo Arango, Juliana Quintero Hernández y Jesús Alberto Aldana Mendoza – Proyecto “Hacia el Corazón del Galeón San José”

En la historia de la humanidad, y en su particular relación con los océanos, han sido muchas las aguas que se han navegado y las embarcaciones que se han usado para tal fin. Naturalmente, muchas naves han perecido en el fondo del mar. Diversas son sus causas y variados son los resultados. Es el caso del famoso naufragio del galeón San José, que, en su arribo a Cartagena de Indias –actual Colombia– aquella noche del 8 de junio de 1708, vio cómo su corta vida de apenas diez años llegaba a su fin. Mucho se ha escrito sobre la Guerra de Sucesión Española (1701-1714), la batalla de Barú, acontecida en esa fatídica noche, los protagonistas ingleses y españoles de la contienda, los resultados del combate, el galeón mismo y las causas del hundimiento de la nave.

Armada española combate: Tras el fragor de la batalla. La gestión de la victoria y de la derrota por Eduardo Pascual Ramos – Universitat de les Illes Balears

Tras el fragor de la batalla. La gestión de la victoria y de la derrota por Eduardo Pascual Ramos – Universitat de les Illes Balears

Tras el fragor de la batalla, llegaba el silencio de los cañones y, al disiparse el humo, se vislumbraba la macabra danza de la muerte y la destrucción de las naves. Era el momento de organizar la victoria o la derrota, gestionar la rendición del buque o, en el caso de una mayor gloria para la flota, repartir el botín, atender a los heridos y a los prisioneros y preparar el traslado al puerto. A los victoriosos les aguardaban condecoraciones, ascensos en el escalafón, y funerales solemnes para los intrépidos oficiales que habían llevado a sus hombres a la gloria. Pero para los derrotados, no había compasión: se les responsabilizaba por la muerte de jóvenes patriotas y por la pérdida o destrucción de las máquinas de guerra que el Estado les había confiado. El consejo de guerra era inevitable.

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