Túnez 1535. Carlos V contra Barbarroja

Desperta Ferro Historia Moderna

n.º 74
Febrero 2025
Carlos V Barbarroja conquista de Túnez 1535
7,50€IVA incluido

La conquista de Túnez en 1535 marcó el auge del conflicto entre el emperador Carlos V y el sultán otomano Solimán el Magnífico. Desde su enfrentamiento en Viena en 1532 hasta la fallida expedición de Argel en 1541, ambos monarcas se enfrentaron en una serie de batallas que abarcaron desde Berbería hasta Hungría, pasando por Italia y Grecia. En 1534, Solimán llevó la guerra al Mediterráneo central al nombrar a Jeireddín Barbarroja como jefe de su Armada, quien conquistó Túnez al sultán hafsí Muley Hasán. En respuesta, Carlos V organizó una gran expedición para expulsar a Barbarroja, movilizando cientos de barcos y miles de hombres. La campaña, dirigida por el emperador, fue un éxito organizativo y logístico, ya que en solo seis meses se preparó una fuerza formidable. Los combates fueron intensos, enfrentando a los árabes, turcos y renegados bajo el mando de Barbarroja, así como las duras condiciones del desierto. Sin embargo, la determinación de Carlos V prevaleció, logrando tomar el fuerte de La Goleta, destruir la flota turca y devolver Túnez a Muley Hasán, quien se convirtió en su vasallo. El emperador, victorioso, recorrió Italia como un nuevo Escipión. No obstante, la guerra continuaba.

Túnez y la política africana de Carlos V por Miguel Ángel de Bunes Ibarra (CSIC)

Túnez y la política africana de Carlos V por Miguel Ángel de Bunes Ibarra (CSIC)

En 1534 el gran almirante de la armada otomana, Jeireddin Barbarroja, navegó con una enorme flota hacia los dominios de Carlos V en el sur de Italia y asoló las costas de Calabria y Nápoles para después devastar las de Cerdeña y Sicilia. Tras lograr un enorme botín de varios miles de cautivos, se encaminó a Bizerta, que conquistó sin resistencia, y desembarcó en la antigua Cartago para ocupar Túnez, abandonada por su gobernante, Muley Hasán. El sultán hafsí pidió ayuda al emperador y se le ofreció como feudatario si lo apoyaba. Liberado de los compromisos de la lucha contra Francisco I de Francia en Italia, Carlos V volvió toda su atención hacia los desafíos que los turcos planteaban en el Mediterráneo.

Barbarroja en Berbería por Hüseyin Serdar Tabakoğlu (Kırklareli Üniversitesi)

Barbarroja en Berbería por Hüseyin Serdar Tabakoğlu (Kırklareli Üniversitesi)

Oruç Reis y Hızır Reis, conocidos en Occidente como los hermanos Barbarroja, nacieron en Lesbos, en el Imperio otomano. Esta isla, conquistada durante el reinado del sultán Mehmed II, fue, merced a su ubicación estratégica, una base importante para comerciantes y corsarios italianos y catalanes, y tuvo además un papel fundamental en la formación de las futuras carreras marítimas de los Barbarroja. En 1510 Oruç comenzó su vida como corsario contra los caballeros de San Juan con base en Rodas bajo el patrocinio del príncipe Şehzade Korkud. Tras perder a su patrocinador en 1512, los hermanos volvieron su atención hacia Berbería y se convirtieron en los principales agentes de la expansión otomana en la región.

Organización y logística de una campaña imperial por Antonio Jiménez Estrella (UGR)

Organización y logística de una campaña imperial por Antonio Jiménez Estrella (UGR)

La expedición para recuperar Túnez exigió un esfuerzo logístico y financiero sin precedentes para la época. Su coste superó el millón de ducados e implicó la movilización de unas 400 embarcaciones que transportaron entre 25 000 y 30 000 hombres de guerra procedentes la península Ibérica, el Sacro Imperio, Génova y las posesiones italianas de la Monarquía gracias a una campaña de reclutamiento, reacondicionamiento y construcción de nuevas naves, así como de aprovisionamiento de víveres, armas, artillería y pólvora realizada en un tiempo récord. Todo ello exigió, a su vez, el funcionamiento de una gran red de emisarios que debían asegurar la circulación de correspondencia secreta por los distintos territorios del imperio para recabar los apoyos y recursos necesarios para la enorme empresa.

El desembarco imperial y la toma de La Goleta por Carlos Valenzuela Cordero

El desembarco imperial y la toma de La Goleta por Carlos Valenzuela Cordero

El asedio de La Goleta fue un episodio fundamental en la conquista de Túnez; las posibilidades de tomar la ciudad sin haber rendido primero la fortaleza que guardaba su entrada por mar eran escasas. La plaza estaba bien guardada y proveída de artillería, y Barbarroja puso allí a hombres capaces y determinados, “turcos, jenízaros y renegados”. El asedio supuso un desafío logístico y técnico, tanto para las tropas de tierra como para la armada. El ejército imperial estuvo bajo la mira de la artillería defensora y el acoso de tropas “moras y alárabes” al servicio de Barbarroja, al tiempo que el clima y la escasez de agua y de bastimentos hizo mella en la salud y la moral de los soldados. La fortaleza no era inexpugnable, pero con las obras de defensa realizadas y su emplazamiento natural, con tres partes muy complicadas de tomar al asalto –la del mar, la del estaño y la del canal– sí que era formidable.

Diplomacia secreta y espionaje en la conflicto hispano-otomano por Francesco Caprioli (UAM)

Diplomacia secreta y espionaje en la conflicto hispano-otomano por Francesco Caprioli (UAM)

La confrontación protagonizada por Carlos V y Solimán el Magnífico fue uno de los enfrentamientos más trascendentales que definieron la historia del Mediterráneo de la primera mitad del siglo XVI. Aunque se libraron numerosos combates tanto en tierra como en el mar, este conflicto no se limitó al ámbito militar. Diplomacia, espionaje y operaciones encubiertas desempeñaron un papel fundamental en la rivalidad hispano-otomana durante toda la centuria. Agentes secretos, espías dobles, mercaderes y embajadores se infiltraron en las cortes enemigas para obtener valiosa información y descubrir los secretos –los arcana imperii– del adversario. La batalla por la supremacía mediterránea no se libró únicamente con espadas y cañones, sino también con la pluma en una contienda estratégica que fue tan decisiva como los combates en el campo de batalla.

Niklaus Guldin, un lansquenete anabaptista en la campaña de Túnez por Rubén González Cuerva (CSIC)

Niklaus Guldin, un lansquenete anabaptista en la campaña de Túnez por Rubén González Cuerva (CSIC)

En sus cartones sobre la campaña de Túnez elaborados por encargo de Carlos V, el pintor flamenco Jan Cornelisz Vermeyen recogió centenares de vívidos detalles de la guerra, entre los que destaca la ofensiva de un cuerpo de lansquenetes. La presencia de estas tropas en la campaña de Túnez fue más que un detalle curioso, pues acudieron unos siete mil que quedaron relegados a duras tareas y apenas compartieron la fama del emperador y sus capitanes españoles e italianos. Sin embargo, se ha conservado un raro y precioso testimonio de uno de ellos, Niklaus Guldin, que escribió una crónica cotidiana de los acontecimientos de ese verano. Lejos de la propaganda oficial, Guldin narra los avances militares, pero se detiene también en las dificultades cotidianas, los choques entre las distintas naciones del ejército y la magnificencia del séquito imperial.

La batalla contra Barbarroja y la conquista de Túnez por Alberto Raúl Esteban Ribas

La batalla contra Barbarroja y la conquista de Túnez por Alberto Raúl Esteban Ribas

Tras la conquista de La Goleta quedaba expedito el camino para conquistar Túnez y expulsar la amenaza pirata del Mediterráneo occidental. Un mensajero llegó a la ciudad por la tarde y comunicó la pérdida del castillo a Jeireddín Barbarroja. El almirante turco organizó la defensa de Túnez y movilizó a todos los hombres capaces de portar armas. El 15 de julio, tras enterrar a los cristianos y musulmanes caídos en La Goleta, Carlos V reunió a sus oficiales para ordenarles la marcha sobre Túnez; el emperador insistió en que la expedición no podía concluir hasta que Barbarroja y sus seguidores fuesen expulsados de Túnez. Frente al oasis de Casebe se libró la batalla definitiva, que culminó con la victoria de los cristianos y condujo al virulento saqueo de Túnez, equiparable al de Roma ocho años atrás.

Carlos V victorioso. Realidad frente a propaganda por Gennaro Varriale (UV)

Carlos V victorioso. Realidad frente a propaganda por Gennaro Varriale (UV)

Después del triunfo en Túnez, Carlos V navegó hacia Sicilia para emprender un viaje legendario. En el trayecto, el monarca estuvo acompañado por una interminable caravana de aristócratas, secretarios y artistas, además de tres mil soldados para su guardia personal. Durante quince meses, el soberano cruzó toda la bota antes de volver a la península Ibérica. Todas las paradas dejaron una huella indeleble sobre las ciudades que pisó el corteo imperial. La celebración de la empresa tunecina alcanzó un valor simbólico en el contexto italiano que convertía la victoria en un capítulo más de una historia milenaria inaugurada por Escipión el Africano. En sus dominios, Carlos tuvo la oportunidad de reducir el poder político de las élites locales, un sueño para muchos de sus predecesores; mientras, ante los aliados, el monarca se presentó como el único capaz de derrotar a Solimán el Magnífico.

Opiniones de los lectores

Línea del tiempo

Seleccione
una época
Selecciona una época
  • Prehistoria
  • Antigüedad
  • Edad Media
  • Edad Moderna (1492-1789)
  • > Siglo XVI
  • > Siglo XVII
  • > Siglo XVIII
  • Edad Contemporánea (1789-presente)
  • > Revolución y Guerras Napoleónicas
  • > Primera Guerra Mundial
  • > Segunda Guerra Mundial

Productos relacionados

Otras novedades que podrían interesarte