Lejos de aquella Roma de mármol que resplandecía orgullosa a la cabeza de un enorme imperio que se extendía por doquier, el origen de la ciudad fue mucho más modesto y marcado por un paisaje que ni tan siquiera podría calificarse como “urbano” y que venía salpicado por cabañas con techumbres vegetales en vez de por majestuosos monumentos que elevaran su figura por encima de las residencias más mundanas. Como es lógico, los autores latinos clásicos procuraron acompasar estas discordancias con una literatura acorde con el prestigio que tenía la ciudad en su momento, y recurrieron a explicaciones más legendarias que históricas, a veces imbricadas con tradiciones seculares y otras directamente sacadas de la imaginación de inspirados poetas. De esta forma, figuras como la de Heracles, Eneas o Rómulo desfilaron en el relato fundacional romano en reflejo de otros como Atenea, Teseo o Erictonio en la Atenas clásica. En un contexto mucho más terrenal, enfocado al suelo del que emanan los brotes de la información arqueológica, la estratigrafía de la Roma de tiempos pretéritos aparece de forma muy parcial, a menudo oculta a varios metros de profundidad y cubierta por siglos de ocupación que dificultan enormemente la lectura de los espacios ocupados.
El Lacio entre la Edad del Bronce y la Edad del Hierro por Luca Alessandri (Rijksuniversiteit Groningen)
En el Latium Vetus, el “viejo Lacio”, la transición entre la Edad del Bronce y la Edad del Hierro, que en cronología absoluta tiene lugar en torno al año 1000 a. C., no es solo un punto de inflexión, sino también el final de un largo proceso histórico que había arrancado unos cuatrocientos años antes y que constituye la simiente desde la cual Roma construiría su imperio. Sin embargo, para comprenderlo plenamente es necesario dar un paso atrás y comenzar nuestra historia a principios de la Edad del Bronce, cuando las semillas de lo que vendría mucho más tarde se sembraron en el fértil humus de las sociedades protohistóricas de la Italia centrotirrénica.
El origen de Roma. Una controversia (casi) tan vieja como la urbe por Ricardo Mar (URV)
Uno de los temas más controvertidos en la historia de Roma es la validez los datos sobre su origen y fundación ofrecidos por antiguos historiadores como Dionisio de Halicarnaso, Varrón o el propio Tito Livio. Desde los inicios de la Edad Moderna algunos autores han argumentado su escaso valor histórico, llegando a considerarlos meras leyendas propagandísticas. Sin embargo, los descubrimientos de los últimos decenios (1990-2022) en el centro de Roma y en otros lugares del Lacio han sido presentados como la demostración del valor histórico de los antiguos textos. Con ello, se han rescatado del olvido los importantes descubrimientos hechos a comienzos del siglo pasado y que dieron origen a la escuela tradicionalista que considera la narración del origen de Roma como una fuente veraz de datos históricos.
Amamantados por una loba. La tradición mítica y literaria sobre el origen de Roma por Ana Mayorgas Rodríguez (UCM)
Los romanos tenían muy claro que su origen estaba en la fundación de la ciudad. No tenemos indicio de ninguna opinión discordante a este respecto. Tampoco dudaban de que debían tal iniciativa a Rómulo y de que este había realmente existido. Sobre lo sucedido antes de la fundación en ocasiones manifestaron duda o escepticismo, pero nunca sobre el hecho de que, un 21 de abril, Rómulo había trazado un surco alrededor del Palatino con un arado del que tiraban un buey y una vaca, y que esta delimitación, de carácter religioso, marcaba el inicio de la ciudad.
Los primeros balbuceos de una lengua universal por Ignasi-Xavier Adiego (UB)
El latín aparece en la historia en el siglo VII a. C. A tenor de la documentación disponible, lo hace de una manera tímida, a través de un puñado de inscripciones, la mayor parte de ellas de carácter privado, sin que nada permita presagiar que aquella lengua acabaría extendiéndose por gran parte de Europa y daría lugar a las lenguas romances que hablan millones de personas en el mundo. Los documentos que podemos datar –siempre aproximadamente– en los dos primeros siglos de existencia escrita del latín rondan la veintena –si dejamos fuera fragmentos minúsculos que constan de unas pocas letras– y suelen ser, con alguna excepción, muy breves.
El problema de la fundación de Roma por Paolo Carafa (Sapienza Università di Roma)
No es necesario insistir en cómo los datos arqueológicos ofrecen una fuente documental independiente y contrastable con la tradición histórica, y lo relevantes que han sido en el debate sobre los orígenes de Roma. Como es bien sabido, en 1963 el historiador Arnaldo Momigliano fue el primero en examinar detenidamente las evidencias materiales relativas a la ciudad primera, captando su extrema complejidad y considerándolos una fuente de información esencial para la reconstrucción de la historia política y urbana más antigua. Sin embargo, sobre la cuestión específica de la relación entre los datos arqueológicos y la tradición, Momigliano suspendió el juicio a la espera de una mejor definición de la datación e interpretación de los descubrimientos realizados en Roma hasta ese momento.
Santuarios suburbanos y comerciantes marítimos en los orígenes de Roma por Joaquín Ruiz de Arbulo (URV)
Al narrar los orígenes de Roma, historiadores y poetas reunieron todo tipo de relatos relativos a una “prehistoria” de la urbe anterior a la fundación de Rómulo en el año 753 a. C. De este modo, un mítico primer asentamiento “prerromano” sobre la colina del Palatino habría sido la ciudad de Palantea fundada por Evandro, un héroe griego fugitivo llegado de la Arcadia y recibido amigablemente por el rey Fauno. Evandro habría enseñado a los locales las artes de la escritura, las notas musicales y los cultos a Deméter, Poseidón y Pan. La tradición latina representada por Livio y Virgilio situó en época de este Evandro, héroe fundacional y civilizador, el paso del semidiós Hércules por la ciudad prerromana, pero con un importante matiz. Caco, el personaje local que Diodoro de Sicilia describía como un noble hospitalario, sería ahora un fornido y atrevido pastor local que aprovecharía el descanso de Hércules para robarle parte de sus vacas. Descubierto el hurto, este le daría muerte.
La Roma de los Tarquinios por Adolfo Domínguez Monedero (UAM)
Las fuentes antiguas conservadas, tanto griegas como romanas, aunque muy posteriores a los hechos, dan cuenta de un hecho fundamental en la historia de la Roma primitiva, que ubican hacia el año 616 a. C. Se trata del ascenso de un nuevo rey que no formaba parte de los círculos que hasta entonces habían ostentado la realeza en Roma y que se vinculaban al mundo latino y sabino: Tarquinio Prisco o Tarquinio el Viejo o el Antiguo.
El fin de la monarquía y el nacimiento de la República por Jorge Martínez-Pinna (UNIZAR)
Los romanos representaban la historia de su lejano pasado monárquico como una línea ascendente, que alcanzaba su cénit con Servio Tulio para caer bruscamente con el reinado de su sucesor y último rey, Tarquinio el Soberbio. La obra política de Servio, con la reforma de las tribus y la organización censitaria, era tenida como el fundamento de la República, de la libertas, y por ello mismo, de manera un tanto paradójica, terminó siendo el mejor de los reyes porque era el primer “republicano”.