El contraataque de Annual

Desperta Ferro Contemporánea

n.º 67
Enero 2025
Contraataque de Annual marruecos Rif
7,50€IVA incluido

La caída de Annual el 22 de julio de 1921 y la desaparición del general Fernández Silvestre provocaron el derrumbe de la comandancia militar de Melilla, mientras en la ciudad cundía el pánico. El alto comisario Berenguer se personó en el lugar de la crisis al día siguiente, y no tardaron en llegar refuerzos, desde Ceuta y desde la Península. Pero mientras los batallones desfilaban por el muelle, la ciudad se iba llenando de refugiados procedentes del campo circundante, familias temerosas de lo que pudiera pasarles, ahora que los rifeños parecían haber asestado una puñalada mortal al protectorado español. La situación tomó un cariz tan grave que, todos a una, los jefes militares decidieron que Melilla era la prioridad; y abandonaron a los defensores de Nador y Zeluán, asediados a apenas unas decenas de kilómetros, que se rindieron el 2 y 3 de agosto. De igual forma a los de Monte Arruit, que serían masacrados el día 9. El país estalló de indignación, tanto las cortes como la población exigieron responsabilidades, dimitieron gobiernos y el general Picasso inició una modélica investigación que corrió paralela a la que sería conocida como la “campaña del desquite”, el contraataque de Annual que se inició con el enorme ejército acumulado en la parte oriental del protectorado. Aviones, carros de combate, artillería y gases iban a ser las nuevas características de aquella Guerra del Rif 2.0, que llevaría de nuevo a las tropas españolas a Monte Arruit, sembrada de cadáveres, y a los blocaos de Tizzi Azza, que tanta sangre iban a costar.

Melilla contra las cuerdas por Santiago Luis Domínguez Llosá

Melilla contra las cuerdas por Santiago Luis Domínguez Llosá

“Dolor, pero a su lado, la esperanza”. Con este titular encabezaba el periódico El Telegrama del Rif su edición del día 23 de julio de 1921, cuando ya hacía veinticuatro horas que se había iniciado el llamado desastre de Annual, y, efectivamente, esos fueron los sentimientos que se vivieron en Melilla en tan aciagos días. Un acontecimiento de tal magnitud tuvo grandes efectos en la ciudad y en sus habitantes, situados hasta el momento en el punto de donde partía todo el esquema pensado por el mando militar para la consecución del objetivo final de enlazar con la zona occidental de Marruecos a través de las cabilas centrales del Rif. Estos hechos tomaron a la ciudad por sorpresa, y produjeron una profunda y penosa impresión entre sus moradores. A la estupefacción inicial sucedió, como era de esperar, una rápida propagación de noticias “de buena fuente” sobre el peligro inmediato que corría Melilla.

El Expediente Picasso por María Gajate Bajo (Universidad de Salamanca)

El Expediente Picasso por María Gajate Bajo (Universidad de Salamanca)

La muerte del general Fernández Silvestre en Annual y la desbandada de su ejército en el verano de 1921 originaron en la Península un escándalo mayúsculo. En una atmósfera dominada por la confusión, el vizconde de Eza –Luis de Marichalar era ministro de Guerra, pese a desconocer casi todo de la milicia– apeló de inmediato al patriotismo periodístico y, pocos días antes de la dimisión en bloque del ejecutivo encabezado por Manuel Allendesalazar, aconsejado por el mismísimo general Dámaso Berenguer, ordenó al general Aguilera, presidente del Consejo Supremo de Guerra y Marina, la apertura de un informe gubernativo. Por este motivo se creó una comisión el 4 de agosto presidida por el general Juan Picasso González, uno de los diez consejeros, que debía esclarecer las causas militares del desastre. Actualmente, la mayoría de los historiadores considera el Expediente Picasso como un documento clave y, en general, veraz, en lo que respecta a la descripción de los hechos que llevaron al desastre de Annual.

¡Desquite! La conquista del Gurugú por Roberto Muñoz Bolaños (UCJC, UNAM, CEIE) contraataque annual

¡Desquite! La conquista del Gurugú por Roberto Muñoz Bolaños (UCJC, UNAM, CEIE)

La caída de Monte Arruit el 9 de agosto supuso también la del gabinete conservador de Manuel Allendesalazar cinco días después, sustituido por su correligionario Antonio Maura al frente de un ejecutivo de concentración nacional. El cambio de Gobierno fue paralelo a un recrudecimiento de la amenaza sobre Melilla, aunque resulta complicado afirmar que la ciudad estuviese realmente en peligro dada la importancia de su guarnición y la desorganización de la harca rifeña. No obstante, los combates se sucedieron en su perímetro, destacando los ataques contra los convoyes diarios encargados del suministro de fuertes y blocaos de la línea exterior. Paralelamente, la ciudad continuó siendo hostigada por la artillería harqueña situada en las crestas del Gurugú –cuyos cañones fueron inutilizados por un ataque aéreo el 4 de septiembre– y en las “Tetas” de Nador. El 15 de agosto, el alto comisario general de división Dámaso Berenguer y Fusté envío su plan para reconquistar el territorio perdido, articulado, como indicó el nuevo presidente del Consejo de Ministros, sobre una idea básica, “asegurar la plaza de Melilla y su campo”.

Responsabilidades parlamentarias y civiles por Eduardo González Calleja (Universidad Carlos III de Madrid)

Responsabilidades parlamentarias y civiles por Eduardo González Calleja (Universidad Carlos III de Madrid)

Las responsabilidades por el derrumbamiento de la Comandancia General de Melilla planearon sobre la vida política española desde el primer momento. El 3 de agosto de 1921, el Consejo de Ministros acordó que su presidente, Manuel Allendesalazar, comunicase al rey la conveniencia de abrir un turno de consultas. Al tiempo, el ministro de la Guerra, vizconde de Eza, y el alto comisario, Dámaso Berenguer, coincidieron en la necesidad de emprender una investigación a fondo de las responsabilidades militares del desastre. Las sesiones parlamentarias se reanudaron el 20 de octubre en un claro clima responsabilista. Maura presentó como objetivo principal la restauración del honor patrio mediante la inmediata recuperación del territorio perdido, pero en la presentación del gabinete comenzaron las críticas a los anteriores ministerios y la exigencia de responsabilidades no solo militares, sino también políticas, ya que la oposición argumentaba que la voluntad ofensiva que mostró el general Fernández Silvestre no había sido desautorizada por el Gobierno.

De Monte Arruit a Beni Said. El segundo ciclo de operaciones por Francisco Escribano Bernal contrataque annual

De Monte Arruit a Beni Said. El segundo ciclo de operaciones por Francisco Escribano Bernal

Con la ocupación de Zeluán terminó el primer ciclo de operaciones propuesto al Gobierno por el alto comisario Dámaso Berenguer. Una vez liberada la presión enemiga sobre Melilla, había de comenzar el segundo, que abarcaría entre la línea alcanzada en 1909 y la de 1913, en torno al río Kert. El primer paso se dio el 24 de octubre, al recuperar Monte Arruit con la participación de tres columnas: la del general Sanjurjo, formada por siete batallones de infantería y dos banderas del Tercio, marchó junto a la vía férrea; la del general Federico Berenguer, integrada por siete batallones, avanzó por la carretera, y la de caballería del general Cabanellas flanqueó por el sur, avanzando hacia las casas de Ben Chel-Lal, para desde allí envolver Monte Arruit. Algunos grupos de enemigos que se encontraban en las proximidades se dispersaron al ver la progresión de semejante despliegue de fuerzas, por lo que se ocupó la posición sin encontrar resistencia.

Armas nuevas contra la población rifeña por Mimoun Aziza (Université Moulay Ismail, Meknes)

Armas nuevas contra la población rifeña por Mimoun Aziza (Université Moulay Ismail, Meknes)

Al consultar determinados escritos marroquíes sobre la Guerra del Rif, se advierte rápidamente que las nuevas armas desplegadas por el Ejército español tuvieron unos efectos psicológicos enormes, no solo entre los combatientes sino también en los civiles. Los ataques aéreos con gases tóxicos aterrorizaron particularmente y han marcado los recuerdos de la población local, que ha transmitido los relatos de los bombardeos de generación en generación, de modo que, a menudo, los descendientes de las víctimas han crecido con esas historias de sufrimiento. La poesía y las canciones de la región han sido un medio de resistencia cultural que ha capturado el dolor, la valentía y la esperanza de sus habitantes. Estas expresiones orales no solo han permitido preservar la memoria colectiva del conflicto, sino que han seguido influyendo en la identidad del Rif hasta la actualidad. El objetivo del presente artículo es aportar luz sobre los efectos psicológicos causados a la población rifeña por estas nuevas armas a partir de fuentes esencialmente marroquíes.

La campaña de 1922 por Jesús Albert Salueña

La campaña de 1922 por Jesús Albert Salueña

Para el alto comisario Dámaso Berenguer, los acuerdos de la Conferencia de Pizarra tuvieron un matiz agridulce. Si bien el Gobierno adoptaba su plan para desembarcar en Alhucemas y se acordaba su ejecución a corto plazo, también se dieron por finalizadas las operaciones iniciadas en agosto de 1921, prohibiéndole tratar de alcanzar dicha bahía avanzando por tierra. Además, se decidió comprar los medios navales necesarios para el desembarco y establecer un estrecho bloqueo de la costa rifeña, para lo que se adquirieron once guardacostas. Una nota dada a la prensa tras la conferencia era tajante respecto al final de las operaciones terrestres: “El Gobierno entendía que se opinase como se opine sobre si aprovecharían o perjudicarían nuevos avances en son de conquista, lo que estimaba de modo claro y rotundo es que no se puede dar tales objetivos al esfuerzo militar que se acometió en agosto”.

El plan de rescate de los prisioneros de Axdir La acción que nunca fue por José Miguel Quesada González

El plan de rescate de los prisioneros de Axdir La acción que nunca fue por José Miguel Quesada González

En noviembre, las noticias de la prensa sobre el protectorado transmitían a los lectores sentimientos solapados de esperanza, horror y desesperación. Por el lado positivo, la toma del monte Gurugú, el 10 de octubre, había supuesto el principio de la reconquista del territorio perdido tres meses antes, aliviando así la presión sobre Melilla. Sin embargo, la difusión posterior de las imágenes de los miles de cadáveres momificados por el sol en Monte Arruit fue un duro golpe para la opinión pública, que comprendió que el teatro rifeño seguiría proporcionando dolorosos episodios durante mucho más tiempo. Mientras, en su aburrido destino de Tarragona, el comandante Cándido Díaz del Río Montero tenía tiempo suficiente como para estar al corriente tanto de las noticias que llegaban de África como de la crisis política y social creada por los prisioneros. Su brillante carrera y el ascenso por méritos de guerra, concedido el 1 de febrero de 1915, no casaban con sus ocupaciones del momento.

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