A las 6.30 horas del 20 de noviembre de 1917, los británicos iniciaron un nuevo bombardeo preparatorio, esta vez en el sector del campo de batalla de Cambrai, una región tranquila conocida como el “sanatorio de Flandes” porque allí iban a recuperarse los combatientes alemanes. El trueno de los obuses no tardó en ser sustituido por un ruido de motores y metal. Instantes después, los soldados del káiser vieron abalanzarse sobre ellos una aterradora oleada de cañones y ametralladoras montados sobre cadenas, que arrasaron las alambradas y llenaron de muerte las trincheras. Si bien muchos de ellos se habían enfrentado antes a los carros de combate británicos, nunca habían visto tantos juntos, y en algunos sectores cundió el pánico. Masnières, Marcoing, Anneux y Fontaine se convirtieron en horas en lugares de memoria, cubiertos de muertos y heridos, castigados por las explosiones, las trincheras volvieron a estallar en mil pedazos. Dos días duró el asalto británico, cuarenta y ocho horas hasta que la batalla se concentró en Bourlon y en su bosque, donde los golpes iban a durar otra semana, hasta que el general Haig, cansado del fracaso, decidió cancelar la operación. Entonces los alemanes contraatacaron, pero ni su experiencia ni las nuevas tácticas fueron suficiente para permitirles superar las trincheras. El 7 de diciembre terminó la batalla y ambos contendientes empezaron a pensar en 1918.
Índice de contenidos: Batalla de Cambrai 1917
- 1917: realidades y posibilidades por Lon Strauss (Marine Corps University)
- Carros de combate, el arma de ruptura por Craig Moore
- Cambrai contra Flandes por Paul Barnes (British Commission for Military History)
- Eingreifentaktik, las tácticas defensivas alemanas por Andy Robertshaw
- El asalto británico por Ismael López Domínguez
- La batalla de Bourlon por Matthias Strohm (University of Buckingham)
- El contragolpe del príncipe Rupprecht por Gary Sheffield (University of Buckingham)
- El arma acorazada, la solución del futuro por Stuart Wheeler (Tank Museum, Bovington)