El asesinato de César, que tras su victoria sobre Pompeyo se había convertido en dictador perpetuo, volvió a abrir la úlcera del Estado romano. Las instituciones de la vieja República no daban respuestas a las necesidades del gobierno y los nuevos grupos sociales querían su parte del pastel, negada por una casta de optimate impermeable a sus exigencias. Ambición seca y descarnada, esa pugna por la dignitas y los honores que había durante siglos espoleado a los nobiles republicanos en su engrandecimiento del Estado. Finalmente, la situación acabaría decantándose por el gobierno unipersonal de Augusto. En este número repasamos dos cruciales y turbulentos años, del 44 a 42 a.C, que supusieron la entrada en escena de un joven Octavio y la derrota de la República. Estos años hicieron incrementar las ansías de paz de una sociedad cansada por el continuo batallar y preparada para aceptar un monarca, un emperador, Augusto.
“Años de hierro” por Alberto Pérez Rubio (Universidad Autónoma de Madrid)
El 15 de marzo de 44 a. C., Cayo Julio César, dictador desde febrero, había sido cosido a puñaladas en la curia del teatro de Pompeyo por un grupo de conjurados encabezado por Bruto y Casio. Pero la inocente idea de este grupo de “libertadores”, que pensaban que con la eliminación del dictador podrían regresar a una prístina República, quedó de inmediato en agua de borrajas. Desbandados los horrorizados senadores, huido para esconderse el cónsul Marco Antonio, las llamadas a la libertad de los conjurados se encontraron con el hosco recelo de la plebe romana y, sin plan de acción alguno, se refugiaron en el Capitolio. Comenzaba un periodo terrible de trece años de hierro. En la imagen, moneda acuñada por los tiranicidas con la representación de los puñales que acabaron con la vida de César y un gorro de liberto (esclavo liberado), símbolo de la “libertas” alcanzada tras la muerte del «tirano». La leyenda alude a la fecha del atentado: eid(us) mar(tiae) o idus de marzo.
“Camino a la gloria. La batalla de Forum Gallorum y el asedio de Mutina” por Lindsay Powell
El camino de Augusto hacia el poder fue largo. Dos batallas cambiaron su suerte para siempre, transformándole de un imberbe adolescente de ambición ardiente en una fuerza con la que había que contar. En este artículo el historiador Lindsay Powell describe los dos cruciales enfrentamientos de Foro de los Galos (Forum Gallorum) y Módena (Mutina), así como su relevancia en el devenir político de Roma y en el crecimiento del protagonismo de Octavio. En la imagen vemos un detalle de la espectacular ilustración de Zvonimir Grbasic en la que se representa la cómica anécdota acontecida a un general senatorial cuando fue confundido con un enemigo y atacado por sus propias tropas.
“Entre hierro y bronce. La transformación de la panoplia romana, 44 a. C.-14 d. C.” por Eduardo Kavanagh (Universidad Autónoma de Madrid)
En torno al año del asesinato de César, el romano era un Estado militarizado, expansivo –“de rapiña” según algunos–. Sus ejércitos, dirigidos por “señores de la guerra”, se alimentaban de la crisis social e institucional y de la ambición de sus líderes. Cuando 58 años más tarde fallece Augusto, Roma es un Estado razonablemente estable, pacífico y próspero. Su ejército, minimizado, profesional, permanente y convenientemente segregado del resto de la sociedad, está ahora consagrado a la defensa de las fronteras, no a la expansión. La gran diferencia entre uno y otro modelo de ejército se transmite a su aspecto y armamento, como se trata de analizar en este artículo. Acompañan al mismo dos soberbias ilustraciones de Pablo Outeiral que representan a un legionario de época de César (aquí visible) y a otro de fines de época augustea.
“Espadones y ejército en Roma, 44-42 a. C.” por Arthur Keaveney (Universidad de Kent)
A finales de la República la política estaba dominada por “espadones”, generales como César, Marco Antonio, Lépido, Octavio… que imponían su voluntad sobre las instituciones del Estado romano, al tiempo que eran rehenes de sus propias tropas, politizadas y conscientes de su poder. El profesor Keaveney trata de explicar, en este breve pero revelador artículo, los factores que llevaron a Roma a este extraño estado de cosas. Acompaña al artículo una ilustración de Sandra Delgado que muestra un veterano trabajando junto con su familia un campo cedido como recompensa por los servicios prestados.
“Las dos batallas de Filipos” por Yann Le Bohec
El afamado y reconocido profesor Le Bohec analiza con detalle el desarrollo de las batallas que supusieron el efectivo descalabro final (casi aniquilación) de la facción “optimate” del Senado. Acompañan al artículo hasta cuatro mapas, dos estratégicos y dos tácticos, dibujados por Carlos de la Rocha.
“Premios, recompensas y castigos militares” por Sabino Perea Yébenes (Universidad de Murcia)
Generalmente alejados de sus hogares, y siempre con la amenaza o la perspectiva de entrar en combate, la vida del soldado estaba llena de temores, pero también de estímulos. El primer objetivo era, obviamente, sobrevivir. Pero, sorteando a la muerte, a muchos soldados especialmente dotados para la guerra les estimulaba un objetivo que estaba incrustado en la mentalidad del guerrero antiguo: comportarse sin miedo, valientemente, encararse a la muerte durante el combate y salir victoriosos, es decir, “actuar heroicamente”. En este artículo el profesor Perea, reconocido especialista en el ejército de Roma y director de la serie “Aquila legionis”, desglosa tanto los castigos en que podía incurrir un legionario romano como las condecoraciones a las que podía aspirar. Acompaña al artículo una detallada ilustración de Ángel García Pinto que representa la entrega a un soldado de un juego de fáleras, un género de condecoración militar, por parte de Marco Antonio.
“La importancia de llamarse Imperator Caesar Divi Filius Augustus” por Pedro López Barja de Quiroga (Universidad de Santiago de Compostela)
Son sintomáticas las palabras del cónsul y general Marco Antonio quien, refiriéndose a C. Octavio, espetó “Y tú, chaval, que se lo debes todo a un nombre…” (Cicerón, Filípicas XIII.11.24). En este artículo el profesor Barja de Quiroga describe el juego propagandístico desplegado por Augusto, en el que cobran importancia su ascendencia y los nombres y títulos que Octavio acumuló en vida, cuyo significado individual y colectivo, así como su relevancia política son analizados por el autor. Acompaña al artículo un esquema que muestra la genealogía de Augusto, remontándose a los orígenes míticos y divinos.
Y además, introduciendo el n.º 26: “La invención del mundo vikingo” por Tomás Aguilera Durán (Universidad Autónoma de Madrid)
Piratas sanguinarios, aventureros, poetas, héroes… son visiones de la era vikinga muy arraigadas en el imaginario colectivo. En buena medida, estos estereotipos pueden considerarse una tradición “inventada”, muy reciente en realidad, e inseparablemente ligada al nacionalismo romántico. En este artículo el autor describe cómo las circunstancias históricas y sobre todo culturales de los siglos XIX y XX han determinado la creación de una imagen del vikingo que debemos distinguir de la realidad.