
Portalón de la Cueva Kaite con vistas hacia el valle de Sotoscueva. Fotografía por Miguel Ángel Martín Merino
La extinción de los neandertales forma parte de la denominada “Extinción del Cuaternario Tardío”, un proceso que llevó a la desaparición de grandes mamíferos como resultado de cambios climáticos, ambientales, y de la llegada de poblaciones de H. sapiens a nuevos territorios.
Contextualizar la desaparición de los neandertales en un marco aún más amplio de pérdida de biodiversidad, brinda la oportunidad de analizar cómo este proceso de extinciones, que continúa en la actualidad, modificó la estructura y el funcionamiento de los ecosistemas a los que nuestra especie tuvo que adaptarse.
La región cantábrica es la primera zona de Iberia en la que los neandertales desaparecieron y, tras un breve período de vacío demográfico, aparecen los primeros grupos de H. sapiens con cultura Auriñaciense. Por el contrario, en el área mediterránea, los neandertales perviven en torno a cinco milenios más. Por lo tanto, a escala peninsular se produce un período de coexistencia entre ambas especies humanas. Los motivos del desplazo de los neandertales hacia latitudes meridionales, así como de una posible segregación entre ellos y nuestra especie, son dos cuestiones aún abiertas que han generado un largo debate. Para abordar estas preguntas es necesario ir a la principal fuente de datos en prehistoria: los yacimientos arqueológicos.
Cueva Kaite es un yacimiento arqueológico singular que puede aportar nuevas claves para conocer este período. El yacimiento se sitúa en la Merindad de Sotoscueva (Burgos) y forma parte del Complejo Kárstico de Ojo Guareña, uno de los más importantes de Europa, además de ser considerado Patrimonio Cultural y Natural de España.
Desde un punto de vista biogeográfico, el yacimiento se encuentra en un ecotono: en la transición entre la zona biogeográfica eurosiberiana de la región cantábrica y la supramediterránea de la Meseta norte. Esto es de especial interés ya que, a lo largo de la prehistoria hubo dinámicas ambientales y socio-culturales diferentes entre estas regiones. Además, el área de Ojo Guareña siempre ha servido como una vía natural de comunicaciones entre la región cantábrica, la cuenca del Ebro y la del Duero. Por lo tanto, la localización privilegiada de Cueva Kaite en una zona de transición, hace que el yacimiento pueda aportar importantes claves sobre las dinámicas sociales, culturales, demográficas y ecológicas de dicho período.
Además, Cueva Kaite fue uno de los primeros sumideros del sistema kárstico de Ojo Guareña, lo que ha contribuido a otros dos factores importantes: por un lado, el portalón del yacimiento se sitúa a 142 m sobre el río Guareña, lo que le confiere un dominio visual destacable sobre el valle de Sotoscueva; por otro, su proximidad a la superficie ha favorecido la formación de estalactitas y estalagmitas, registros paleoclimáticos de primer orden.
Desde el 2023, Marco Vidal-Cordasco, investigador del grupo EvoAdapta de la Universidad de Cantabria, y Ana Isabel Ortega, investigadora del Centro Nacional de Investigaciones sobre la Evolución Humana (CENIEH), codirigen las excavaciones en el portalón de este yacimiento. Las campañas de excavación han aportado un registro arqueológico destacable, con un gran número de restos faunísticos, así como industria lítica y ósea. El utillaje lítico se caracteriza por el predominio en la explotación del sílex, la abundancia de lascas de reducidas dimensiones, la presencia de raederas y denticulados, varias evidencias de reciclado, y la existencia de elementos generados con métodos discoide, kombewa, laminar y levallois.
Estas características sugerían que se podía tratar de una ocupación del final del Paleolítico medio, lo que se confirmó con una datación por radiocarbono. Sin embargo, la naturaleza fragmentaria del registro arqueológico plantea una serie de desafíos para la comprensión de los procesos naturales e históricos que lo conformaron.
El primer desafío es que las ocupaciones paleolíticas son, por lo general, palimpsestos: una mezcla de materiales producida a lo largo de varios momentos de ocupación. En los yacimientos del Paleolítico medio, ubicados en cavidades, los restos arqueológicos generalmente reflejan una alternancia entre momentos de ocupación humana y fases de abandono y ocupación por carnívoros. Por lo tanto, para conocer durante cuánto tiempo los neandertales estuvieron utilizando este lugar, y si sus estrategias de subsistencia cambiaron a lo largo de este tiempo, es necesario conocer los procesos de formación del yacimiento y conseguir una secuencia de buenas dataciones.
Otra de las dificultades habituales al estudiar yacimientos del Paleolítico, es la identificación de los restos faunísticos. En su mayoría, estos restos muestran un alto grado de fragmentación, lo que reduce considerablemente el porcentaje de aquellos en los que se puede identificar la especie. Esto supone un impedimento no solo para reconstruir las estrategias de selección de presas, sino también para conocer cómo los cambios climáticos afectaron a la composición biótica de los ecosistemas.

Recogida de muestras de sedimento para análisis posteriores de laboratorio. Fotografía por Lucía Agudo Pérez.
Para abordar estos desafíos, la Fundación Palarq ha financiado el proyecto “Estrategias de subsistencia de las últimas poblaciones neandertales en Cueva Kaite- Burgos” para realizar dos tipos de analíticas: 1) dataciones por Carbono 14, y 2) análisis de paleoproteómica mediante Zooarqueología por Espectrometría de Masas.
La espectrometría de masas ha sido ampliamente utilizada en la industria alimentaria para el control de calidad y la autenticación de productos de origen animal. Basándose en los mismos principios, la Zooarqueología por Espectrometría de Masas emplea péptidos diagnósticos de la proteína del colágeno como huella dactilar de la especie, lo que permite identificar la especie animal a partir de restos cuyo estado de fragmentación hacen que, solo por su forma o tamaño, sean indeterminables.
Gracias a estos análisis, actualmente en curso, y a las campañas de excavación financiadas por la Diputación de Burgos y el proyecto Gr.10787, Shifting the human role in ecosystems: impact biodiversity erosion on the Late Pleistocene and Early Holocene human populations in northern Iberia, de la Wenner-Gren Foundation, este yacimiento se constituye como un nuevo testigo de la última etapa neandertal en la Península Ibérica.
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