En Arqueología e Historia n.º 3: El tesoro de La Mercedes podrás encontrar: «Caudales, frutos y otros efectos. El cargamento de la fragata» por Carmen Marcos Alonso.

DFAQ3-4

El 28 de marzo de 1804, Vicente Antonio de Murrieta, a la sazón maestre de plata de la fragata Nuestra Señora de las Mercedes, fondeada en El Callao de Lima, ha terminado de firmar el último de los 176 recibos del registro de carga del buque que, en apenas unos días, partirá con destino a Cádiz. Como responsable del cargamento, a lo largo de todo este mes ha ido recibiendo y anotando con detalle las sucesivas entregas de los caudales y productos recibidos para su embarque. Ahora, los fardos, petacas y baúles de contenido diverso, convenientemente rotulados con las marcas que los identifican, se encuentran ya distribuidos en las bodegas del barco al igual que el resto de efectos y mercancías. Los caudales, el llamado “tesoro”, sin duda la parte más valiosa de la carga, constituye una enorme cantidad de dinero en metálico, más de 25 toneladas, la inmensa mayoría en monedas de plata. Para facilitar su carga y control, las monedas se han ido contando y empaquetando en sacas o talegas, con unas mil piezas cada una, que se han guardado, de tres en tres, en cajones de madera quedando embarcadas en las arras, bajo la cubierta, en la zona central del barco. Incluye una ilustración realizada por Zvonimir Grbasic con la reconstrucción de la estiba de los caudales hacia las fragatas Mercedes, Clara y Asunción en el puerto de El Callao.

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